Recientemente, es frecuente escuchar voces proponiendo crear un banco malo para trasladar allí todos los activos tóxicos que ha generado el "sistema financiero más sólido del mundo" como decía Zapatero. Este banco malo, sin posibilidades de futuro, tendría que vivir (o morir) con dinero público para poder permitir que el resto del negocio bancario pueda funcionar normalmente y de esta manera movilizar el crédito. Un negocio bancario llevado a la ruina los mismos que ahora piden soluciones publicas.
En los últimos años, los banqueros han cometido muchos excesos ya sea por incompetencia o por corrupción. En cualquiera de los casos han demostrado que no se puede depositar ni el dinero, ni la confianza en su gestión. No se puede confiar en los mismos que han llevado el sistema a este estado catatónico, con sus salarios inconfesables y las sedes de lujo en los lugares más caros de las ciudades.La conclusión es que hacen falta nuevos banqueros y nuevos bancos sin el lastre tóxico, no solo de sus activos, sino de su falta de ética o de su incompetencia profesional. Bancos que no serán sistémicos, pero que pueden cumplir con una misión que los grandes bancos no están cumpliendo. No hacen falta ni banqueros ni bancos malos, de esto ya tenemos. Lo que hace falta son bancos y banqueros nuevos que se dediquen al negocio bancario y no al pelotazo financiero.