viernes, 15 de abril de 2016

Imaginación y determinación, dos elementos clave para emprender









En el post anterior hablaba del emprendedor como artista-creativo y en este continuamos con el tema. La imaginación de una persona es la capacidad que permite la manipulación de la información almacenada en la memoria relacionándola con percepciones y experiencias para desarrollar una nueva representación mental de un objeto, un sistema o un proceso. La imaginación es la fuente de todo el pensamiento creativo, es más importante que el conocimiento y una de las principales razones para obtener el éxito.
Todos nacemos con una gran dotación de imaginación que se manifiesta en el mundo de la fantasía de los niños. Sin embargo, la sociedad y la educación fomentan la racionalidad e inhiben la imaginación y convierten a los niños en adultos con una imaginación reprimida.

Los emprendedores son como niños a los que la sociedad no ha conseguido desactivar su imaginación que es su fuente de generación de ideas. Es la chispa necesaria que puede inflamar el proceso emprendedor. Sin embargo, con la imaginación no tenemos suficiente y para que el incendio progrese, necesitamos la voluntad de impulsarlo. Estas son las dos facultades que definen al emprendedor: la imaginación para generar la idea de negocio y la determinación para que se convierta en realidad. Imaginación y determinación, dos elementos clave para emprender.