domingo, 30 de noviembre de 2014

Facilitar el camino a quien lo ha emprendido eliminando burocracia

El espacio para facilitar el emprendimiento presenta dos escenarios diferentes: uno macro para allanar el camino desde la normativa legislativa y otro micro para ayudar de forma concreta a superar los problemas del camino de los emprendedores.
Desde el punto vista normativo, España ha sido uno de los países en los que más costaba tramitar la creación de una nueva empresa. La ley de apoyo a los emprendedores de 2013 ha mejorado algo esta situación. Sin embargo, todavía, crear una empresa es complejo en este país, pero sobre todo es aún más difícil cerrarla, lo cual no es baladí, dado que el fracaso suele ser frecuente. Eliminar las piedras burocráticas del camino y agilizar el proceso sería la mejor de las recetas, bastaría con adaptar soluciones que ya existen en otros países que lo hacen mucho mejor, más rápido y menos burocratizado. Por ejemplo, se podría permitir la creación de instrumentos que permiten actuar como una empresa provisional durante un periodo de prueba, de la misma forma que ya se contempla para los estudiantes universitarios de últimos cursos.
En el entorno micro la solución está mejor implantada, numerosas organizaciones privadas e instituciones públicas ayudan a los emprendedores dándoles soporte personalizado en el seguimiento de su aventura. Hay asociaciones empresariales, incubadoras de negocios, fundaciones y otras instituciones que asisten de esta forma a los emprendedores. En ellas el emprendedor puede encontrar información para salvar las barreras burocráticas y consejos de todo tipo para evitar, en la medida de lo posible, el fracaso de su aventura emprendedora.
Este panorama ha mejorado en los últimos tiempos de tal forma que los puntos públicos y privados de soporte y ayuda a los emprendedores han aumentado tan significativamente que hay quien habla de que se ha producido una burbuja. Es cierto que hay muchas iniciativas que repiten líneas de actuación semejantes, pero de forma natural estas se están especializando y auto-organizando.

Apoyar a los emprendedores según la visión micro es algo que está empezando a funcionar en nuestro país aunque es aconsejable que la red de puntos de apoyo se auto-organice y optimice. En cuanto al nivel macro se han de eliminar las trabas burocráticas para simplificar la creación de nuevos proyectos emprendedores y esto tiene todavía un largo recorrido por delante. Hay que  facilitar el camino a quien lo ha emprendido eliminando burocracia.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Formar de manera transversal y sistemática en emprendimiento


Los conocimientos básicos en emprendimiento no son difíciles de adquirir, pero se han de transmitir una serie de metodologías ya aceptadas para aumentar las probabilidades de éxito y disminuir las de fracaso de un proyecto emprendedor.
Aunque ya en la escuela se pueden dar los primeros pasos para educar en emprendimiento, el objetivo allí, ha de estar orientado fundamentalmente a la concienciación. Es en los siguientes niveles docentes, como la secundaria o la formación profesional, donde los objetivos pueden ya estar dirigidos a la creación de la propia empresa. Sin embargo, en estos niveles educativos, este tipo de formación apenas se imparte de forma oficial y sistemática.
En la universidad, que es el entorno que más conozco, tampoco existe una formación reglada, sino es en algunas facultades de económicas o empresariales. Aunque hay actividades puntuales como seminarios, días del emprendedor o conferencias, la mayor preocupación de las universidades se orienta a fomentar y formar a los estudiantes de doctorado para crear spin-off’s a partir de los resultados de la I+D. Aunque esto es muy positivo, no se obtienen generalmente unos resultados cuantitativos notables. Necesitamos una universidad mucho más emprendedora.
La formación en emprendimiento, ha de servir para que los estudiantes se enfrenten a sus proyectos emprendedores con una cierta probabilidad de éxito. Todos los estudiantes de secundaria y de grado universitario deberían cursar una asignatura común a todas las especialidades, a fin de poder crear equipos multidisciplinares. Unos pocos créditos, serían suficientes para aprender de forma práctica como crear y gestionar un proyecto emprendedor. Esta formación no solamente permitiría a los estudiantes tener la preparación necesaria para crear su propia empresa, sino que les proporcionaría competencias de comunicación, organización y gestión de empresas, que les serviría como palanca de empleabilidad en un mercado de trabajo tan complicado como el actual.
Una de las claves para conseguir crear una sociedad emprendedora es educar y formar de manera transversal y sistemática en emprendimiento.