La innovación disruptiva en las empresas consolidadas es una tarea
compleja ya sea debido tanto a componentes externos como, sobre todo, a factores
internos.
Desde un punto de vista externo una empresa consolidada tiene un mercado
formado por unos segmentos de clientes que esperan un tipo de productos
determinados y por unos suministradores que conocen bien sus necesidades y sus demandas
de bienes y servicios. Cambiar de forma radical de productos no es fácil. No es
de esperar que Audi venda ordenadores o que Microsoft venda coches. Aunque no es
nada fácil, sería posible que ambas abriesen nuevos mercados con productos
innovadores, pero esa innovación sería fundamentalmente incremental y solamente
de forma excepcional, disruptiva.
Desde un punto de vista interno el problema es todavía más
complejo. En primer lugar, los inversores y accionistas de empresas
consolidadas tienen como objetivo conseguir beneficios y crecimientos estables
y no son proclives a que una empresa madura asuma riesgos poco controlados. Sin
embargo, el problema más importante para el cambio de una empresa consolidada son
sus estructuras organizativas internas que suelen ser inmovilistas y de transiciones
lentas debido a la cultura, las actitudes, los intereses personales, etc., es
decir que como dice la Ley Martec, los cambios tecnológicos son exponenciales y
tendrían que llevar a las empresas a cambios de este tipo, sin embargo, los
cambios en las estructuras organizativas de las empresas se producen de forma
logarítmica. Con el tiempo las empresas se vuelven demasiado lentas para la
toma de decisiones, en los procesos de adaptación a los cambios, en reestructurar
la organización o en identificar oportunidades. Es decir, igual que pasa con los
humanos, cuanto más consolidada es una empresa más lenta y conservadora se
vuelve.
De todo ello se deduce que son las organizaciones jóvenes, las que
están cerca del t=0, las que todavía no tienen estructuras consolidadas, las
que pueden crecer al mismo ritmo de la tecnología, que son esas startups las
que mejor se adaptan a los cambios.
Las empresas consolidadas pueden aprovechar esta dinámica de las startups
para incorporarlas en su organización, ampliando su porfolio de productos y
sobre todo adquiriendo talento creativo para sus equipos. En un proceso de
innovación abierta, las empresas consolidadas pueden incorporar a sus
organizaciones startups como sabia nueva.