miércoles, 15 de abril de 2020

Abandonar la fotografía


El hábitat natural de un proyecto emprendedor es la incertidumbre. En él aparecen permanentemente infinidad de interrogantes a los que hay que responder de forma rápida y en muchos casos concluyente.
Por eso, cuando el proyecto es todavía una idea imprecisa, un Business Plan donde se pretende predecir en detalle cómo se va a desarrollar el proyecto, no sirve para nada ya que sus previsiones es lo más parecido a las respuestas que podría dar un vidente basándose en la falacia de tener percepciones extrasensoriales.
Tampoco sirve de mucho para resolver los problemas del día a día de un proyecto emprendedor en sus fases iniciales, tener definido un Modelo de Negocio que en realidad es solamente un conjunto de trazos generales que se van modificando y plasmando de forma secuencial en diferentes versiones de un lienzo (canvas) que reflejan la historia de los cambios en el modelo producto de los errores y los aciertos de las suposiciones confirmadas o refutadas por la experiencia.
Un proyecto emprendedor es como una fotografía desenfocada de la que vamos intentando definir detalles a base de ir resolviendo interrogantes que nos permitan interpretar lo que en realidad hay en la escena como, por ejemplo, quienes son realmente nuestros clientes. Otras veces, el resultado de conseguir una imagen suficientemente nítida nos lleva a darnos cuenta de que en aquella soñada escena no está la solución que buscábamos lo que nos conduce a hacer otra toma desde otro punto de vista.
Finalmente, si el problema sigue sin tener solución lo mejor es cambiar de paisaje. Solamente en último lugar, después de intentarlo todo, quizás hay que contemplar la opción de colgar definitivamente la cámara y abandonar la fotografía.