Cuando miramos al interior de una startup, lo
primero que hemos de hacer es fijarnos en cuáles son los recursos clave que
requiere su propuesta de valor. La parte más preciada de un proyecto
emprendedor, son las capacidades clave que permiten a la startup realizar
aquello que sus clientes esperan y desean de ella.
Entre los activos fundamentales para su
éxito, los más importantes pueden ser el capital intelectual, basado por
ejemplo, en el conocimiento acumulado a través de sus patentes, o el capital
humano fundamentado en el talento de su personal, o el capital financiero o el
acceso al mismo, los mecanismos para llegar a los clientes, el conocimiento de
los mismos a través de una lista de ellos y de sus comportamientos como consumidores,
o su capital físico en máquinas o en fuentes de materias primas, o sus
contactos, sus socios o su imagen de marca. Algunos de esos recursos pueden ser
claves y sin ellos la empresa no podría alcanzar los objetivos que quiere
conseguir.
En la startup política los recursos clave no
son los físicos, ni los que conformarían el conocimiento acumulado, ni tampoco el
patrimonio financiero. Los recursos más importantes serían su capital humano.
Un capital humano, sin embargo, no exclusivamente basado en el conocimiento y
en la capacidad, sino en la voluntad y la pasión de conseguir el reto
propuesto. En esto coinciden las startups de éxito donde una de las claves está
basada en la voluntad y la pasión de sus emprendedores.
El reto en la startup política sería
conseguir crear un núcleo formado por un equipo capaz de sentir y transmitir la
pasión por realizar el cambio necesario para mejorar la calidad de la democracia
en que vivimos. Esto constituiría los recursos clave. Otros recursos pueden ser
deseables, como por ejemplo, los financieros, pero ninguno de ellos son Key Resources.