La
metodología Lean Startup ha tenido, desde hace una década, una gran repercusión
en el proceso de creación de nuevas empresas. Hoy en día, nadie impulsa un
proyecto emprendedor que no empiece con un proceso de experimentación
prueba-error para validar un modelo de negocio.
Sin embargo,
una pregunta que me hacen algunas veces en los cursos y charlas de
emprendimiento que doy, es: ¿Ha disminuido la metodología Lean Startup el tanto
por ciento de fracasos respecto a la metodología clásica? Mi respuesta es que
no solamente no ha disminuido la ratio de fracasos, sino que muy probablemente la haya aumentado.
Entonces
¿Por qué aplicar Lean Startup y no la metodología clásica de empezar pensando en
profundidad desde el principio el proyecto emprendedor y plasmar todos los
detalles en un Plan de Negocio?
Lean Startup
es una metodología “low cost” que se basa en lanzar un proyecto emprendedor realizando
pruebas de validación de hipótesis interactuando con posibles clientes y hacerlo
de la forma más rápida posible. Esto ha hecho que sea posible fracasar rápido y
barato, lo que ha llevado a lanzar iniciativas flexibles, menos pensadas detalladamente
y que se abandonan inmediatamente que la validación es negativa y no se
encuentran vías de futuro.
El índice de
fracasos no es la mejor forma de valorar este nuevo proceso de creación de
empresas. La democratización del emprendimiento y su aprendizaje han sido las
aportaciones más importantes en el éxito de la metodología Lean Startup.