Desde la liberación del suelo a mitad de la década de los 90, los españoles han jugado con fuego al crear una pirámide con el sector inmobiliario. La lista de consecuencias es amplia, como todo el mundo conoce.
Una de estas consecuencias que a mi me parece muy importante ha sido la creación de una cultura del enriquecimiento fácil con actividades especulativas. Así, por ejemplo, cuando aquí parecía que el ciclo alcista de la especulación con viviendas se frenaba, los especuladores se iban a repetir el proceso en las ciudades de Europa del Este y más tarde en jugar con las subvenciones a los huertos solares de un torpe Ministerio de Industria.
Afortunadamente, están empezando a aparecer brotes, no exactamente verdes como se sacó de la chistera la ministra Salgado, sino de realismo, de que la forma de salir del agujero es apostar por la economía que tiene como base el emprendimiento, donde el esfuerzo, la creatividad y el riesgo son los ejes principales. El problema político es que los resultados de estas políticas no se obtienen en el corto plazo de una legislatura. Sin embargo, Los brotes (no se de que color) son los mensajes políticos, tanto de derechas como de izquierdas, que están empezando a decir que esta es la vía. También hay asociaciones empresariales, ayuntamientos, cámaras de comercio y hasta bancos y cajas, que están fomentando el emprendimiento y en particular el de los jóvenes de la generación mejor formada que ha tenido el país. Es necesario consolidar estos brotes lo antes posible y actuar con determinación para fomentar y facilitar el emprendimiento.