Siguiendo con el tema de la Formación, en el post anterior hablábamos del
cambio tan radical que se ha producido desde hace una década en el enfoque de
la formación para lanzar un proyecto emprendedor. También comentaba que la
formación no ha de ser necesariamente ni muy intensa, ni muy extensa.
La formación en emprendimiento se ha de hacer en todos los niveles de la
educación reglada, desde la primaria hasta la universidad. Sin embargo, también
se ha de impartir en la enseñanza no reglada, como en cursos abiertos para todo
tipo de ciudadanos, como personas que no tienen trabajo o simplemente personas
que quieren empezar una nueva aventura vital.
La formación se puede realizar en cursos y seminarios de un número limitado
de horas, pero tiene que tener como tutores personas que hayan emprendido y si
es posible que hayan fracasado alguna vez.
Los conocimientos básicos de emprendimiento se pueden aprender en cursos
presenciales o en MOOC’s de plataformas, como por ejemplo, Udacity,
Coursera
o edX,
o en libros de referencia como: The
Startup Owner’s Manual, The Lean Startup, The Business Model
Generation, Running Lean, Disciplined Entrepreneurship
(la mayoría también en castellano), pero el verdadero aprendizaje se adquiere
emprendiendo y fracasando.
Las líneas básicas se pueden transmitir para evitar equivocaciones que
aparecen en una buena parte de casos, como por ejemplo, no hacer un pacto de
socios fundadores (diferente al pacto de socios inversores) o intentar recorrer
el camino sin preguntar a posibles clientes sobre nuestro modelo de negocio.
En la universidad, que es el entorno que más conozco, hay muchas
herramientas para formar a los estudiantes, como por ejemplo, conferencias,
seminarios, cursos, asignaturas optativas (2 o 3 créditos podrían ser suficientes),
trabajos finales de grado unipersonales con una parte de emprendimiento o
realizados conjuntamente entre estudiantes de diferentes facultades.
Un problema que se detecta en las universidades españolas, es que la
responsabilidad de liderar la formación en emprendimiento, normalmente suele
recaer en un profesor funcionario que en una buena parte de los casos no ha
creado nunca, ni tan siquiera lo ha intentado, una empresa. Eso no es lo que
pasa en las universidades americanas de referencia, donde el emprendimiento es
responsabilidad de personas que tienen una larga experiencia emprendedora.
Adicionalmente, las personas que gestionan estos temas son también PAS contratados
o funcionarios y todo ello en el entorno de una institución en que la empresa y
el emprendimiento, no son precisamente sus prioridades.
Es necesario cambiar este enfoque copiando o adaptando estrategias de otros sistemas y modelos internacionales que ya funcionan. Hay que insistir en que, aunque no sea la solución definitiva, para emprender, la Formación puede ser la clave para evitar los errores más frecuentes de los principiantes.
Es necesario cambiar este enfoque copiando o adaptando estrategias de otros sistemas y modelos internacionales que ya funcionan. Hay que insistir en que, aunque no sea la solución definitiva, para emprender, la Formación puede ser la clave para evitar los errores más frecuentes de los principiantes.