Durante su vida académica, un profesor o investigador participa en muchos y variados procesos de evaluación. En unos se evalúan artículos científicos, en otros curriculums de investigadores, otros son proyectos de I+D y en otros se valoran grupos o instituciones de I+D. Hoy quiero hablar de estos últimos, ya que recientemente ha participado en uno de estos en una agencia evaluadora de Madrid.
Cada vez que acepto participar en un proceso, tengo la esperanza que encontraré una justificación para cambiar mi negativa opinión sobre estos procesos. Sin embargo, cuando intervengo en ellos me arrepiento sin excepción de haber aceptado la propuesta. Mi rechazo, no ha sido debido al poco dinero que pagan por la dedicación que necesita el trabajo. Tampoco ha sido debido a los compañeros de evaluación, que al contrario, han sido magníficos como personas y como profesionales. Tampoco se dirige mi queja hacia los funcionarios que han llevado el proceso, que se han comportado perfectamente, han dado un buen nivel de soporte y han trabajado duro.
¿De que me quejo entonces, si todo ha funcionado bien?, Mi queja se centra en la concepción de la propia convocatoria. Tanto de sus objetivos, como de la definición del propio proceso. El trabajo para los evaluadores ha sido enorme, personas que han perdido un tiempo precioso en sus tareas de investigación, con criterios y parámetros mal especificados. Sin embargo, como a los evaluadores nos pagan y hemos aceptado voluntariamente, nuestra obligación es hacer nuestro trabajo tan bien como podamos. Otra cosa es que ese dinero procede de unos impuestos que paga el contribuyente, pero aún siendo muy importante este punto, eso es otro tema.
El problema más importante es la enorme, gigantesca diría yo, cantidad de tiempo que han perdido los grupos de investigación que han preparado la multitud de propuestas presentadas. Una preparación de información que habría podido ser casi totalmente automatizada si se hubiese hecho una definición adecuada. Yo me pregunto, ¿Cómo se puede provocar una perdida de tanto tiempo de personas tan valiosas?
¿Y todo para que? ¿Cual es el objetivo final de todo el proceso? No sirve para nada!! La única explicación es que todo está orientado a mantener un organismo burocrático y administrativo. Quien lea estas líneas estará pensando de que convocatoria se trata. Es igual, este ejemplo podría servir para explicar otros muchos casos. Otras administraciones, como la de Bruselas o la de Barcelona hacen cosas semejantes, pero la administración central de Madrid se lleva el premio a la dilapidación de recursos. De todos los expedientes que me ha tocado evaluar, la burocracia se lleva la evaluación más negativa.
¿Y todo para que? ¿Cual es el objetivo final de todo el proceso? No sirve para nada!! La única explicación es que todo está orientado a mantener un organismo burocrático y administrativo. Quien lea estas líneas estará pensando de que convocatoria se trata. Es igual, este ejemplo podría servir para explicar otros muchos casos. Otras administraciones, como la de Bruselas o la de Barcelona hacen cosas semejantes, pero la administración central de Madrid se lleva el premio a la dilapidación de recursos. De todos los expedientes que me ha tocado evaluar, la burocracia se lleva la evaluación más negativa.