La burocracia no solamente tiene un coste económico directo, sino
que obliga a hacer tareas administrativas inútiles que se podrían automatizar.
Sin embargo, como dice William Eggers, la mayoría de los gobiernos y organismos
gubernamentales no tienen una estrategia digital. En un momento de revolución
digital en el que están cambiando completamente los negocios y en general la
sociedad, los gobiernos no pueden quedarse atrás, es necesario que la eficacia
de los servicios a los ciudadanos se parezca a los que da, por ejemplo, Amazon.
Un ejemplo que he vivido durante años en carne propia han sido las
nefastas consecuencias de la burocracia en el ámbito de la investigación. Un buen
tanto por ciento del tiempo de los investigadores se dedica a la burocracia
para hacer peticiones de proyectos, justificar su avance, controlar los gastos,
etc., un problema este que se podría eliminar financiando la investigación por
los resultados, muy fáciles de medir, a posteriori.
Otro ejemplo sangrante de las consecuencias de la burocracia es en
el ámbito del emprendimiento donde la agilidad es vital. España, que es uno de
los países de Europa que tiene más necesidad de un emprendimiento que cree nuevas
empresas, es uno de los que más trabas burocráticas requiere, como podemos ver
en la figura de entrada a este post. Un ejemplo concreto que he vivido de cerca:
darse de alta en el IAE implica tener que hacer declaraciones trimestrales y anuales
de IVA aunque no se facture nada. Soluciones más eficientes ya existen y las
han implantado otros países que aparecen en la figura. Si no reaccionamos, la
burocracia acabará ahogándonos.