La vida es
sentir, idear, decidir y actuar. De sus resultados, especialmente de los
negativos, aprendemos. Nuestro proyecto emprendedor es vivir cada día nuestro
proyecto personal. Cuando más libertad tenemos para nuestro proyecto personal más
emprendemos personalmente.
En el ámbito
laboral, donde nuestras decisiones las toman otros y en algunos casos están totalmente
detalladas por las reglas que la empresa nos impone. Es como si nuestra vida laboral
fuera un algoritmo que alguien, no nosotros, ha programado y nos hace actuar
como robots posiblemente para que en cuanto sea posible seamos substituidos por
uno de ellos. Una buena parte de nuestro tiempo es la espera de que se acabe la
jornada laboral para emprender nuestra verdadera vida. Solamente la mitad de
nuestra vida es emprendedora (el otro tiempo que falta, dormimos).
Emprender es
vivir porque cuando emprendemos un proyecto de negocio sentimos, ideamos,
decidimos y actuamos. De sus resultados en especial de los fracasos,
aprendemos. Emprender es vivir porque salimos de ese encierro laboral donde sienten,
idean, deciden y actúan otros, y donde nosotros solamente ejecutamos. Emprender
nos permite dar libertad a la mitad de la vida que hacemos de robots.
Con todos
los riesgos e incertidumbres que suponen, vivir es emprender y emprender es
vivir.