miércoles, 15 de enero de 2014

Emprender implica hacer innovación radical

Las empresas innovadoras tienen en muchos casos la duda de cómo plantear su innovación, si de forma incremental o de forma radical (el Kaizen y el Kekushin japonés). Hacer solamente una de ellas puede ser más arriesgado.
Si la innovación significa movimiento, el dilema está en seguir por la misma carretera o tomar una vía alternativa que en principio puede parecer más arriesgada, pero quizás conduce a océanos azules. La continuidad del camino más conocido o la incertidumbre del desconocido.
La innovación incremental significa la mejora permanente de productos o procesos que pueden conseguir mantener la competitividad de la empresa, pero que pueden conducir a callejones sin salida. Por otro lado, la innovación radical es muy arriesgada y puede llevar a un éxito o a un fracaso rotundo. Podríamos decir, que la innovación incremental puede llevar a un éxito o fracaso, incrementalmente y  que una innovación radical puede hacerlo radicalmente.
La combinación adecuada de los dos tipos de innovación puede ser la mejor solución. El caso de Apple es paradigmático, pasa por ser una empresa de innovaciones radicales. Sin embargo, después de cada propuesta radical continúa con una serie de mejoras incrementales de sus productos de forma permanente.
Generalmente las empresas que hacen innovación, ya sea incremental o radical, cambian los productos o los procesos, pero raramente los mercados objetivos, es demasiado arriesgado, sobre todo si se hace de radicalmente.
En el emprendimiento todo es innovación y siempre radical. Desde el producto al mercado, pasando por la organización, el equipo y hasta la figura jurídica. Cualquier cambio es abrupto, ya que en un principio ni tan siquiera hay movimiento, por tanto, cualquier paso que se da, significa un cambio sustancial y de ahí su gran riesgo. Emprender implica hacer innovación radical.