El espíritu de un asalariado es el de una persona que vende su
tiempo a otro que le ordena lo que debe hacer con él. Hablamos de una “esclavitud”
a tiempo parcial. Por eso el sueño de casi todo empleado es jubilarse para
vivir sin tener que depender de su “amo”.
Desde un punto de vista financiero, un empleado invierte tiempo y
dinero en formación para después buscar un empleo que le permita rentabilizar dicha
inversión. El asalariado se prepara para ser más atractivo que su competencia.
Es decir, respecto a aquellos que se sentaron en similares bancadas de otras escuelas
o universidades. Su salario no es más que un bien que tiene el precio que
determina la relación oferta-demanda del mercado.
Un emprendedor, sin embargo, es un creador que invierte su tiempo
en generar ideas e impulsarlas. Su espacio, la aventura, la libertad y el
riesgo. Su objetivo, cambiar el mundo o alguna parte de él. Su recompensa, los
beneficios por su inversión, pero, sobre todo, la satisfacción por conseguirlo.
Por eso, aunque sus recursos les permitan vivir de rentas, los emprendedores
continúan activos e impulsan nuevos proyectos o los financian y tutorizan.
Desde un punto de vista financiero, ser emprendedor implica una gran incertidumbre. Por eso, el retorno es mucho mayor si tiene éxito. El valor
de una startup cuando ya se ha validado su Modelo de Negocio está en relación
directa con la dificultad de lograr las expectativas que se generaron
inicialmente.
Impulsar un proyecto emprendedor requiere mantener el entusiasmo
que proporciona la ilusión del objetivo a conseguir. Muchas veces esto es
condición necesaria pero no suficiente, también se necesitan recursos
económicos.
Los recursos necesarios podrían provenir del capital riesgo
(Business Angels o Fondos de Capital). Sin embargo, el capital riesgo, solamente invierte cuando considera que hay unas aceptables probabilidades de éxito. La
startup debe haber desarrollado un mínimo producto vendible (no solo viable) y
tener unos primeros clientes. Adicionalmente, para disponer de ese dinero se ha
de constituir legalmente la empresa lo que significa lidiar con el infierno de la
burocracia y con gastos permanentes.
Si el capital riesgo no invierte cuando el proyecto es todavía una
Idea de Negocio, ¿quién lo hace? En la mayoría de los casos son los propios
emprendedores quienes se juegan sus ahorros y su dedicación sin cobrar. Sin
embargo, si los emprendedores no pueden financiar el proyecto ni su propia supervivencia,
el proyecto no arranca o se detiene.
Para dar soluciones a esta situación se ha lanzado Ekiter. Una plataforma donde obtener recursos a través de campañas de crowdfunding y de colaboraciones. Ekiter evita tener que dilapidar tiempo y dinero en burocracia inútil.
Ser empleado o emprendedor es una cuestión de mentalidad que
también afecta a la inversión personal de tiempo y dinero. Aunque es esencial,
emprender no es solamente una cuestión de espíritu.