Un emprendedor cree que impulsar una startup es como entrar un espacio
diáfano en el que transitará de forma sencilla con su magnífica idea como guía
y que podrá encontrar la salida fácilmente. Sin embargo, pronto se dará cuenta
que donde ha entrado es en realidad un laberinto.
La diferencia con el mito de Teseo es que, una vez eliminado el
Minotauro, el héroe pudo salir del laberinto gracias a seguir el hilo de
Ariadna que había ido soltando mientras se internaba en la compleja construcción
diseñada por Dédalo.
Aunque el emprendedor con mucho esfuerzo pueda con su “Minotauro” (crear
un MVP) no dispondrá de ningún hilo fiable (Plan de Empresa) que le conduzca a
la salida. El emprendedor no sabe todavía que la salida solamente la puede
encontrar a partir de darse golpes contra las paredes en una estrategia de
prueba error para generar un esquema (Modelo de Negocio) que conducirá al éxito
o al fracaso de su aventura.
Algunas veces nuestro “Teseo” puede escuchar voces desde el
exterior (mentores) que le proponen seguir por determinados caminos, sin
embargo, muchos de los que prueba son callejones que no llevan a ninguna parte.
Esas voces que aconsejan no están en el interior del laberinto y por tanto no
viven el problema sino que solamente lo intuyen. El emprendedor debe
escucharlas, pero finalmente es él quien debe tomar las decisiones del rumbo a
seguir.
Si finalmente encuentra la salida habrá necesitado perseverancia y
suerte, mucha suerte. El camino seguido para conseguir el éxito seguramente no
es el mejor de entre todos los posibles, sin embargo, el verdadero problema es
que muchas veces el proyecto puede perecer porque nuestro héroe no encuentra la
salida o incluso porque esta ya no existe. Con o sin salida, en una startup siempre está el emprendedor en su laberinto.