sábado, 30 de noviembre de 2019

Vender el proyecto a los inversores


En el post anterior comentábamos que había dos tipos de caminos para financiar un proyecto emprendedor: con recursos propios (bootstrapping) o con recurso ajenos.
La pregunta ahora sería: ¿Qué es lo más conveniente? ¿De qué debe depender la decisión de tomar uno u otro tipo de camino?
Hay una respuesta clara que no siempre es posible implantar: La mejor solución para la financiación de una startup es no tener la necesidad de buscarla y poder vivir y crecer de los clientes y no de los inversores.
Si queremos/necesitamos financiación externa, en la mayoría de las ocasiones la posibilidad de encontrarla depende de varios factores, como es el equipo o el propio proyecto y su estado de evolución.
Si consideramos el factor proyecto, más vale no lanzarse a pedir financiación a inversores de capital riesgo si nuestro negocio no es escalable, aunque sea viable, ya que difícilmente encontraremos quien ponga recursos si no pueden tener una salida como socios por la venta de su participación con un buen retorno de su inversión. Esto ocurre cuando nuestro proyecto tiene unas perspectivas de bajo crecimiento y se puede quedar en una empresa que permita vivir al equipo que trabaja en ella, pero no aumentar su valor de forma escalable. Es lo que llaman los inversores un muerto viviente.
Otro punto importante es la elección del momento adecuado para empezar a buscar la financiación. Hay que tener muy en cuenta que no se puede salir tan temprano que no sea posible demostrar que nuestro proyecto tiene capacidad de crecer de forma escalable, ni sin tener los primeros clientes, aunque sean pocos. Otra cosa es ir “calentando motores”, es decir, dar a conocer nuestro proyecto para cuando salgamos a pedir financiación nuestro proyecto ya sea conocido por aquellos a los que vamos a pedir los recursos. Por último, no hay que perder de vista que el proceso de búsqueda puede durar unos meses.
Una startup para que tenga éxito necesita vender y no solamente su producto o servicio a los clientes, (sin clientes no hay empresa), sino que si busca financiación, además de tener validado el modelo de negocio y los primeros early adopters, también ha de vender el proyecto a los inversores.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Con o sin financiación externa


Lanzar una startup significa comprometer recursos. Hay dos formas de hacer esto, con recursos propios o con recursos ajenos.
La forma de impulsar un proyecto emprendedor con los propios ahorros, trabajo y sacrificio se conoce como bootstrapping. En muchos casos, la consecuencia negativa es que los fundadores no tienen la posibilidad de conseguir un crecimiento rápido de su proyecto (a no ser que dispongan de mucho capital) a pesar de tener una dedicación total al proyecto que puede incidir negativamente en su vida personal y familiar.
Sin embargo, el bootstrapping también tiene sus ventajas, dado que el proyecto lo dirigen exclusivamente los propios emprendedores según sus ideas y las recompensas y los éxitos, cuando los haya, son exclusivamente para el equipo fundador
Impulsar un proyecto con recursos ajenos tiene también sus pros y sus contras. Los pros significan que otros (los inversores) ayudan con sus aportaciones, con su experiencia y sus contactos a que el proyecto crezca más seguro y más rápidamente y que los emprendedores puedan llegar a tener un salario que proviene de la financiación externa, si así se acuerda con los inversores.
Sin embargo, los contras pueden llegar a ocasionar que los emprendedores acaben perdiendo el control del proyecto porque los inversores condicionan la toma de decisiones del equipo de cofundadores. Por otro lado, los inversores cuyo objetivo es salir de la sociedad cuanto antes mejor y con las plusvalías más altas posibles, pueden hacer firmar a los cofundadores como condición a invertir y a través de un pacto de socios, cláusulas que perjudiquen los objetivos y los intereses de los emprendedores, desde las condiciones de arrastre, que pueden obligar a los emprendedores a vender su participación si hay terceros que quieren adquirir la empresa, hasta obligar a los emprendedores a ser sustituidos por directivos profesionales (Steve Jobs lo fue en la primera etapa de Apple).
Depende del tipo de proyecto o de la situación emocional de los propios emprendedores respecto al proyecto, la decisión de impulsar una startup con o sin financiación externa