domingo, 15 de septiembre de 2019

Impulsando permanentemente nuevos proyectos


La mayoría de los emprendedores de éxito continúan trabajando a pesar de que sus ganancias les habrían permitido retirarse y vivir de rentas. Sin embargo, impulsan nuevos proyectos o los financian y tutorizan.
La pensadora alemana Hannah Arendt distingue en la vita activa tres tipos de actividades: la labor, el trabajo y la acción. Para Arendt, la acción está relacionada con la esfera pública y tiene su origen en la actividad política que hacían los ciudadanos en la Atenas clásica. Respecto a la labor y el trabajo, aunque hoy día los usamos como sinónimos, etimológicamente son diferentes. La labor significa la actividad para sobrevivir que no deja huella y el trabajo está ligado a la creación no perecedera. Arendt, que siempre hace referencia a la antigüedad, identifica al esclavo con la labor repetitiva y rutinaria que hace para el amo y el trabajo con la actividad más creativa del artesano.
En la actualidad las cosas han cambiado y aunque la mayoría de los humanos son laborantes (quizás podríamos decir en lenguaje coloquial “currantes”), continúan existiendo las dos facetas ligadas a la actividad humana, la labor que podría estar representada por el empleado que realiza tareas para su “amo”, como un esclavo a tiempo parcial y el creativo que trabaja en libertad para obtener resultados no efímeros, como ocurre con el artista o el emprendedor.
Cuando alguien emprende no labora, sino que trabaja/crea. La distinción queda clara cuando los empleados manifiestan sus ambiciones de adquirir la condición de “ciudadanos libres” al jubilarse lo antes posible. Sin embargo, los emprendedores, como otros muchos creativos, no ven esa necesidad y viven impulsando permanentemente nuevos proyectos.