La primera fase de una startup (que podríamos llamar Startup-Lean)
consiste en un equipo de cofundadores que trata de encontrar, para una idea de
negocio inicial, un Modelo de Negocio viable y si es posible escalable.
La valoración de una Startup-Lean suele ser inicialmente muy
baja y se basa en la intuición de lo que puede ser su futuro en función de la
idea y sobre todo del equipo. Los inversores de capital riesgo no suelen
invertir en ellas ya que la incertidumbre es muy grande y muchas mueren antes
de llegar a nacer como empresas. En estos casos suelen ser los propios
emprendedores y los FFF (Family, Friends and Fools) los que aportan los recursos
necesarios.
La segunda fase de una startup (que podríamos llamar Startup-Business),
empieza cuando el proyecto emprendedor tiene los primeros clientes, se
constituye como empresa y tiene algunas métricas de su comportamiento en el
mercado.
La valoración de una Startup-Business puede estar basada en metodologías clásicas como el Descuento de Flujo de Caja
o el Método del Venture Capital. Sin embargo, como al principio de esta fase
las métricas no están consolidadas, los inversores de capital riesgo basan su decisión
en su experiencia y en la intuición sobre las expectativas del proyecto
emprendedor y en el equipo que lo conduce. El criterio más importante para una
valoración es la tracción del proyecto que puede estar basada, por ejemplo, en
el crecimiento de los ingresos.
En esta fase no suele haber inicialmente beneficios, pero si estos
fuesen importantes y el crecimiento no lo fuera, esta Startup-Business podría
ser muy rentable pero no invertible para el capital riesgo. El capital riesgo
(Business Angels y Fondos de Inversión) enfocan su negocio en invertir, en
diferentes rondas, cuando el crecimiento de la startup es alto pero su
valoración todavía pequeña. Su objetivo es vender su participación (exit) al cabo de
un cierto tiempo (5-7 años) con la mayor plusvalía posible.
En una tercera fase, cuando la empresa ya no se considera una startup,
los beneficios se consolidan y el crecimiento se lentifica, los inversores que
aparecen son más tradicionales y su interés se centra en los beneficios
procedentes de los dividendos o también pueden ser grandes compañías que desean
complementar su portfolio de productos con los que ofrece la empresa.
La valoración de la empresa en estos casos suele ser un múltiplo
de los beneficios anuales, por ejemplo, 3 o 4 veces el Ebitda de la empresa. Es
en este momento cuando, generalmente, venden sus participaciones los inversores
de capital riesgo para obtener sus plusvalías y empezar de nuevo el ciclo de
inversión en otras Startup-Business. No se trata de invertir en empresas
muy valoradas y con importantes beneficios, el capital riesgo invierte en
startups con una baja valoración, pero con altos crecimientos y grandes
expectativas.