Muchos emprendedores piensan que el éxito de una startup depende solamente
del esfuerzo de sus fundadores, sin embargo, una buena parte del éxito puede
ser debida al ecosistema emprendedor donde habita la startup.
Los ecosistemas de emprendimiento son elementos clave para las
sociedades que miran hacia el futuro. En un ecosistema emprendedor se generan nuevas
empresas, se crea riqueza, se innova, se atrae talento, se invierte mucho
dinero a pesar del riesgo, etc. No hay más que dos opciones, o se progresa a
través de impulsar la creatividad emprendedora y para ello es vital un buen
ecosistema, o se mantiene la inercia existente mientras el sistema se estanca.
Dada la importancia de los ecosistemas para que las startups
tengan éxito, desde hace algunos años están apareciendo de forma periódica estudios
y rankings sobre ecosistemas emprendedores tanto de hubs en los que se localizan los ecosistemas, que suelen ser
ciudades y sus entornos, como por países, donde el conjunto de sus hubs muestra el potencial en
emprendimiento de un determinado país. Entre estos rankings globales publicados
este mismo año, podemos citar el Startup Ecosystem Rankings (https://report.startupblink.com) y el
Global Startup Genoma (https://startupgenome.com).
En este post me voy a centrar en el primero de ellos por su
intención de usar una metodología fundamentalmente basada en criterios objetivos,
aunque basada en una definición de startup alejada de la propuesta del
movimiento Lean startup. La definición de Startup Blink dice que una startup es
cualquier negocio que aplica una solución innovadora. La innovación puede ser
tecnológica o de un modelo de negocio único. Para delimitar el volumen de la
startup, la definición excluye a todo empresa que llega a ser un unicornio (aquella
que tiene un valor de mil millones de dólares).
Colocar dos ciudades entre los 40 mejores ecosistemas del mundo es
un gran resultado, como refleja el informe de Startup Blink para los
ecosistemas de Barcelona (27) y Madrid (33), aunque han perdido 10 y 7
posiciones respectivamente desde el informe de 2017, otras ciudades como Bilbao,
que ocupa el lugar 224 y ha ganado 121 posiciones desde 2017. La sorprendente
buena noticia, es la décima posición que ocupa España en este ranking
internacional, ganando 4 posiciones desde el informe de 2017.
A pesar de las dificultades que impone la burocracia y el
desinterés de nuestros políticos, parece que se posiciona con fuerza la
vitalidad emprendedora en España