Para impulsar la transformación de un país hacia una sociedad emprendedora, la Facilitación es un requisito imprescindible que consisite en todas aquellas acciones que llevan a allanar el camino para
crear nuevas empresas. La facilitación es un proceso que busca simplificar y si
es posible eliminar las trabas, fundamentalmente legales, administrativas
y burocráticas, para que el emprendimiento funcione con la mayor agilidad
posible.
En España, lo que realmente se necesita, es una potente allanadora que
destruya todos los constantes obstáculos que la burocracia ha ido colocando en el
camino. Los cambios precisos e ineludibles son esencialmente legales. Hay que eliminar
trámites e intermediarios innecesarios para poder crear empresas y para
cerrarlas, de forma ágil. También sería muy conveniente mejorar las condiciones
fiscales de las nuevas empresas y de los procesos para su financiación.
Crear una empresa en este país implica superar un cúmulo de barreras superfluas
que sustraen tiempo y dinero del que carecen a aquellos que quieren arriesgarse a crear
riqueza. En el otro lado, están los que construyen los muros que protegen, en
forma de estructuras administrativas del siglo pasado, el poder y los privilegios
de intermediarios inútiles, como los registros mercantiles o los notarios, cuya
existencia y funcionamiento no tienen ningún sentido en una sociedad digital. La
solución no es difícil, solamente se necesita copiar o adaptar los procedimientos
que ya funcionan en una buena parte de los países avanzados que crean un mayor
número de nuevas empresas. Adicionalmente, los mencionados intermediarios introducen una complejidad regulatoria que implica la necesidad de contratar servicios
legales de terceros, los cuales encarecen, todavía más, el proceso creativo de manera notable,
en particular cuando las nuevas empresas son startups de jóvenes emprendedores.
Según el Banco Mundial, en este año 2016, España ocupa el lugar 82 por la
dificultad de crear una nueva empresa, aunque la facilidad para hacer negocios
ha mejorado sensiblemente desde el año 2014 donde ocupaba el lugar 52, al 33
que ocupa en la actualidad.
En principio, las facilidades para crear empresas deberían ser iguales o
similares en toda la Unión Europea. De hecho, según la Comisión Europea, todos
los ciudadanos de la Unión tienen derecho a crear su propia empresa en
cualquier país miembro, o a crear una sucursal o filial de una empresa ya
existente en otros países miembros de la Unión, recomendando a cada Estado que
cumplan una serie de objetivos en materia de trámites y de costes que España, entre otros, no cumple. Entre ellos,
la Unión pide:
- Que
el coste no supere los 100 €.
- Que
todos los trámites se puedan hacer a través de un único organismo.
-
Que
sea posible completar online todas las formalidades de registro.
- Que
pueda hacerse el registro online de una empresa desde otro país de la UE.
La globalización nos lleva inexcusablemente a una liberalización y
agilización del proceso de creación de nuevas empresas, en la línea que
aconseja la Unión Europea. El gobierno tendría que utilizar estos consejos como
argumentos para realizar un cambio regulatorio en profundidad para la
facilitación de la creación de nuevas empresas.