miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿Quién es el asesino?

Últimamente he convertido este blog en un foro de comentario político, lo siento, espero que sea algo transitorio. La causa de ello, es que la situación en Cataluña, donde vivo, está tan candente que me resulta imposible inhibirme de comentar lo que desde mi punto de vista, está pasando.
Como es normal en todos los comicios, en las elecciones plebiscitarias catalanas del domingo pasado, hemos podido constatar que según los dirigentes (me resisto a llamarles líderes) de los partidos, todo el mundo ha ganado. Los miembros más notables de la candidatura “Junts pel Sí”, dicen que estos resultados dan un respaldo a sus tesis y que seguirán con el “Procés”. Los miembros de las candidaturas del NO, dicen que aquellos no tienen mayoría de votos y por tanto la propuesta independentista ha perdido el plebiscito aunque haya ganado las elecciones. Por otro lado la opción independentista CUP dice que no dará soporte a la propuesta independentista porque no hay mayoría de votos, y si esto es así, no la habría tampoco de escaños.
Para acabarlo de arreglar, ayer mismo, dos días después de las elecciones, Artur Mas ha sido imputado por la consulta del 9N del año pasado y el ministro Catalá ha dicho que la imputación no se ha comunicado antes para no interferir en el proceso electoral. Si es un proceso judicial, ¿Por qué el ministro da explicaciones de las actuaciones de los jueces?. La actuación del gobierno/fiscalía en este tema y en estos momentos, hace que el posicionamiento de la CUP sea todavía más complicado. Me resisto a pensar que sea una torpeza tan evidente y a pesar de que el gobierno ha dado, durante toda la legislatura, claras muestras de su ineptitud, parece que se podría buscar alguna otra interpretación acorde con el tradicional comportamiento del PP respecto al problema catalán.
Hagamos una pregunta retórica como se hace en una novela negra ¿Quién tiene más motivos para ser el asesino? Si observamos los comportamientos del partido del gobierno respecto a Cataluña durante toda la legislatura e incluso cuando estaba en la oposición, el PP ha conseguido, con sus actuaciones, que el número de independentistas haya aumentado hasta conseguir el 47,8% de los votantes del pasado día 27. Creo que si se consiguiese finalmente la secesión el Partido Popular sería uno de los que más méritos han hecho para impulsarla.
En los últimos años, el PP ha ido perdiendo representatividad en Cataluña llegando a conseguir que su presencia sea casi testimonial, especialmente en el ámbito municipal. Esto ha quedado patente en los resultados de las elecciones del pasado domingo. ¿Para qué quiere el PP Cataluña, si le perjudica? Si Cataluña se independizase y esto se produjese sin estar el PP en el poder, cosa que puede pasar a partir del próximo diciembre, su carambola sería perfecta ya que su vuelta sería aclamada por una sociedad española moralmente tocada por la secesión. Ante este escenario, podríamos finalmente responder a la pregunta de ¿Quién es el asesino?

martes, 15 de septiembre de 2015

Una oportunidad para la reflexión y el cambio de actitud

Independientemente del número de asistentes que anuncie cada fuente, el 11S ha sido un éxito de presencia y organización para los convocantes de la Via lliure. No hace falta más que ver las imágenes de televisión para darse cuenta de cómo se vive en Cataluña el camino hacia la independencia, tanto social, como democráticamente.
La siguiente cita del calendario será clave para el proceso soberanista. Las elecciones del 27S pueden ser un acontecimiento histórico que determine el futuro de Cataluña y de España. Sin embargo, los resultados que pronostican las últimas encuestas son inciertos, la previsión es de una mayoría ajustada de escaños a las propuestas independentistas, pero no así de votos, que estarían claramente por debajo del 50%.
Para la hipotética declaración de independencia, el presidente Mas, entre otros, propone contar escaños, ya que el Estado no ha permitido hacer un referéndum para contar votos. Sin embargo, en mi opinión, si se hiciese una declaración unilateral de independencia (DUI) con una minoría de votos, sería un grave error. La honestidad democrática, que siempre ha sido un valor fundamental de las tesis soberanistas del derecho a decidir, no puede vulnerarse y tomar una decisión tan transcendental sin el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Si la decisión fuese dirigida al gobierno del PP, como respuesta a su bajo nivel democrático, sería comprensible, pero la respuesta va dirigida a los ciudadanos de Cataluña y esta sería una decisión éticamente poco democrática, en contra de las propias tesis iniciales de Artur Mas. Si no hay mayoría de votos aunque la haya de escaños, se debe renunciar a la DUI por falta de suficientes ciudadanos para apoyarla. Se puede perder una gran ocasión, pero no la dignidad y el prestigio internacional de una Cataluña democrática como ha quedado patente durante todo el proceso. Por otro lado, una decisión de este tipo daría pie a una respuesta contundente del gobierno central y sobre todo al rechazo internacional tan necesario para el éxito del proceso.
En un estado plenamente democrático se tendría que haber podido realizar ese referéndum de manera legal y si la Constitución no lo permite, habría que cambiarla. Los ejemplos de Quebec, Escocia o Flandes, aunque diferentes entre sí, marcan el camino a seguir. Sin embargo, la tradicional falta de tolerancia y flexibilidad del gobierno del PP ha propiciado durante toda su legislatura (e incluso cuando estaba en la oposición) el crecimiento permanente del número de independentistas en Cataluña hasta llegar a la situación actual.
Si por el contrario, el número de escaños además del de votos llegasen a ser minoría en el Parlament, estoy convencido que el gobierno central lo anunciará en los medios a bombo y platillo, como una victoria propia, aunque sea pírrica, cuando lo que se tendría que hacer, sería aprovechar la ocasión para evitar que las próximas elecciones autonómicas en Cataluña tengan de nuevo carácter plebiscitario. El gobierno central que salga de los comicios de diciembre, debería, si finalmente se produce la ocasión el 27S, tomarla como una oportunidad para la reflexión y el cambio de actitud.