jueves, 31 de diciembre de 2020

El miedo social al fracaso

 

La decisión de lanzarse a una aventura significa superar un doble reto: por un lado, el personal, que implica prepararse para disminuir la incertidumbre, y por otro lado, vencer el miedo social al fracaso inducido por el entorno. Para este segundo reto, el problema no eres tú sino la cultura social que te rodea. Una cultura que pretende que seas estándar, una pieza más del engranaje.

El problema es, por un lado, el entorno que componen la familia, la escuela, los amigos o los jefes y por otro lado, la influencia de los medios de comunicación. Todos ellos nos dicen permanentemente lo que hemos de hacer y lo que no. Si intentas algo que no encaja en las reglas y no lo consigues, te dirán que ya te avisaron. Si tampoco lo logras en nuevo intento te colgarán la etiqueta de “fracasado” y de ahí el miedo social al fracaso.

Impulsar un proyecto emprendedor es una aventura que vulnera las reglas socialmente establecidas, aunque afortunadamente empiecen a cambiar. Los integrantes de ese entorno no aceptan a quienes se proyectan en una aventura que ellos no son capaces de intentar.

Ejercer la libertad personal significa tener la valentía de atreverse a romper las normas impuestas. Ser libre significa decidir y evitar que la sociedad nos obligue a ubicarnos en nuestras debilidades y nos impida realizar nuestros sueños. Si quieres dejar de tener miedo a que te cuelguen la etiqueta de fracasado, aléjate de esa cultura de la crítica con todo aquello que no está normalizado. Necesitamos rodearnos de ambientes con una visión abierta positiva y evitar aquellos que hacen juicios negativos de forma permanente.

Una vez superado el segundo reto hay que volver al primero, aquel que depende de nosotros. Me gusta comparar la aventura de impulsar un proyecto emprendedor con el ascenso a una montaña, donde la recompensa personal más importante no es el dinero ni la fama, sino el premio emocional de alcanzar la cima. Para aumentar las probabilidades de éxito, hace falta cierta preparación física y mental, analizar la ruta, elegir el momento más adecuado, tener un buen equipo humano que te acompañe y disponer de los recursos necesarios. Con todo ello podremos estar capacitados para resolver, sobre la marcha, los problemas que surjan en la subida.

Tanto en alpinismo como en emprendimiento, un elemento clave para conseguir tener éxito es disponer de un buen equipo y de los recursos necesarios: cofundadores, financiación, asesoramiento, soporte técnico, etc., Disponer de todo ello cuando se empieza es difícil y por eso para ayudar a preparar el lanzamiento de una aventura emprendedora y explorar rápidamente las posibilidades de éxito ha nacido Ekiter. Ekiter es una plataforma que funciona como un laboratorio donde experimentar nuevas ideas de negocio.

El espíritu emprendedor conduce a una elección de estilo de vida diferente de la rutina del trabajo de 9:00 a 18:00. Es un régimen de independencia y de aventura que te hace libre y que a pesar de los muchos errores que puedas cometer en el camino te lleva a conseguir la cima de crear un proyecto propio y ahuyentar de ti el miedo social al fracaso.




martes, 15 de diciembre de 2020

Impulsar un proyecto emprendedor es como hacer una paella sin receta

 

Cuando empezamos un proyecto emprendedor nos equivocamos permanentemente. Nos equivocamos en casi todo: al escoger los cofundadores, al prever quienes serán nuestros clientes, al contratar a los empleados, al conectar con los posibles inversores, al calcular los recursos necesarios, etc. Eso pasa porque nosotros no somos expertos y todo lo que rodea al proyecto emprendedor es desconocido.  Como decía el premio Nobel de Física Niels Bohr, “Un experto es una persona que ha cometido todos los errores que se pueden cometer en un determinado campo”.

Si queremos hacer una paella, necesitamos una buena receta y los ingredientes adecuados, si no nos sale bien no es un error, es un fracaso, porque no hemos seguido el proceso correctamente. Lo realmente sorprendente sería acertar cuando estamos construyendo algo desconocido sin receta, planos o libro de instrucciones.

Al impulsar un proyecto emprendedor se está inventando algo nuevo, del que no se conoce bien el sector, ni cómo funciona el mercado, ni si los colaboradores son los más adecuados, ni si trabajamos bien como equipo porque normalmente nunca lo hemos hecho antes, ni si acertamos con el perfil de los clientes, unos clientes que nunca han oído hablar de nosotros, etc.

Vamos a cometer una gran cantidad de errores constantemente, no hay otra forma de aprender de esos fallos. En emprendimiento, cometer errores es probar y aprender, no fracasar. En un entorno desconocido como es impulsar un proyecto emprendedor, equivocarse es la única forma de encontrar el camino adecuado.

Cuando los emprendedores de hace más de una década iniciaban un proyecto, el primer paso era estudiar el proyecto y escribir un “tratado teórico” y cerrado conocido como Business Plan. En sus 40 o 50 páginas, se plasmaba hasta el último detalle del futuro del proyecto y donde todo estaba previsto para los próximos tres o cuatro años, desconociendo aquella otra frase de Niels Bohr: “Hacer predicciones es muy difícil, especialmente cuando se trata del futuro”.

El problema es que la realidad nunca es como la pensamos y las previsiones llevaban muy frecuentemente al fracaso, un fracaso importante porque esa guía de algo desconocido llevaba a hacer “paellas” para muchos comensales que podían ser incomestibles. Para no fracasar de forma grave en algo desconocido se han de hacer experimentos de laboratorio para cometer errores de forma rápida y de bajo coste y aprender de ellos. Como señala el dicho popular, “Los experimentos mejor hacerlos gaseosa”.

Por eso se ha lanzado Ekiter (ekiter.com) como un laboratorio para probar proyectos emprendedores donde todos los actores pueden colaborar. Si después de un proceso iterativo de cometer errores y corregirlos, el proyecto finalmente fracasa, se habrán minimizado las pérdidas de tiempo y dinero y sobre todo sus consecuencias. Impulsar un proyecto emprendedor es como hacer una paella sin receta.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Hoy en día es más fácil impulsar un proyecto emprendedor

Foto de Ekaterina Bolovtsova en Pexels

Hasta hace un par de décadas emprender en nuestra sociedad era lanzarse a un mar de dificultades burocráticas, económicas y, sobre todo, culturales. Alguien que quería impulsar una idea de negocio tenía que hacerlo “contra” las administraciones públicas, generalmente con sus ahorros y su esfuerzo personal como únicos recursos y en un entorno social penalizador del fracaso y hostil al riesgo.

