Mientras una startup no es una empresa sino un proyecto
emprendedor (startup en el sentido Lean), la financiación puede llegar de los
ahorros de los fundadores y del trabajo de estos sin cobrar (Bootstrapping).
Cuando se necesitan fondos externos se puede acudir a personas
allegadas (Family, Friends and Fools, 3F) estos fondos suelen llegar
normalmente hasta los 50.000 euros, aunque extraordinariamente pueden alcanzar
los 100.000 euros. Podemos decir que estamos en una fase de pre-semilla
(pre-seed). Estas aportaciones tienen un problema legal ya que no pueden acordarse
como participaciones porque la empresa no está constituida. Se necesitaría una
solución ágil y eficiente para este problema que hasta el momento nadie ha aportado.
Cuando el proyecto ya se ha constituido como empresa las
inversiones se consiguen en diferentes pasos conocidos como rondas. La primera de
ellas toma el nombre de ronda semilla (seed round), la cantidad invertida puede
ascender a unos 200.000 euros en España (en Estados Unidos puede llegar a ser
más del doble) y la inversión procede de inversores particulares que lo suelen
hacer en grupo (Business Angels o Angel Investors).
La inversión de una ronda semilla implica una valoración de la
empresa al relacionar la cantidad invertida con la participación que se cede a
los inversores. Por ejemplo, una inversión de 200.000 euros por un 20% de
participación significa que el valor de la empresa es de un millón de euros después
de la inversión (post-money valuation). El objetivo de una ronda semilla es la
consolidación del modelo de negocio.
Las siguientes rondas se nombran con las letras del abecedario A,
B, C, … Una ronda A suele tener como objetivo un primer crecimiento de la
empresa. La financiación en España puede llegar hasta el millón de euros. Si
esta cantidad implica, por ejemplo, la cesión de un 25% de participaciones a
los inversores, esto querría decir que el valor post-money de la empresa sería de
4 millones. En una ronda A los inversores suelen ser, además de Business
Angels, fondos de Capital Riesgo.
Generalmente, los inversores consideran que para entrar en una
ronda A, la empresa ha tenido que duplicar su valor desde la ronda semilla si no han pasado más de 18 meses. En
nuestro ejemplo lo ha hecho por 4, eso podría significar que se habría podido
negociar un mejor acuerdo con los inversores.
En las siguientes rondas se puede abordar el crecimiento
internacional, el desarrollo de nuevos productos o la compra de alguna empresa
complementaria. De cualquier forma, se ha de tener en cuenta que sea una ronda
semilla o una ronda más avanzada, el objetivo de los inversores no es el futuro
de la empresa, sino conseguir una salida (exit) con la mayor plusvalía posible de
la inversión. Por eso hay que tener cuidado al plantear las rondas de
inversión.