Mario Benedetti decía que un
pesimista es un optimista bien informado. Sin embargo, una early-startup sobrevive
gracias a un emprendedor optimista que probablemente no está suficiente bien informado.
El optimismo es el muelle que
empuja al emprendedor a levantarse cada día para seguir persiguiendo sus sueños.
Así mismo, el optimismo es aquel valor que se transmite al equipo para seguir avanzando
y mantener el entusiasmo.
El problema más importante para
poder conservar el optimismo en una early startup es que en el día a día hay muchos
motivos para perderlo: El dinero se acaba, los cofundadores abandonan o cuestionan
al líder, el MVP no funciona, el Modelo de Negocio no se valida, los posibles usuarios
no visitan la plataforma o los early adopters no acaban de decidirse en
convertirse en clientes. Solamente queda un clavo ardiendo al que agarrarse: el
optimismo.
Ser optimistas no quiere decir
que tengamos que vivir en el autoengaño y no ser realistas. Sin embargo, lo que
hay que evitar es entrar en un bucle para dar vueltas a los errores cometidos y
no salir de él, lo hecho, hecho está, no hay que preocuparse más del pasado. Es
hora de pensar en clave de futuro, de seguir adelante una vez analizados los
errores cometidos y diseñar y probar nuevas hipótesis de trabajo.
Este artículo no es un mensaje de
autoayuda, se trata de superar los problemas y ser inspirador para el equipo. Aunque
haya motivos para pensar que nuestro proyecto está en peligro, en esos momentos
el mayor activo de nuestra startup es el optimismo.
Es fundamental mostrar que lo
peor ya ha pasado y que los resultados de las hipótesis fallidas son un
aprendizaje. La victoria no vendrá de llorar por los fracasos, sino de redoblar
el esfuerzo para conseguir victorias futuras. Así es como los grandes emprendedores
recuperan a los equipos desmotivados. Les recuerdan que pueden volver a ganar definiendo
objetivos muy claros y concretos, y cuando estos se alcanzan, celebrar
conjuntamente esas victorias, aunque sean pequeñas.
Nuestro optimismo nunca debe
dejarse en manos del azar. Hay que cultivarlo y difundirlo activamente mediante
un esfuerzo constante. Todas los proyectos emprendedores atraviesan momentos críticos,
no es algo exclusivo del tuyo, forma parte del ciclo de la vida de una startup donde
tu entusiasmo y tu optimismo debe mostrar a todo tu entorno que “… aún hay vida
en tus sueños”