Hace algunas semanas, el Financial Times glosaba en un artículo, la
posición relevante de Barcelona como ciudad europea en la creación de startups
digitales. Barcelona ocupa la novena posición de entre 60 ciudades europeas después
de Londres, Estocolmo, Ámsterdam, Helsinki, París, Berlín, Copenhague y Dublín.
El Financial Times extrae estos datos
del EDCi2016 (digitalcityindex.eu) y menciona como puntos fuertes el entorno de
la propia ciudad, la inversión, los espacios de co-working, las aceleradoras o los
acontecimientos internacionales.
Para llegar hasta aquí, tanto desde el sector público, con instituciones
como Barcelona Activa, Catalunya Emprèn, ACCIÓ o la Secretaria d’Universitats i
Recerca, como desde la iniciativa privada, con la creación de numerosas
incubadoras y aceleradoras, la existencia de abundantes inversores, ya sean plataformas
de Crowfunding, Angel Investors o fondos de Venture
Capital, están aportando una gran vitalidad
a las iniciativas emprendedoras. Así mismo, también contribuyen a este éxito,
los numerosos eventos que se realizan en la ciudad y su entorno, como
conferencias, concursos, seminarios, ferias o congresos, como por ejemplo, el 4YFN
o Bizbarcelona.
La existencia de un notable
ecosistema emprendedor, es una buena noticia para el futuro de la sociedad
barcelonesa y su entorno. Las empresas innovadoras disruptivas son las jóvenes,
las recién creadas, las startups. Cuando pierden su tracción inicial, se hacen
grandes y conservadoras, pasan de depender de las ilusiones de sus fundadores,
a la voracidad de los bolsillos de sus accionistas. Así ha sucedido con
referentes como Apple, que de estar impulsada por un gran innovador como Steve
Jobs, ha pasado a estar administrada por un buen gestor como Tim Cook. Google,
otro referente innovador, en realidad obtiene más del 90% de sus ingresos de su
actividad tradicional: la publicidad, basada en aquello que creó hace ya años.
Las mediáticas innovaciones que realiza actualmente, no parecen otra cosa que demostraciones
orientadas a su propia auto-publicidad.
La abundancia de innovación
disruptiva germina cuando hay emprendedores dispuestos a desplegar sus
esfuerzos en una tierra fértil donde sembrar sus ideas, abonada con talento,
regada con abundantes inversiones y con un clima cultural y social sensibilizado
para apreciar la creatividad y el riesgo. Desde un punto de vista biológico,
hablaríamos de un ecosistema con una rica biocenosis y un buen biotopo.
Del ecosistema emprendedor de Barcelona, la diversidad
es su mayor riqueza, aunque algunos alerten de que tanta multiplicidad está
formando una burbuja. No es esa mi opinión, no se puede hablar de burbuja
porque haya muchos actores y no estén estructurados. Cuanta más competencia y diversidad
(y me atrevería a añadir cierto caos) mejor para sistemas como este, de alta
entropía, que se estructuran de forma natural como redes auto-organizativas. Lo
que de verdad sería peligroso para el sistema, es que algún político burócrata
propusiese “ordenar el sector”, cosa que podría significar el principio del fin
de Barcelona como hub europeo de emprendimiento
digital.