¿Por qué actualmente (más allá del lapso de la pandemia) es más fácil emprender?

Aparte de que la sensibilidad social ha cambiado y el emprendimiento empieza a “estar de moda”, analizar la viabilidad de una idea de negocio es mucho más sencillo ya que Internet permite dar acceso a un enorme conjunto de oportunidades en todo el mundo que son una fuente de inspiración para adaptarlas a nuestro entorno.

Una vez hecho un primer estudio de la idea de negocio, impulsarla hoy día es mucho más cómodo y barato que hace años. Una página web donde los clientes potenciales pueden interactuar con un prototipo o el lanzamiento de campañas en las redes sociales, permite acceder a los potenciales clientes con poco dinero y esfuerzo.

Aunque a emprender se aprende emprendiendo, unos fundamentos básicos son necesarios y estos se pueden adquirir siguiendo cursos on-line gratuitos en plataformas como Coursera o edX, entre muchas otras. También se puede tener acceso a servidores de forma temporalmente gratuita como, por ejemplo, en AWS entre otros, disponer de una enorme cantidad de herramientas también gratuitas como, por ejemplo, las de Google o poder teletrabajar en equipo con alguna de las plataformas de videoconferencia como, por ejemplo, Zoom.

Por último, conseguir dinero sin tener que crear la empresa, cofundadores para formar el equipo, mentores expertos como acompañantes de la aventura, colaboradores que ayuden en desarrollos como software, Apps, diseños, etc. Se pueden conseguir dando de alta el proyecto de forma gratuita en Ekiter (ekiter.com).

Si después de empezar con el proyecto emprendedor, este tiene éxito, es mucho más probable que lo era hace unas décadas, encontrar inversores que nos financien el proceso de crecimiento. Definitivamente, hoy en día es más fácil impulsar un proyecto emprendedor.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Haber generado una idea de éxito


Hay muchas personas que de forma permanente generan ideas de negocio. La pregunta que surge, si eres emprendedor, es qué hacer con ellas: ¿Lanzarlas todas en paralelo y luego escoger la que mejor funcione? ¿Crear un paraguas que las incluya a todas? …

Impulsar una idea de negocio es una tarea que requiere una gran dedicación, es necesario centrarse en ella y analizar todos los elementos claves que la definen, por ejemplo, quienes serán los clientes, que valor se les va a proporcionar, como se va a llegar a ellos, quien será mi competencia, etc. Si todo esto ya requiere una plena dedicación para una sola idea, ¿qué pasaría si abordásemos todas las tareas que requieren varias ideas en paralelo?, el fracaso estaría asegurado.

Lo mejor es buscar información sobre cada una de ellas y hacer una primera valoración reflejando sus puntos clave en una página, finalmente seleccionar un par de ellas como finalistas, profundizar más sobre las posibilidades de estas últimas y decidirse por la que nos presenta más opciones de éxito y se adapta mejor a nosotros, y dejar la otra en reserva por si la primera fracasa.

¿Qué hacer con el resto de las ideas, tanto si quieres emprender cómo si no quieres hacerlo?

Hay personas que tienen ganas de emprender, pero no tienen ideas o son poco atractivas como para aplicar en ellas todas sus energías, ¿por qué no pueden ser él o ellos tus cofundadores? Tu proporcionas la idea y él o ellos la impulsan.

Enseguida aparece una duda: ¿Cómo me protejo de que una vez explicada la idea no me dejen al margen? En Ekiter (ekiter.com) hay definido el proceso con garantías para todos los participantes y si el proyecto tiene éxito tu tendrás una participación en la empresa resultante y el orgullo de haber generado una idea de éxito.

sábado, 31 de octubre de 2020

Desarrollar el proyecto en equipo

Foto de cottonbro en Pexels

La primera duda que tiene un emprendedor cuando ya ha hecho una primera valoración de su idea de negocio, es si la desarrolla en solitario o con un equipo. La pregunta es muy importante, ya que, aunque el primer impulso lo ha de dar él, si decide formar un equipo ha de saber que debe ser el líder de un grupo de personas con aptitudes y actitudes diferentes a las suyas que serán cofundadores de su startup.

La diversidad de los componentes de un equipo emprendedor es enriquecedora, sin embargo, hay que ser muy cuidadoso con la elección de estos. Hay que escoger personas fiables y no conflictivas, con una formación complementaria a la propia, evitar, si es posible, que sean familiares, amigos o la pareja y que no sean demasiados, más de cuatro al principio son multitud, dos o tres son un buen número para empezar. Por mencionar ejemplos conocidos: Apple dos, Microsoft dos, Google dos, HP dos, incluso Elon Musk empieza cada aventura con un cofundador.

Pero ¿por qué con cofundadores?, pues porque es necesario contrastar las ideas propias con otros, porque es necesario llorar con otros cuando las cosas van mal y reír cuando van bien, porque es bueno para la salud mental poder, eso sí, internamente, echar la culpa a alguien de aquello que no va bien, porque necesitas que otros también trabajen en el proyecto con un salario mucho más bajo del que tendrían en una empresa dado que el proyecto no puede pagarlo y finalmente porque si necesitas financiación y los inversores te ven venir solo, incluso su secretaria sabrá que saldrás con las manos vacías porque no has sido capaz de vender tu idea a nadie.

En Ekiter (ekiter.com) se puede contactar con otras personas cuyos perfiles pueden ser los que buscas como cofundadores para desarrollar tu proyecto en equipo.


jueves, 15 de octubre de 2020

Tengo una idea de negocio, ¿qué hago ahora?

Casi todo el mundo tiene ideas de negocio, es algo frecuente. En los cursos de emprendimiento que imparto, propongo a los estudiantes que escriban con la longitud de un tweet tres ideas de negocio, la mayoría lo hace sin problemas. Lo curioso es que en muchos casos hay ideas similares y en algunos casos muy parecidas. Si en una clase con una treintena de alumnos ya hay varias propuestas con ideas análogas, ¿Cuántas personas no tienen las mismas ideas en el resto de la sociedad?

