
La forma de impulsar un proyecto emprendedor con los propios
ahorros, trabajo y sacrificio se conoce como bootstrapping. En muchos casos, la
consecuencia negativa es que los fundadores no tienen la posibilidad de
conseguir un crecimiento rápido de su proyecto (a no ser que dispongan de mucho
capital) a pesar de tener una dedicación total al proyecto que puede incidir
negativamente en su vida personal y familiar.
Sin embargo, el bootstrapping también tiene sus ventajas, dado que
el proyecto lo dirigen exclusivamente los propios emprendedores según sus ideas
y las recompensas y los éxitos, cuando los haya, son exclusivamente para el
equipo fundador
Impulsar un proyecto con recursos ajenos tiene también sus pros y
sus contras. Los pros significan que otros (los inversores) ayudan con sus aportaciones,
con su experiencia y sus contactos a que el proyecto crezca más seguro y más rápidamente
y que los emprendedores puedan llegar a tener un salario que proviene de la
financiación externa, si así se acuerda con los inversores.
Sin embargo, los contras pueden llegar a ocasionar que los
emprendedores acaben perdiendo el control del proyecto porque los inversores
condicionan la toma de decisiones del equipo de cofundadores. Por otro lado, los
inversores cuyo objetivo es salir de la sociedad cuanto antes mejor y con las plusvalías
más altas posibles, pueden hacer firmar a los cofundadores como condición a
invertir y a través de un pacto de socios, cláusulas que perjudiquen los
objetivos y los intereses de los emprendedores, desde las condiciones de
arrastre, que pueden obligar a los emprendedores a vender su participación si
hay terceros que quieren adquirir la empresa, hasta obligar a los emprendedores
a ser sustituidos por directivos profesionales (Steve Jobs lo fue en la primera
etapa de Apple).
Depende del tipo de proyecto o de la situación emocional de los
propios emprendedores respecto al proyecto, la decisión de impulsar una startup con o sin
financiación externa