lunes, 15 de octubre de 2018

Cementerios de startups


Cuando aparece una nueva tecnología, suelen ser las startups las primeras en crear nuevos sistemas basados en ellas capaces de presentar en los mercados innovaciones radicales.
Sin embargo, en muchas ocasiones, aunque los sistemas desarrollados puedan ser tecnológicamente disruptivos y eficientes, las startups fracasan. Esto es debido a que los problemas más importantes son de otro tipo como, por ejemplo: a) El mercado no está preparado para aceptar nuestros productos y aunque han sido adquiridos por los early adopters, no se puede cruzar el abismo (crossing de chasm) para alcanzar el majority market o b) Aspectos clave del modelo de negocio, como, por ejemplo, la propuesta de valor o los canales, no están diseñados adecuadamente o transmitidos convincentemente a los potenciales clientes. A veces, esto último, es debido a que la retroalimentación que se obtiene de las entrevistas a los potenciales clientes para validar el modelo de negocio nos puede inducir a engaño y hacernos concluir que, por ejemplo, hay un gran mercado para nuestros productos, cuando en realidad este es muy restringido
No es la tecnología, ni la innovación, ni la financiación, la causa más frecuente de fracaso de un proyecto emprendedor, sino la falta de un modelo de negocio que funcione. Porque lograr encontrar un buen modelo de negocio como abstracción basada en la intuición es más difícil que definir y desarrollar un sistema basado en la lógica.
La aparición de una segunda oleada de startups, basada en la experiencia de las ya fallecidas, puede significar para aquellas la ventaja necesaria para alcanzar el éxito. Como decía David Bowie, “No se aprende nada de los éxitos, todo se aprende de los fracasos”. Sin embargo, si los fracasos son fatales, los que aprenden de ellos, son los herederos de su experiencia. Aquellas startups pioneras dejan, a menudo, un paisaje salpicado de cadáveres que constituyen un conjunto de lecciones impagables como fuente de aprendizaje para la nueva generación.
Como hemos dicho anteriormente en otras entradas, hay que escuchar atentamente a los potenciales clientes contar sus necesidades reales e interpretar que soluciones necesitan y que ellos mismos desconocen, pero también hay que buscar entre los muertos que anteriormente cayeron en el camino para estudiar las razones por las que no llegaron a alcanzar sus objetivos. Es una lástima que solamente se hable y se escriba sobre los proyectos emprendedores que triunfan, porque podríamos encontrar las claves de nuestro éxito entre los epitafios de las tumbas de los cementerios de startups.