Las ideas son importantes para tener un negocio de éxito, pero es mucho más importante y complejo una buena ejecución de las mismas. En realidad, el éxito consiste en tener una buena idea, bien ejecutada por un buen equipo. En eso se fijan los inversores profesionales cuando les llegan propuestas de financiación de proyectos emprendedores. Un buen proyecto no es una suma sino el producto de la calidad de la idea y la excelencia del equipo, una mala idea con un equipo excelente o una idea magnífica con un mal equipo no lleva al éxito en ninguno de los dos casos.

Sin embargo, la pregunta que se hacen los emprendedores es: ¿Cómo demuestro a los inversores que mi idea va a tener éxito? La única manera es ejecutándola y poder mostrar a los inversores que el equipo es capaz de hacerlo bien. Para ello se ha de impulsar la idea y trabajarla hasta convertirla en un proyecto que tenga los primeros resultados y preferentemente algún cliente.  

Para llegar hasta ese punto es necesario hacer madurar la idea y para eso se necesita crear un equipo, disponer de algunos recursos económicos y la colaboración de personas que nos puedan ayudar con su experiencia como mentores o con sus conocimientos específicos como colaboradores (diseñadores, desarrolladores de hard y soft, expertos en marketing) y todo ello generalmente sin recursos

Un espacio donde podemos madurar nuestra idea es Ekiter, el ecosistema emprendedor digital donde se pueden encontrar los recursos necesarios y las personas que nos pueden ayudar a recorrer el camino y donde al final del recorrido nos pueden encontrar los inversores que se necesitan para dar el salto a la creación de la emprensa. Ekiter es la solución a la pregunta: Tengo una idea, ¿qué hago ahora?

 

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Bill Aulet en el MIT

 

La semana pasada, La Vanguardia publicaba una entrevista con Bill Aulet, director del Martin Trust Center del MIT Entrepreneurship y responsable del espíritu empresarial en las 5 escuelas del MIT.

Los dos hubs clásicos de emprendimiento en Estados Unidos están localizados, uno en la Costa Este, en la ruta 128 de Massachusetts, alrededor de Boston y el otro, el más conocido, en la Costa Oeste, en Silicon Valley, cerca de San Francisco. Entre los dos hubs hay varios paralelismos: en cada uno de ellos hay dos universidades entre las mejores de los rankings internacionales, el MIT y Harvard en el Este y Stanford y Berkeley en el Oeste. En los dos ha habido líderes que han potenciado el emprendimiento como Steve Blank en el Oeste o Bill Aulet en el Este. Ninguno de ellos ha sido un académico relevante (de hecho, Steve Blank solamente asistió un cuatrimestre a la universidad), pero si emprendedores de éxito y ambos han creado escuela en ambas costas. Sus libros “The four steps to the epiphany” de Steve Blank y  “Disciplined Entrepreneurship” de Bill Aulet son dos referentes en emprendimiento.

Bill Aulet vino a Barcelona en junio de 2015 como conferenciante invitado en el segundo congreso de emprendimiento de Catalunya Emprèn. En la conferencia comentaba la necesidad de fomentar el espíritu del pirata, el ir contracorriente, el pensar diferente pero estar preparado como un marino para dar respuesta a los retos que se encontrarán en el camino. Bill Aulet comenta que en el MIT no solamente hay mentes brillantes, sino inconformistas, cuyos estudiantes tienen como primera opción crear su propia empresa, al contrario que en nuestras universidades que la primera opción es ser funcionario. Esa mentalidad es la que ha potenciado que las 25.000 empresas que han sido creadas por personas que han salido del MIT generan un PIB tal que si fuese un país sería la doceava economía mundial y un nivel de vida de los más altos de los Estados Unidos.

Como dijo en su conferencia, piensa que su apellido tiene un origen catalán donde es relativamente frecuente y hasta hay un pueblo (hoy abandonado) con ese mismo nombre. Lástima que no tengamos muchos “Aulet” de este tipo entre nosotros para impulsar el emprendimiento entre nuestros estudiantes universitarios como hace Bill Aulet en el MIT.

martes, 15 de septiembre de 2020

La solución no es deshacer el nudo sino cortarlo



Si descartamos como inversiones las operaciones de especulación, tenemos fundamentalmente dos tipos de inversores: los que invierten en proyectos y empresas consolidadas y los que lo hacen en proyectos emprendedores.

El primer tipo de inversores analiza de forma racional la oportunidad de inversión y para ello estudia la historia del proyecto, mira fundamentalmente al pasado como fuente de información para minimizar el riesgo. El segundo tipo se basa fundamentalmente en la intuición sobre la idea que sustenta el proyecto y la capacidad del equipo que lo lidera. Esta es una inversión que se basa en expectativas de futuro porque los proyectos en esta fase no tienen pasado. Este tipo de inversión se conoce como inversión de capital riesgo. Los inversores en esta fase (Business Angels o fondos de Venture Capital) para minimizar el riesgo, en la medida de lo posible, invierten cuando el proyecto se ha constituido como empresa y ya tiene los primeros clientes.

Sin embargo, cuando el proyecto está todavía en sus inicios ya sea en la fase de idea o de modelo de negocio, ni tan siquiera los inversores de capital riesgo suelen entrar porque para ellos la incertidumbre es excesivamente grande y el riesgo demasiado alto.

La pregunta entonces es: ¿Quién invierte en el periodo que va desde la idea hasta la constitución de la empresa? La respuesta es que en la mayoría de los casos son los propios emprendedores quienes a partir de sus ahorros y dedicación, impulsan el proyecto emprendedor en un proceso que se conoce como Bootstrapping.

El siguiente perfil de los inversores, que se puede solapar con el anterior, son los conocidos FFF, es decir, el que forman los familiares, los amigos y los que se entusiasman por el proyecto. Gestionar este proceso de inversión no es fácil ya que la empresa todavía no está creada y no hay un registro documental de la participación que tiene cada inversor, como ocurre cuando la empresa está legalmente constituida. Adicionalmente este proceso no contempla las aportaciones de “inversores” en esfuerzo y dedicación.  

