Los emprendedores están de moda en este país donde el tejido empresarial, que ha vivido fundamentalmente del pelotazo o la subvención en las horas de bonanza, perdía competitividad por no apostar por el futuro, innovando e invirtiendo en la economía del conocimiento. Después de cinco años de tinieblas parece que la balanza por cuenta corriente del país presenta una tímida mejora. Sin embargo, la realidad es que esta mejora es más bien un espejismo provocado por la disminución de las importaciones debido a la bajada del consumo y también por el aumento de las exportaciones a causa de incrementos de competitividad por una disminución de los costes debido a la bajada de los salarios. Con un tejido productivo así, no podía ser de otra manera. En resumen: todo es debido a una pérdida de nivel de vida.
Dada la situación, hay que buscar salvadores y este papel la sociedad se lo está asignando a los emprendedores. Yo también creo en ellos, pero cuidado con pensar que esto se logrará de la noche a la mañana, porque volveremos a sufrir una frustración. Hemos educado a nuestros jóvenes para ser funcionarios o trabajar en grandes empresas como bancos/cajas y ahora el escenario ha cambiado radicalmente. Sin embargo, la respuesta a este cambio no se producirá de golpe como un pelotazo salvador. Será un proceso largo, pero con la ventaja de ir viendo los resultados del mismo. No debemos esperar milagros que produzcan un cambio de la noche a la mañana, y si no es así, decir que estamos de emprendedores hasta el gorro.