No hay un acuerdo unánime sobre que es una startup, ni tan siquiera sobre su grafía (startup o start-up, yo escribo startup). Sin embargo, todo el mundo
asocia el concepto a emprendimiento, gente joven, ideas innovadoras, riesgo,
nuevas tecnologías.
La definición tradicional de startup, es la de una empresa emergente,
innovadora, de crecimiento rápido y apoyada en la tecnología. Sin embargo, no se
sabe muy bien cuando una startup deja de serlo y se convierte en una empresa. ¿Quizás
cuando ha superado el valle de la muerte y su cash-flow es positivo?.
Recientemente, lo que yo llamo la Escuela de Stanford, liderada por Steve
Blank, ha dicho que no, que una startup no es todavía una empresa. Una startup es
un grupo de personas (los emprendedores) que intentan encontrar un modelo de
negocio (si es posible escalable) en condiciones de gran incertidumbre (de ahí
sus altos índices de fracaso) con el objetivo de convertirse en una empresa.
Lo más importante no es si la empresa ha de estar creada oficialmente o no,
sino que el objetivo principal es diferente. Una startup no es una empresa en
pequeño, una startup es un experimento de prueba-error-aprendizaje-repetición y
como todo experimento, temporal. Por eso, como el objetivo es llegar a ser una
empresa, una startup es una proto-empresa, de la misma forma que un emprendedor
es, casi siempre, un proto-empresario. Digo casi siempre, porque hay emprendedores
que lo son en serie, de forma que cuando la startup se convierte en empresa, la
deja en otras manos, vende o no su participación y vuelve a empezar a crear
otra. Son los aventureros del emprendimiento.
La diferencia de una startup y una empresa es que la primera busca un
modelo de negocio hasta validarlo con los primeros clientes a quien facturar.
Esta es la única forma de saber que el modelo de negocio del producto o
servicio que se está creando, tiene una propuesta de valor para alguien que es
capaz de pagar por ello, es decir, el cliente. Sin embargo, una empresa lo que
hace es explotar ese modelo de negocio siguiendo y ejecutando un plan
estratégico.
Una de las diferencias entre startup y empresa es el tipo de documento que
describe el negocio. En el caso de la startup tradicional, el documento base
para describir el negocio y su ejecución es el Business Plan o Plan de Negocio.
Se trata de un plan estratégico para los siguientes años (habitualmente tres).
Un escrito de 30 o 40 páginas que detalla cómo ejecutar el proyecto y que
después de varios meses de elaboración, lo más probable es que no pueda resistir
el primer contacto con los posibles clientes.
En el caso del concepto actual de startup, el documento es mínimo y
fácilmente modificable. Es el conocido lienzo o canvas del que hay diferentes patrones (Business Model Canvas, Lean Canvas o Full Canvas). En él se anotan, cada pocos días, los cambios que va
sufriendo la startup como experimento emprendedor.