En Ekiter pensamos que este nudo gordiano que dificulta el impulso de proyectos emprendedores en fase inicial donde los patrocinadores aporten dinero y los colaboradores (mentores, diseñadores, desarrolladores, …) esfuerzo, es una barrera que limita el crecimiento personal y social y tal como hizo Alejandro Magno, la solución no es deshacer el nudo sino cortarlo.


lunes, 31 de agosto de 2020

Cómo impulsar una idea de negocio

 


Las ideas de negocio aparecen generalmente de forma espontánea ante un problema que tenemos nosotros o que tienen otros y que creemos poder resolver. Estas ideas pueden nacer en el trabajo, al practicar un hobby o deporte, al hacer un viaje y ver una posible solución adaptable a nuestro entorno, o simplemente paseando.

Hay mucha gente que tiene la misma idea de negocio o muy similar en diferentes lugares y al mismo tiempo. Sin embargo, una buena idea es un buen principio, pero no sirve para nada si no se impulsa y eso es lo que pasa normalmente. La idea se queda en un “cajón” a la espera de ser recuperada algún día por aquel que la guardó.

Muchas personas no impulsan una idea de negocio por miedo al fracaso, otros no pueden porque tienen que trabajar a tiempo completo y una familia que mantener y otros simplemente no saben cómo empezar.

Si además de tener la idea se quiere impulsar, entonces hay que reflexionar sobre ella y realizar una serie de acciones tales como:

    ·    Hacer una búsqueda en internet de si existe un negocio similar a la idea que tenemos. Al revés de lo que se pueda pensar, si ya existen empresas que viven de haber solucionado ese problema, eso no implica que sea una mala noticia, al contrario, si nadie estuviese resolviendo ese problema es que probablemente no es negocio. En cualquier caso, hay que analizar cuál es nuestra propuesta de valor y nuestra ventaja competitiva con lo que hay en el mercado.

    ·    Hablar de la idea con todas las personas que podamos de nuestro entorno, preguntar su opinión y escuchar sus comentarios y sugerencias. No hay que tener miedo a que nos copien, la idea es solamente el origen del proyecto emprendedor, la voluntad de impulsarla y el proceso de su ejecución es lo más importante.

     ·      Darla a conocer en algún foro emprendedor y buscar cofundadores para unirse al proyecto de forma que puedan complementar las capacidades del emprendedor que ya ha empezado a impulsarla.

    ·     Cuando ya tengamos el equipo de fundadores (pocos, no al mismo tiempo y no familiares o amigos) podemos decir que ya somos una startup (lean).

   ·    Pedir financiación y colaboraciones para crear un prototipo y diseñar y validar el modelo de negocio.

En EKITER (www.ekiter.com) los emprendedores pueden encontrar patrocinadores, cofundadores y colaboradores que les ayuden a como impulsar una idea de negocio.

sábado, 15 de agosto de 2020

EKITER, un laboratorio de proyectos emprendedores

La Oficina Estadística de la Unión Europea, Eurostat, publica periódicamente informes sobre la innovación en los países y las regiones de la Unión y también informes sobre su competitividad.

Respecto a la innovación, España se encuentra en un frustrante tercer nivel de los cuatro en que la Unión cataloga a los países (Portugal, nuestro vecino, “el pobre”, está en el segundo nivel como Francia o Alemania) y en cuanto a las regiones, ninguna ya se encuentra en el segundo nivel, en la versión anterior solamente Euskadi lo estaba, ahora ni eso.

En el último informe de Eurostat sobre competitividad regional el panorama, como era de esperar por la estrecha relación de la competitividad y la innovación, la situación y la evolución de España queda retratada como una sociedad atrasada donde solamente las comunidades de Euskadi y Madrid se encuentran ligeramente por encima de la media europea. Un proceso que ha llevado a regiones como Cataluña, que en su día fue un referente competitivo, a perder posiciones de forma constante y a presentar a Extremadura como una región muy atrasada.

Una consecuencia reciente de esta situación ha sido la petición de limosna por el Covid-19 que hemos tenido que hacer a esa Europa del Norte que quizás lo mejor que podría hacer es controlar como gastamos su dinero y gestionamos nuestros comportamientos ya que nosotros no sabemos hacerlo.

¡¡Hay que innovar!! claman permanentemente los apóstoles de la innovación en este país de sordos donde su voz cae en terreno estéril. La innovación ha de llegar de la mano de unas empresas que no la practican y por eso nuestro proceso es la decadencia. Pero, si nuestras empresas no innovan, ¿cómo podemos resolver el problema de nuestra falta de competitividad?

Yo también he sido un apóstol de la innovación, sin embargo, hace tiempo que llegué a la conclusión de que el problema no tiene una solución. Es como el Barça y su desastre ayer en Lisboa ante el Bayer por 8-2. El club necesita una renovación radical, desde la plantilla hasta la directiva. Eso mismo es lo que pasa con nuestro país.

¡Hay que innovar radicalmente en el proceso de innovación! El problema es cultural y no se resolverá si no realiza una renovación radical. Si, como yo entiendo, los únicos que innovan radicalmente son los emprendedores. Necesitamos urgentemente empezar a potenciar la natalidad de forma masiva de nuevas startups.

Las startups pueden nacer por generación espontánea como las setas o cultivarlas como el champiñón. Es necesario que los jóvenes tengan como primera opción la creación de sus startups. Por eso es necesario fomentarlo desde los centros educativos como las universidades.

Sin embargo, esto se tiene que hacer creando estructuras independientes de la “plantilla” o de la “directiva” introduciendo caballos de Troya en las estructuras funcionariales que son todo lo contrario de la innovación necesaria.

