Hace ya algún tiempo que me dedico a fomentar y formar a jóvenes, especialmente
universitarios, en la creación de startups en el sentido Stanford (es decir,
proyectos emprendedores que todavía no son empresas) y cuyo objetivo es
constituirse como una sociedad, generalmente una SL.
A pesar de que la propaganda oficial habla de que en España, la
constitución de una empresa es un proceso que se ha agilizado tanto que es posible constituir una SL en un día, esta
afirmación dista mucho de la realidad, ya que tener todo el proceso acabado puede
costar fácilmente alrededor de un mes.
Recientemente, he creado una SL con otros socios y he comprobado que es una
carrera de obstáculos que podrían ser evitables si realmente existiese voluntad
de agilizar/eliminar unos procesos y trámites, que pueden significar la pérdida
de un sinfín de horas para entender los modelos de formularios, rellenarlos y
presentarlos.
Entre todos estos trámites están el de obtener el nombre en el registro
mercantil, redactar unos estatutos y poderes para los socios, abrir una cuenta
corriente y depositar un mínimo de 3000 euros (cuenta con la que no puede
operar hasta que no esté la sociedad constituida y registrada), constituir ante
notario la empresa para tener la escritura, registrar dicha escritura en el
Registro Mercantil, obtener el CIF de la empresa, obtener certificado digital,
inscribir la empresa en la seguridad Social para de alta a los trabajadores, …
La solución alternativa consiste en hacer el proceso a través de una
gestoría asumiendo sus costes y una cierta inversión en tiempo. Todo ello,
costes y costas, puede significar una cantidad nada despreciable para una nueva
empresa formada por unos cuantos jóvenes.
El problema es que todo este proceso destila un rancio olor a una
administración del siglo XIX, del Vuelva
usted mañana “Larriano” con un barniz, solo un barniz, de modernidad. Cuan
fácil sería diseñar un sistema telemático en el que se entraría la información una
sola vez y donde los diferentes organismos públicos tomasen la información que necesiten
!!
He criticado el proceso de apertura, pero frecuentemente la empresa creada fracasa
y no pueda seguir adelante. Es entonces cuando aparece otro calvario de tiempo
y costes para cerrarla.
Si nuestra sociedad quiere ser competitiva necesitamos crear empresas y
para ello se precisa una Administración que ayude y agilice y no que
entorpezca, una Administración transparente para el usuario. El problema no es técnico, resolver eso sería
fácil, el verdadero problema son las mentalidades de nuestros políticos para
quienes esto no es una prioridad y los funcionarios y otros burócratas como
notarios o registradores para quienes sí es una prioridad mantener el estatus
quo. Como pasa con tanta frecuencia en nuestra sociedad el problema es la
burocracia.