miércoles, 31 de agosto de 2016

La Formación en emprendimiento ha dado un giro radical

En el proceso de aproximarse progresivamente a los emprendedores nos acercamos ahora al ámbito de la Formación.
Hasta hace una década, la formación de los emprendedores tenía una orientación similar a la de un MBA. Una formación que había nacido para gestionar empresas a principios del siglo pasado y cuyo objetivo era administrar una compañía basándose en un plan estratégico diseñado para ser ejecutado en unos cuantos años.
De esta misma manera, la formación de emprendedores se orientaba a generar y gestionar un Plan de Negocio a partir de la idea del propio emprendedor, Plan de Negocio que no era otra cosa que un Plan Estratégico para una posible empresa que todavía no se había creado o que no se sabía exactamente hacia donde podría ir.
Hace unos diez años, Steve Blank rompe con la tradición y afirma que no se puede hacer un Plan de Negocio de algo que no se sabe cómo funcionará, ni tan siquiera si tendrá quien compre sus productos o servicios. La frase de Blank era: “No hay Plan de Negocio que sobreviva al primer contacto con los clientes”. No es la formación tipo MBA la adecuada para empezar una startup, porque una startup no es una empresa en pequeño, sino una organización a la búsqueda de un Modelo de Negocio viable.
El cambio de paradigma ha virado, de centrarse en la idea del emprendedor, a enfocarse en las necesidades de los clientes, de soñar el producto a pensar en el problema. Es decir, no hace falta empezar diseñando un gran apartado Financiero para un Plan de Negocio si todavía no se sabe si los posibles clientes estarán dispuestos a pagar y cuanto, por nuestra solución.
La Formación para empezar una startup ha de estar dirigida a la generación de clientes y no a aprender las materias que incluye un grado en ADE o un MBA. Con unas ideas generales de actuación y el conocimiento de un conjunto de técnicas para saber si los posibles clientes estarán interesados en comprar nuestro producto o servicio, aún sin haberlo terminado, sería suficiente.

En lugar de un Plan de Negocio, la que yo llamo la Escuela de Stanford de Emprendimiento, liderada por Steve Blank y seguidores, como Eric Ries, Alex Osterwalder o Ash Maurya, propone, que a partir de la idea inicial, se empiece a trabajar con un esquema básico de hipótesis que recojan concisamente los puntos fundamentales de la futura empresa, es el Modelo de Negocio. Estas hipótesis se plasman en un lienzo de papel (el canvas) dividido en una serie de bloques (9 en los dos canvas más utilizados) que corresponden a los apartados fundamentales del Modelo de Negocio y sobre el que se van haciendo los cambios consecuencia de contrastar nuestras hipótesis con las respuestas de los posibles clientes. Estas modificaciones se hacen de forma iterativa hasta validar el Modelo de Negocio siguiendo la revolución de la metodología Lean Startup. Como consecuencia de este cambio de paradigma, en los últimos años la Formación en emprendimiento ha dado un giro radical.

lunes, 15 de agosto de 2016

El momento de impulsar el Fomento del emprendimiento

En los dos últimos posts hemos hablado de la Concienciación y de la Facilitación del emprendimiento. En este, vamos a hablar sobre el Fomento del mismo, entendiendo como tal el conjunto de acciones dirigidas a colectivos que ya tienen una predisposición a lanzar sus propios proyectos emprendedores. Estas acciones de Fomento, al contrario que en la Concienciación y la Facilitación, requieren una voluntad de participación por parte de los colectivos a los que van dirigidas.
Las actividades más frecuentes en este ámbito pueden ser muy diversas, como por ejemplo,   congresos, concursos, ferias, fórums, reuniones, charlas, conferencias de gurús, etcétera. Muchas de estas actividades también generan un ambiente propicio a la creación de contactos que promueven el intercambio de enriquecedoras experiencias personales entre emprendedores.
Podríamos decir que una vez la sociedad está concienciada y que se han eliminado las barreras fundamentalmente administrativas para impulsar la Facilitación, nos podemos dirigir, mediante acciones focalizadas de Fomento, a los potenciales emprendedores, con el objetivo de alentarlos a crear sus propias startups.
No solo temporalmente podemos ordenar los diferentes ámbitos de actuación, sino que estos también se caracterizan por la apertura del enfoque hacia los colectivos a los que se dirigen. Podemos diferenciar esta apertura desde las actividades desenfocadas dirigidas de forma global a toda la sociedad, como es el caso de las iniciativas de Concienciación, que incluyen incluso a los que no tienen ninguna intención de emprender, pero que valorarían positivamente a los que sí lo quieren hacer, a enfocarnos en un colectivo más concreto, como en el caso de las actividades de Fomento, que se dirigen a aquellos que piensan en crear su propia empresa o incluso a los que ya han empezado a hacerlo.
En el ámbito de las acciones de Fomento, los actores están más cerca de los sectores a los que se dirigen. Estas estructuras pueden ser locales y diversificadas, tanto privadas, como organizaciones empresariales, redes de Business Angels o asociaciones y fundaciones, como instituciones públicas, por ejemplo, ayuntamientos o universidades.

Si la sociedad se conciencia de que el emprendimiento no es solamente una oportunidad personal para quien emprende, sino que también es una ocasión para la propia sociedad y además hay una voluntad clara por parte de los legisladores de facilitar la creación de empresas eliminando las barreras administrativas, es el momento de impulsar el Fomento del emprendimiento.