Un instrumento para llevarlo a cabo sería disponer de un laboratorio para probar proyectos emprendedores y que muchos de ellos se conviertan en realidad. Un elemento de esa necesaria solución es EKITER, un laboratorio de proyectos emprendedores.


viernes, 31 de julio de 2020

Un Ecosistema Emprendedor Digital Global


EKITER (www.ekiter.com) es un Ecosistema Emprendedor Digital Global donde impulsar proyectos emprendedores en fase de idea o de búsqueda de un modelo de negocio. 
Es un Ecosistema porque en cada proyecto publicado en EKITER pueden interactuar todas las personas y organizaciones con capacidad para aportar ideas, financiación, consejos, trabajo, soporte, patronazgo, etc. 
Es Emprendedor porque en un mundo empresarial tradicional donde desaparecen no solamente negocios, sino sectores enteros y como consecuencia los empleos, se necesitan nuevas ideas y proyectos innovadores radicales que principalmente pueden generarse en el universo del emprendimiento.
Es Digital porque EKITER pretende eliminar la restricción de disponer de lugares físicos donde se impulsen los proyectos emprendedores. Los desarrollos, ya sean físicos o lógicos, se ejecutan de forma distribuida y la comunicación entre todos los participantes es digital.
Es Global porque la participación en un proyecto está abierta, si el emprendedor lo requiere, a cualquier persona de no importa qué lugar del mundo.

EKITER funciona a través de una Plataforma donde los emprendedores publican sus proyectos y solicitan recursos tales como financiación y colaboración de forma que el proyecto empieza como una lean startup con el objetivo de llegar a constituirse como empresa. A cambio, los participantes reciben recompensas que se convertirán en una participación en la empresa resultante si el proyecto tiene éxito.
Los valores de EKITER son los elementos clave de este proyecto transformacional que pretende tener el más amplio impacto social y económico:
·       En EKITER creemos que el emprendimiento es el motor del futuro de las personas y de las sociedades.
·       En EKITER cualquier persona, no importa de qué lugar del mundo, puede impulsar su proyecto emprendedor colaborando con cualquier otra persona sin importar tampoco de qué otro lugar del mundo sea.
·       En EKITER las personas que tienen ideas, talento o capacidad de esfuerzo, pueden alcanzar sus sueños con independencia de su entorno social o geográfico, de la falta de recursos financieros, de la inexistencia de colaboradores cercanos o de una burocracia opresiva.
·       En EKITER pretendemos lograr un mundo más interconectado entre las personas donde las ideas, los objetivos, los recursos, el esfuerzo, el riesgo y el talento pueden ser valorados justamente y así obtener las recompensas merecidas por sus aportaciones.
Porque queremos hacer una aportación a ese cambio que necesita el mundo estamos impulsando EKITER como un Ecosistema Emprendedor Digital Global.

miércoles, 15 de julio de 2020

Universidad 4.0 tras la pandemia (Aparecido en Tecnonews el 01/07/2020)


Hace ya bastante tiempo escribía en estas mismas “páginas” que la universidad española necesitaba un cambio organizativo profundo que la debería conducir a su descentralización, desburocratización y “desfuncionarización”. El problema es que, a esos cambios necesarios y todavía pendientes, se les ha sumado el desafío de la digitalización de la enseñanza universitaria.   
La formación fue la actividad original y única de las primeras universidades allá por los siglos XI y XII, otras funciones como la investigación y la transferencia de conocimiento aparecerían mucho más tarde ya en los siglos XIX y XX respectivamente. La formación, que ha sido la misión fundamental de las universidades durante tantos siglos, puede perder el carácter de piedra angular de su actividad debido a la tecnología.
Actualmente, la formación universitaria llega a una gran parte de la juventud, pero sigue impartiéndose fundamentalmente de forma presencial, una estrategia tradicional que podríamos comparar con pretender que el teatro proporcione entretenimiento a todo el mundo en tiempos de Netflix. Las TIC hace tiempo que han mostrado su capacidad para realizar cambios sustanciales en las metodologías de la enseñanza universitaria, sin embargo, esa necesaria evolución no se está produciendo debido a la inercia cultural y a resistencias corporativas.
Los desafíos para adaptarse de forma rápida y constante a las demandas sociales y empresariales están mostrando las carencias de las universidades para responder convenientemente a esos retos. Quizás el inmovilismo organizativo y metodológico ha sido una de las causas de que las universidades públicas catalanas (que son las que más conozco) hayan perdido entre 2012 y 2019 más del 27% de sus alumnos de grado (fuente: Idescat) y los rectores catalanes estén contemplando una caída de otro 7% para el próximo curso y hasta un 30% en los masters, debido a la pandemia. Sin embargo, con cambios estratégicos, organizativos y tecnológicos apropiados se podría lograr que las respuestas a las demandas sociales y de los “clientes” fuesen mucho más ágiles, masivas, económicas y eficientes.
En estos últimos tres meses se ha demostrado que el cambio es posible. El cierre provocado por la pandemia de la Covid-19 ha hecho que las universidades despertasen bruscamente del sueño de la rutina obligando a incorporar las TIC de forma improvisada en las clases magistrales, tutorías, exámenes, seguimiento de proyectos o de trabajos finales de grado. La respuesta espontánea sin la organización ni los medios adecuados ha sido problemática, pero ha podido llevarse a cabo gracias al voluntarismo y el esfuerzo personal del profesorado para conseguir los mejores resultados posibles.
Existe un buen número de instrumentos para gestionar el aprendizaje y la comunicación con los estudiantes. Solamente las prácticas de laboratorio, especialmente en los grados de ciencias o ingenierías, son todavía un problema no resuelto, aunque ya empiecen a aparecer herramientas para su simulación. Una buena organización por parte de las universidades para el uso de las TIC de forma ágil y con un funcionamiento bien estructurado podría conducir a que la digitalización de la enseñanza universitaria fuese una realidad.
La digitalización, con un cierto grado de presencialidad para fomentar las relaciones personales y resolver los problemas de los laboratorios, debería ser la base de la preparación para responder al “cambio climático” que va a suponer la globalización de la formación universitaria. Las grandes plataformas de MOOC’s como, por ejemplo, Coursera o edX, no son más que el prolegómeno de esa globalización que, de momento, se enfoca a la formación continua y a la de postgrado.
Así como es necesario implantar la Industria 4.0 en nuestro sistema productivo, esperemos que la experiencia vivida durante la Covid-19 sacuda la parálisis de nuestras instituciones y acelere el proceso de implantar una Universidad 4.0 tras la pandemia.

