miércoles, 15 de septiembre de 2021

“… aún hay vida en tus sueños”


 

Mario Benedetti decía que un pesimista es un optimista bien informado. Sin embargo, una early-startup sobrevive gracias a un emprendedor optimista que probablemente no está suficiente bien informado.

El optimismo es el muelle que empuja al emprendedor a levantarse cada día para seguir persiguiendo sus sueños. Así mismo, el optimismo es aquel valor que se transmite al equipo para seguir avanzando y mantener el entusiasmo.

El problema más importante para poder conservar el optimismo en una early startup es que en el día a día hay muchos motivos para perderlo: El dinero se acaba, los cofundadores abandonan o cuestionan al líder, el MVP no funciona, el Modelo de Negocio no se valida, los posibles usuarios no visitan la plataforma o los early adopters no acaban de decidirse en convertirse en clientes. Solamente queda un clavo ardiendo al que agarrarse: el optimismo.

Ser optimistas no quiere decir que tengamos que vivir en el autoengaño y no ser realistas. Sin embargo, lo que hay que evitar es entrar en un bucle para dar vueltas a los errores cometidos y no salir de él, lo hecho, hecho está, no hay que preocuparse más del pasado. Es hora de pensar en clave de futuro, de seguir adelante una vez analizados los errores cometidos y diseñar y probar nuevas hipótesis de trabajo.

Este artículo no es un mensaje de autoayuda, se trata de superar los problemas y ser inspirador para el equipo. Aunque haya motivos para pensar que nuestro proyecto está en peligro, en esos momentos el mayor activo de nuestra startup es el optimismo.

Es fundamental mostrar que lo peor ya ha pasado y que los resultados de las hipótesis fallidas son un aprendizaje. La victoria no vendrá de llorar por los fracasos, sino de redoblar el esfuerzo para conseguir victorias futuras. Así es como los grandes emprendedores recuperan a los equipos desmotivados. Les recuerdan que pueden volver a ganar definiendo objetivos muy claros y concretos, y cuando estos se alcanzan, celebrar conjuntamente esas victorias, aunque sean pequeñas.

Nuestro optimismo nunca debe dejarse en manos del azar. Hay que cultivarlo y difundirlo activamente mediante un esfuerzo constante. Todas los proyectos emprendedores atraviesan momentos críticos, no es algo exclusivo del tuyo, forma parte del ciclo de la vida de una startup donde tu entusiasmo y tu optimismo debe mostrar a todo tu entorno que “… aún hay vida en tus sueños”