La idea es el primer elemento para la creación de una startup. Sin embargo, una buena idea empresarial no vale nada si no se pone en marcha. Es como un automóvil que se deja permanentemente en exposición, puede ser estética y mecánicamente perfecto, pero no sirve para nada.
Hay muchas personas que tienen ideas de negocio que consideran únicas y las guardan celosamente por si algún día deciden ponerlas en marcha. Pero como decía un conocido business angel: "si una idea se oculta porque no existe en el mercado, no me interesa perder tiempo en ella, ya que no existe porque se intentó y no tuvo éxito, o ni siquiera se intento por que no valía pena".
Por lo general, la misma, o parecida, idea de negocio, la tienen muchos al mismo tiempo, pero solamente durante el proceso de implantación suele encontrarse la manera de convertirla en un negocio de éxito. Muchas empresas famosas saltaron del fracaso al éxito por cambios que se produjeron en el desarrollo del proceso y que no estaban previstos en la idea original. Como, por ejemplo, el caso de Nespresso que fue un fracaso en la década de los 80's y es ahora uno de los mejores negocios de Nestle.
La idea para crear una nueva startup puede nacer de una gran variedad de inputs como, por ejemplo, la percepción de cambios en el entorno social causados por la demografía, o el poder adquisitivo. Es el caso del aumento de personas mayores en la población o la crisis económica, que ha introducido el low cost en la restauración, en los vuelos o la ropa. Una segunda fuente de ideas son los cambios tecnológicos que provocan oportunidades de negocio, como el comercio electrónico, al tiempo que ponen en peligro sectores tradicionales, como esta pasando, por ejemplo, con el mundo de las discográficas. Una tercera fuente de ideas de negocios es la experiencia laboral en un sector determinado y sus necesidades no cubiertas o las mejoras en los procesos o la gestión. Por último, una fuente importante de ideas proviene del conocimiento que se adquiere en viajes o estancias, especialmente en países innovadores o por contactos personales.
Las posibilidades son muchas, pero lo importante está en hacer una implantación ágil, reaccionar ante las respuestas de los clientes y en gestionar eficientemente los recursos. Para conseguir el éxito de una startup las buenas ideas son necesarias pero nos son suficientes.