Las oportunidades en emprendimiento aparecen a partir de tres tipos de
cambios que generan nuevas necesidades: sociales (por ejemplo, el
envejecimiento de la sociedad), legales (por ejemplo, nuevas leyes, normativas
o licitaciones que aparecen en los diarios oficiales) y tecnológicos (por
ejemplo, avances científicos o tecnológicos que pueden dar lugar a nuevos productos
o procesos).
El emprendedor es una persona que tiene dos rasgos típicos para crear un
negocio: a) Darse cuenta de la existencia de una ocasión (tener la idea de
negocio) a partir de los tipos de oportunidades mencionados y b) Ponerse en
marcha con determinación para llevarla a cabo.
Las ideas de negocio surgen a partir de las oportunidades existentes, pero se
concretan esencialmente desde el entorno en que se mueve el emprendedor. Por
ejemplo, ideas nacidas de su experiencia laboral (la fuente más frecuente),
para mejorar procesos o productos.
En otros casos, el origen es la observación de otros negocios o entornos y la
idea es como adaptarlos. Esto ocurre, por ejemplo, al realizar viajes y darse
cuenta de soluciones a problemas que pueden ser trasladadas al contexto propio.
Otra fuente son las aficiones personales, que pueden hacer emerger con fuerza ideas
de mejora de una actividad que nos entusiasma.
Las ideas por si solas no valen nada, nadie invierte en una idea de negocio
si no existe una clara voluntad por parte del emprendedor de llevarla adelante.
Sin embargo, la idea inicial debe madurarse y esto significa comentarla,
preguntar a propios e incluso extraños su opinión y pedir sus comentarios. No
hay que tener miedo a que nos la copien. Desengañémonos, la gran idea que
queremos guardar para nosotros mismos, sea cual sea, ya la ha tenido otra mucha
gente. Lo que no ha tenido esa gente es la voluntad y la determinación de
llevarla a cabo.
El instante de ignición creativa es un momento, es una chispa, pero luego es
necesario un proceso de maduración y mejora permanente. Dios creo en un momento
al hombre, sin embargo, la humanidad lleva una enorme cantidad de siglos en un
proceso de maduración del que todavía no ha conseguido tener una “idea de
negocio” satisfactoria.
Algunos cursos de emprendimiento se enfocan a la creatividad de ideas de
negocio con diferentes tipos de técnicas, como el refinamiento sucesivo a
partir de tormentas de ideas. Sin embargo, desde mi experiencia, no es
necesario formar a la gente para concebir ideas de negocio, los emprendedores son
normalmente generadores compulsivos de ellas. En general sobran ideas y falta determinación
para ponerlas en marcha.