Durante décadas, las universidades españolas han formado a sus estudiantes
para hacer de empleados cualificados, y preferiblemente, con un trabajo fijo en
la administración o en una gran empresa. La realidad actual es que cada año
egresan de las universidades españolas unos 215.000 titulados que van a parar a un mercado laboral con más del 53
% de jóvenes parados y con un 50 % de tasa de subempleo.
Una de las soluciones para acabar con esta situación, sería fomentar el
emprendimiento entre los estudiantes, ya que (ver aquí y aquí) el emprendimiento es la vía más eficaz para crear empleo, especialmente
en tiempos de crisis. Es cierto, que en la última década, las universidades han
potenciado, aunque tímidamente, la creación de empresas spin-off a partir de
los desarrollos de sus grupos de I+D, sin embargo, los resultados de estas iniciativas
han sido procesos de recolección selectiva, positivos, pero insuficientes.
Muchas de las startups de más éxito en los EE.UU, han nacido en un entorno
universitario, pero no consecuencia de un descubrimiento científico o un
desarrollo tecnológico de sus grupos de I+D. Todo ello ha sido posible gracias
a ecosistemas universitarios que fomentan, potencian e impulsan la creación de startups.
Es decir, ellos ya han pasado de la era de la recolección a la del cultivo
masivo. Un camino que nosotros todavía no hemos empezado a recorrer.
Nuestro sistema universitario ha de fomentar la creación de ecosistemas de
emprendimiento y formar a sus estudiantes de todas las carreras de una manera
sistemática, cosa que hoy solamente se hace en algunas facultades de Economía y
Empresa. Sin embargo, como los equipos emprendedores han de ser
multidisciplinares, sería conveniente que los estudiantes procediesen de
diferentes facultades y escuelas.
Un primer paso para superar estos problemas sería la impartición de un MOOC
transversal a nivel de universidad o incluso de distrito universitario, un MOOC
Local (MOOLC) que
permita el contacto personal, donde por proximidad y cultura, puedan fomentar
la creación de equipos que además puedan ser asesorados también personalmente por
otros emprendedores con experiencia en el entorno próximo cuyas características
son muy diferentes de otros lugares de referencia, como Silicon Valley. Las
actividades de formación pueden complementarse con actividades de estímulo,
como reuniones de networking, concursos
de proyectos o la celebración del Día del Emprendedor Universitario.
Nuestras universidades deberían estimular y compensar con
créditos libres a los estudiantes que se formasen en emprendimiento. Al mismo
tiempo, esta formación transversal les proporcionaría unas competencias en técnicas
de comunicación y conocimientos financieros básicos, que mejorarían su
empleabilidad. Es una tarea larga, pero un primer paso para formar
universitarios en emprendimiento sería un MOOLC
en emprendimiento