viernes, 31 de agosto de 2018

El valor de una startup


Las startups (en el sentido Lean Startup) no son empresas. Son organizaciones (generalmente desorganizadas) que no tienen ni clientes ni métricas procesables (KPI’s) suficientes, por tanto, no hay ninguna forma que permita de manera objetiva medir su valor. En esta fase los métodos clásicos para evaluar empresas como el Descuento de Flujo de Caja (Discounted Cash Flow, DCF) o el Método del Venture Capital (VC Method), no sirven.
Ni los inversores más expertos son capaces de calcular una valoración que depende de cómo se resuelvan en el camino la gran cantidad de retos que surgirán, sin duda, en un proceso lleno de incertidumbre. Sin embargo, no por eso el valor de la startup es cero sino que su valor está ligado a sus expectativas de futuro, es decir que depende del emprendedor, el equipo, la idea, el mercado y otros intangibles.
Como en una primera inversión o inversión semilla (Seed Round) el riesgo es muy alto, lo que supone que por una cantidad limitada, los inversores pueden conseguir una participación importante. Si la startup crece de forma importante la inversión será muy rentable y las plusvalías muy altas, si la startup fracasa los inversores habrán perdido todo el dinero.
En el momento que se realiza la primera inversión el valor de referencia de la startup queda determinado por la relación entre la cantidad invertida y la participación tomada. Por ejemplo, si los inversores se quedan con una participación del 20% por una inversión semilla de 200.000 euros, quiere decir que la empresa ahora vale un millón de euros (valor postmoney) y que antes de la inversión valía 800.000 euros (valor premoney).
Como la inversión semilla ya ha establecido una valoración cuantitativa, a partir de aquí una eventual nueva ronda (ronda A) estará referenciada al valor postmoney de la inversión semilla y de la misma forma se hará para las posibles rondas siguientes (B, C, …).
En cada ronda sucesiva, la participación de los socios (fundadores e inversores) se diluye. Si en el caso del ejemplo anterior hacemos una ronda A de 300.000 euros y los nuevos inversores toman un 10% de la empresa (todavía startup según la denominación clásica), esto quiere decir que para esta ronda el valor postmoney es de 3.000.000€ y el premoney, por tanto, de 2.7 millones. Los 200.000 euros que habían puesto los inversores iniciales valen ahora 540.000€, pero su participación se ha diluido y es ahora de un 18% en vez del 20% inicial.
Si el premoney de una nueva ronda es mayor que el postmoney de la anterior (como en el ejemplo) la startup habrá incrementado su valor (upround), en caso contrario su valor habrá disminuido (downround). En este último caso, si los inversores iniciales saliesen tendrían plusvalías negativas.
Aunque hasta la inversión semilla es fundamental la intuición de los inversores para estimar el valor de una startup, a partir de aquí, si hay suficientes clientes y KPI’s, además de la intuición (que no se debe abandonar nunca), se puede calcular por métodos clásicos el valor de una startup.


miércoles, 15 de agosto de 2018

El éxito de la metodología Lean Startup


La metodología Lean Startup ha tenido, desde hace una década, una gran repercusión en el proceso de creación de nuevas empresas. Hoy en día, nadie impulsa un proyecto emprendedor que no empiece con un proceso de experimentación prueba-error para validar un modelo de negocio.
Sin embargo, una pregunta que me hacen algunas veces en los cursos y charlas de emprendimiento que doy, es: ¿Ha disminuido la metodología Lean Startup el tanto por ciento de fracasos respecto a la metodología clásica? Mi respuesta es que no solamente no ha disminuido la ratio de fracasos, sino que muy probablemente la haya aumentado.
Entonces ¿Por qué aplicar Lean Startup y no la metodología clásica de empezar pensando en profundidad desde el principio el proyecto emprendedor y plasmar todos los detalles en un Plan de Negocio?
Lean Startup es una metodología “low cost” que se basa en lanzar un proyecto emprendedor realizando pruebas de validación de hipótesis interactuando con posibles clientes y hacerlo de la forma más rápida posible. Esto ha hecho que sea posible fracasar rápido y barato, lo que ha llevado a lanzar iniciativas flexibles, menos pensadas detalladamente y que se abandonan inmediatamente que la validación es negativa y no se encuentran vías de futuro.
El índice de fracasos no es la mejor forma de valorar este nuevo proceso de creación de empresas. La democratización del emprendimiento y su aprendizaje han sido las aportaciones más importantes en el éxito de la metodología Lean Startup.