domingo, 29 de abril de 2012

Acelerar el emprendimiento

Desde hace unos años han aparecido estructuras para acelerar el emprendimiento en este país. Por ejemplo, podemos mencionar Wayra de Telefónica, que ya había empezado a funcionar en Sudamérica o SeedRocket de un conjunto de inversores con experiencia en la creación de empresas en el mundo de internet. La idea tiene un precedente en Y-Combinator, que ha acelerado una gran cantidad de ideas en Silicon Valley desde el año 2005.
Estas iniciativas se parecen bastante. Se trata de negocios ligados a Internet o telefonía móvil, fundamentalmente ideas de jóvenes que quieren montar empresas, donde Facebook o Twiter son los referentes. Este tipo de start-up, pueden montarse fácil y rápidamente. Un par de jóvenes con sus propios ordenadores pueden tener un prototipo en unos meses. Los impulsores de las aceleradoras con una primera pequeña inversión, hacen el seguimiento y pueden ver como funcionan las ideas y entrar en la compañía a la espera de que alguna de ellas sea un buen negocio. 
No estoy cuestionando este tipo de aceleradoras. Estoy criticando que NO existan otro tipo de ellas, en otros sectores empresariales. Emprender, no significa, exclusivamente, implantar este esquema de ideas basadas en Internet que se puedan poner en marcha en seis meses pero que luego resultan flor de un día. Es necesario que haya inversores capaces de tener una visión de futuro y apuesten por algo más allá del corto plazo. Por ejemplo, en nuestro sistema de R+D hay desarrollos que pueden convertirse en empresas sólidas y de futuro. Son plantas en las que hay que invertir tiempo y dinero pero que pueden producir frutos durante mucho tiempo y crear puestos de trabajo estables. Es posible y necesaria otra forma de acelerar el emprendimiento.

lunes, 9 de abril de 2012

Un apostolado del emprendimiento

Emprender significa enfrentarse con resolución a proyectos de gran incertidumbre. En el ámbito económico el significado es abordar la creación de nuevas empresas. Los emprendedores pretenden crear nuevas empresas y estos procesos están cargados de incertidumbre, su objetivo es la búsqueda de un modelo de negocio, muy diferente de los planes y de los problemas de las empresas ya afianzadas.
Las nuevas empresas nacen sin saber si podrán finalmente consolidarse, pero a pesar de los riesgos y de los fracasos, son las que realmente crean puestos de trabajo (ver aquí). Así pues, si algún país necesita de los emprendedores es España, que tiene el índice de paro más elevado de Europa. 
Los países son tan emprendedores como lo son sus ciudadanos. No cometamos el error de pensar que el emprendimiento se debe hacer o financiar desde la administración aunque pueda ser tentador arriesgar el dinero de otros y no tener que pagar las consecuencias. Los beneficios y el riesgo han de ser de quien emprende y de quienes financian esos proyectos. Sin embargo, y aunque pensar que una administración funcionarizada pueda ser emprendedora es casí una contradición en si misma, el sector público puede y debe fomentar el emprendimiento creando un entorno legislativo adecuado para que esta se desarrolle. 
En países como el nuestro, donde las administraciones asumen papeles protagonistas en actividades que deberían ser dinamizadas por la sociedad civil, es aconsejable que actúen estimulando la cultura emprendedora. Esta ha de ser fundamentalmente una labor de fomento con instrumentos tan potentes, como por ejemplo, la actuación en los diferentes niveles de la educación pública, el reconociendo a la labor de los emprendedores o la utilización de su medios de comunicación en una tarea de apostolado del emprendimiento.