martes, 30 de junio de 2020

El emprendedor en su laberinto


Un emprendedor cree que impulsar una startup es como entrar un espacio diáfano en el que transitará de forma sencilla con su magnífica idea como guía y que podrá encontrar la salida fácilmente. Sin embargo, pronto se dará cuenta que donde ha entrado es en realidad un laberinto.
La diferencia con el mito de Teseo es que, una vez eliminado el Minotauro, el héroe pudo salir del laberinto gracias a seguir el hilo de Ariadna que había ido soltando mientras se internaba en la compleja construcción diseñada por Dédalo.
Aunque el emprendedor con mucho esfuerzo pueda con su “Minotauro” (crear un MVP) no dispondrá de ningún hilo fiable (Plan de Empresa) que le conduzca a la salida. El emprendedor no sabe todavía que la salida solamente la puede encontrar a partir de darse golpes contra las paredes en una estrategia de prueba error para generar un esquema (Modelo de Negocio) que conducirá al éxito o al fracaso de su aventura.
Algunas veces nuestro “Teseo” puede escuchar voces desde el exterior (mentores) que le proponen seguir por determinados caminos, sin embargo, muchos de los que prueba son callejones que no llevan a ninguna parte. Esas voces que aconsejan no están en el interior del laberinto y por tanto no viven el problema sino que solamente lo intuyen. El emprendedor debe escucharlas, pero finalmente es él quien debe tomar las decisiones del rumbo a seguir.
Si finalmente encuentra la salida habrá necesitado perseverancia y suerte, mucha suerte. El camino seguido para conseguir el éxito seguramente no es el mejor de entre todos los posibles, sin embargo, el verdadero problema es que muchas veces el proyecto puede perecer porque nuestro héroe no encuentra la salida o incluso porque esta ya no existe. Con o sin salida, en una startup siempre está el  emprendedor en su laberinto.

lunes, 15 de junio de 2020

El emprendedor representaría un ejemplo del superhombre por el que clamaba Nietzsche


El desarrollo de un proyecto emprendedor es, como en las tragedias griegas, un proceso que en muchos casos conduce a la muerte.
En su obra El origen de la tragedia, Nietzsche habla del equilibrio que en la antigua Grecia se alcanza entre lo apolíneo y lo dionisíaco en las tragedias griegas.
Lo apolíneo representa la visión racional e ideal de la vida al que Nietzsche culpaba de la decadencia del hombre moderno. El arte apolíneo representa la belleza en la arquitectura o la escultura ateniense, un arte estático y contemplativo. Lo dionisíaco, sin embargo, lleva al hombre a salir del dominio de la razón para sumirse en la pasión desenfrenada. El arte dionisíaco es dinámico, sensual y orgiástico y está representado por la música y el baile.
En la tragedia griega se mezcla la cultura apolínea ateniense con las influencias jónicas de lo dionisíaco dando como resultado un equilibrio que suele acabar mal para el protagonista, como en la Antígona de Sófocles o en el Orestes de Eurípides.
Volviendo a nuestro mundo, podríamos contemplar la posición del hombre actual con una vida rutinaria como lo apolíneo, donde un ejemplo del mismo podría ser el de un empleado estable con tareas repetitivas que lleva una vida de actividades monótonas.
Lo dionisíaco radical podría ser representado por aquel que quiere romper con todas las normas sociales y se arroja en un mundo de orgías o de drogas.
El emprendedor no es un apolíneo que se instaura en la rutina diaria, ni tampoco un dionisíaco que se vuelca en la enajenación permanente de la realidad. El emprendedor es como el protagonista de la tragedia griega, una combinación de apolíneo y dionisíaco que muchas veces acaba en fracaso. Para superar al decadente hombre occidental, el emprendedor representaría un ejemplo del superhombre por el que clamaba Nietzsche.

domingo, 31 de mayo de 2020

El capital riesgo invierte en startups con una baja valoración, pero con altos crecimientos y grandes expectativas


La primera fase de una startup (que podríamos llamar Startup-Lean) consiste en un equipo de cofundadores que trata de encontrar, para una idea de negocio inicial, un Modelo de Negocio viable y si es posible escalable.
La valoración de una Startup-Lean suele ser inicialmente muy baja y se basa en la intuición de lo que puede ser su futuro en función de la idea y sobre todo del equipo. Los inversores de capital riesgo no suelen invertir en ellas ya que la incertidumbre es muy grande y muchas mueren antes de llegar a nacer como empresas. En estos casos suelen ser los propios emprendedores y los FFF (Family, Friends and Fools) los que aportan los recursos necesarios.
La segunda fase de una startup (que podríamos llamar Startup-Business), empieza cuando el proyecto emprendedor tiene los primeros clientes, se constituye como empresa y tiene algunas métricas de su comportamiento en el mercado.
La valoración de una Startup-Business puede estar basada en metodologías clásicas como el Descuento de Flujo de Caja o el Método del Venture Capital. Sin embargo, como al principio de esta fase las métricas no están consolidadas, los inversores de capital riesgo basan su decisión en su experiencia y en la intuición sobre las expectativas del proyecto emprendedor y en el equipo que lo conduce. El criterio más importante para una valoración es la tracción del proyecto que puede estar basada, por ejemplo, en el crecimiento de los ingresos. 
En esta fase no suele haber inicialmente beneficios, pero si estos fuesen importantes y el crecimiento no lo fuera, esta Startup-Business podría ser muy rentable pero no invertible para el capital riesgo. El capital riesgo (Business Angels y Fondos de Inversión) enfocan su negocio en invertir, en diferentes rondas, cuando el crecimiento de la startup es alto pero su valoración todavía pequeña. Su objetivo es vender su participación (exit) al cabo de un cierto tiempo (5-7 años) con la mayor plusvalía posible.
En una tercera fase, cuando la empresa ya no se considera una startup, los beneficios se consolidan y el crecimiento se lentifica, los inversores que aparecen son más tradicionales y su interés se centra en los beneficios procedentes de los dividendos o también pueden ser grandes compañías que desean complementar su portfolio de productos con los que ofrece la empresa.
La valoración de la empresa en estos casos suele ser un múltiplo de los beneficios anuales, por ejemplo, 3 o 4 veces el Ebitda de la empresa. Es en este momento cuando, generalmente, venden sus participaciones los inversores de capital riesgo para obtener sus plusvalías y empezar de nuevo el ciclo de inversión en otras Startup-Business. No se trata de invertir en empresas muy valoradas y con importantes beneficios, el capital riesgo invierte en startups con una baja valoración, pero con altos crecimientos y grandes expectativas.

viernes, 15 de mayo de 2020

Necesitamos muchos más pedros


Hay diferencias notables entre la mentalidad de un empleado como Juan y la de un emprendedor  como Pedro.

  • Juan trata de cumplir con su trabajo de forma eficiente. Pedro impulsa su proyecto y lucha para que salga adelante.
  • Juan espera acabar su jornada laboral para empezar su vida personal. Pedro no tiene jornada laboral y vive su proyecto permanentemente.
  • Juan trabaja para que otro consiga sus sueños. Pedro crea para alcanzar los suyos.
  • Juan trabaja por dedicación. Pedro lo hace por pasión.
  • Juan debe satisfacer a su jefe. Pedro ha de satisfacer a sus clientes.
  • Juan tiene tareas conocidas y generalmente repetitivas. Pedro aborda retos nuevos cada día.
  • Juan prefiere estar en su zona de confort. Pedro no tiene zonas de ese tipo.
  • Las tareas a Juan vienen definidas por otros. Las tareas de Pedro las define el mismo.
  • Juan pretende mejorar sus habilidades. Pedro pretende diversificar sus conocimientos.
  • El entorno de Juan le obliga a concentrarse en su trabajo. El entorno de Pedro le lleva a diversificar el suyo.
  • El hábitat de Juan es conocido. El de Pedro es la incertidumbre.
  • Juan puede cambiar de empleo si encuentra otro mejor. Pedro siempre es el último en abandonar su proyecto.
  • Juan trabaja en un ambiente emocional estable. Pedro vive en una montaña rusa anímica.
  • Juan no puede cometer errores en sus tareas. Pedro se equivoca porque arriesga constantemente.
  • Juan tiene normalmente continuidad respecto a su trabajo y su salario. Pedro no sabe si al mes siguiente tendrá trabajo y salario.
  • Juan desea un buen empleo. Pedro puede crearlo.
Nuestras universidades ya forman juanes eficientes y preparados, pero el paro y el subempleo nos muestran que no se crean suficientes buenos empleos para ellos, por eso como sociedad necesitamos muchos más pedros.


jueves, 30 de abril de 2020

Perder el tiempo y el dinero en burocracia


Todos los autores, blogueros, twiteros y otros especímenes del mundo del emprendimiento, entre los que me incluyo, hablamos permanentemente de los errores que cometen los emprendedores cuando impulsan un proyecto emprendedor.
Hoy voy a hablar de uno de ellos, que consiste en constituir la empresa cuando todavía no se tiene un producto que vender y no se ha validado el Modelo de Negocio, cuando todavía no se tiene ningún cliente o ni tan siquiera usuarios reales.
He de empezar diciendo que un MVP (Minimum Viable Product) es una definición desafortunada que lleva a confusión, que sea viable no quiere decir que ya funcione, sino que puede funcionar en el futuro, lo cual no deja de ser un prototipo (no un producto), por muy avanzado que esté su desarrollo. Sirve para enseñar, pero no para vender. Quizás tiene futuro, pero todavía no presente. Si de verdad es un producto, la “V “de Viable debería ser “V” de Vendible, aunque le falten características, aunque la interfase no sea amigable, aunque falle o se cuelgue a veces.
El Mínimo Producto Vendible (Minimum Marketable/Salable Product cuyas siglas podrían ser MMP/MSP) es aquel producto que funciona, aunque incompleto, por el que alguien está dispuesto a pagar, aunque sea con un importante descuento, alguien al que le puede ser útil a pesar de las deficiencias, alguien que ha hecho un gesto muy sencillo: sacar la cartera y pagar por él. ¡¡Ese alguien no es ni más ni menos que un cliente!!
Es entonces, cuando podemos hacer la primera factura, cuando se puede pensar (no necesariamente hacerlo) en constituir la empresa, nunca antes. ¡¡No cometas ese error!!, eso es lo que explico permanentemente a mis alumnos de emprendimiento.
Pero ya se sabe, “en casa del herrero cuchillo de palo”.  Nuestro equipo ha constituido Ekiter (ekiter.com) antes de tener el Mínimo Producto Vendible. Bueno, hace falta explicarlo: Ekiter es un Ecosistema Emprendedor Digital y una de las partes centrales es un crowdfunding para financiar proyectos emprendedores en fase muy inicial de diseño y validación del Modelo de Negocio. Un crowdfunding de este tipo necesita recibir las aportaciones de los patrocinadores a través de una entidad de pagos y estas fintech obligan a tener creada la sociedad para poder operar.
La constitución de Ekiter me he hecho revivir las dificultades de anteriores aventuras emprendedoras perdiendo el tiempo y el dinero que implica crear una empresa en este país y no digo nada de las dificultades cuando finalmente he tenido que cerrar alguna de ellas ya sin recursos, cosa que ocurre en el 70-80% de los casos.
Impulsar un proyecto emprendedor ya es suficientemente duro como para tener que arrastrarse por una “pista americana burocrática”. Por eso hemos creado Ekiter, para evitar a los emprendedores tener que perder el tiempo y el dinero en burocracia.

miércoles, 15 de abril de 2020

Abandonar la fotografía


El hábitat natural de un proyecto emprendedor es la incertidumbre. En él aparecen permanentemente infinidad de interrogantes a los que hay que responder de forma rápida y en muchos casos concluyente.
Por eso, cuando el proyecto es todavía una idea imprecisa, un Business Plan donde se pretende predecir en detalle cómo se va a desarrollar el proyecto, no sirve para nada ya que sus previsiones es lo más parecido a las respuestas que podría dar un vidente basándose en la falacia de tener percepciones extrasensoriales.
Tampoco sirve de mucho para resolver los problemas del día a día de un proyecto emprendedor en sus fases iniciales, tener definido un Modelo de Negocio que en realidad es solamente un conjunto de trazos generales que se van modificando y plasmando de forma secuencial en diferentes versiones de un lienzo (canvas) que reflejan la historia de los cambios en el modelo producto de los errores y los aciertos de las suposiciones confirmadas o refutadas por la experiencia.
Un proyecto emprendedor es como una fotografía desenfocada de la que vamos intentando definir detalles a base de ir resolviendo interrogantes que nos permitan interpretar lo que en realidad hay en la escena como, por ejemplo, quienes son realmente nuestros clientes. Otras veces, el resultado de conseguir una imagen suficientemente nítida nos lleva a darnos cuenta de que en aquella soñada escena no está la solución que buscábamos lo que nos conduce a hacer otra toma desde otro punto de vista.
Finalmente, si el problema sigue sin tener solución lo mejor es cambiar de paisaje. Solamente en último lugar, después de intentarlo todo, quizás hay que contemplar la opción de colgar definitivamente la cámara y abandonar la fotografía.

martes, 31 de marzo de 2020

Un ecosistema emprendedor digital (Aparecido en Tecnonews el 18/03/2020


Las personas y las empresas tienen trayectorias vitales semejantes. En todas las etapas de la evolución de estos “seres vivos”, desde la concepción hasta la desaparición, se les deben prestar los cuidados necesarios para mantenerlos en un estado saludable en función de su edad (no necesariamente cronológica).
 Durante muchos años el nacimiento de una empresa se hacía, en muchas ocasiones, prematuramente, sin haber validado previamente su modelo de negocio, lo que llevaba a una alta “mortalidad infantil”. En la última década, la formación de los emprendedores, la introducción de las metodologías Lean Startup o la existencia de un mejor sustento en forma de financiación para las empresas nacientes, ha hecho que esa mortalidad se reduzca o que las consecuencias no sean tan graves.
Adicionalmente, en el periodo que va desde la concepción al nacimiento, el “embrión” necesita muchos cuidados y estar bien “nutrido” para que el “embarazo” llegue a buen término. Sin embargo, la financiación en esta fase de la vida no es fácil debido a que la legalidad no lo considera todavía como un “ser nacido”. Son los emprendedores solos, o a veces acompañados de personas próximas como los Family, Friends & Fools, quienes han de cuidar y hacer madurar el proyecto.
 Para superar esta etapa embrionaria, sería deseable disponer de un sistema que permitiese alimentar el proyecto con aportaciones externas, por ejemplo, aunque no solo, financieramente. Sin embargo, los inversores no suelen entrar en fases tan tempranas, entre otras razones, porque legalmente no están respaldados por un marco legal que proporcione las garantías necesarias.
Con el fin de superar estas limitaciones y mejorar el entorno donde se generan las iniciativas emprendedoras ha nacido Ekiter (www.ekiter.com), un ecosistema digital donde pueden interaccionar emprendedores, patrocinadores, colaboradores, empresas de servicios, inversores, incubadoras, aceleradoras, instituciones, etc., para ayudar y acompañar a proyectos emprendedores en sus comienzos.  En este ecosistema fundamentado en una plataforma basada en tecnologías blockchain, se pueden incubar proyectos emprendedores en fase embrionaria.
 Los proyectos publicados en la plataforma, además de tener visibilidad para el resto del ecosistema, pueden, entre otras cosas, realizar campañas de financiación pre-seed, donde por sus aportaciones, los patrocinadores reciben recompensas convertibles en participaciones de la empresa cuando esta se constituya. De la misma forma, también las colaboraciones de mentores, diseñadores, programadores, etc., pueden recibir este tipo de recompensas convertibles o ser remunerados en efectivo.
La realización de las financiaciones y de las colaboraciones es semejante a las de un crowdfunding de recompensa. El funcionamiento se garantiza contractualmente y con tecnologías blockchain que proporcionan la seguridad y la trazabilidad de todos los procesos. Adicionalmente, el ecosistema proporciona liquidez a través de un foro de compra-venta de las recompensas gestionado por un smart contract.
 Las tecnologías blockchain van a cambiar muchos de los procesos de nuestra vida diaria que hasta ahora pensábamos inmutables, en particular la forma en que se pueden impulsar proyectos emprendedores a través de un ecosistema emprendedor digital.

domingo, 15 de marzo de 2020

Emprendimiento y coronavirus


Además de a la salud, el coronavirus Cov-19 está afectando de forma grave a las actividades sociales y económicas y no sabemos todavía lo serias que pueden ser las consecuencias en un próximo futuro.
En España, a día de hoy, las cifras oficiales dan como infectada un 0,01% de la población y ya hay una incidencia muy importante en la actividad de muchas empresas y comercios, el cierre de centros educativos de todos los niveles, la suspensión de actos, celebraciones, actividades de ocio, clausura de espectáculos, etc. El colapso de sectores tan importantes como el turismo, la hostelería, el comercio o el transporte pueden llevar al país a una recesión económica de grandes proporciones.
El emprendimiento, el campo en el que se enfoca este blog, tampoco es inmune al virus y también se va a ver afectado de manera notable. El emprendimiento habita en entornos de contactos personales (networking) que se realizan en conferencias, congresos, foros, incubadoras, aceleradoras, etc., la suspensión del 4YFN el mes pasado fue la primera llamada de atención.
Los proyectos emprendedores en fase de diseño o validación del Modelo de Negocio pueden verse afectados porque muchos de ellos necesitan recursos económicos para avanzar, mentores para asesorarse, desarrolladores que ayuden a construir sus prototipos o diseñadores que les creen una web para captar usuarios y clientes, etc. Todas estas relaciones que generalmente se suelen realizar a través de los contactos personales que facilita un ecosistema presencial, ahora no están accesibles.
Disponer de un ecosistema emprendedor digital que pudiese facilitar el acceso a aquellos recursos y colaboradores necesarios para hacer avanzar el proyecto emprendedor y que ahora son difíciles de conseguir, sería una magnífica solución. Un ecosistema como este ya está en fase beta y se puede acceder a él a través de www.ekiter.com
Esperamos que en el futuro los ecosistemas presenciales de emprendimiento puedan complementarse con un ecosistema digital que en estos momentos de pandemia puede ser una solución al problema de hacer convivir el emprendimiento con el coronavirus.