sábado, 15 de junio de 2013

Una revolución basada en los bits y no en los glóbulos rojos

Las revoluciones son cambios rápidos y substanciales respecto a un estatus presente y pueden ser sociales, políticas, científicas o culturales. En la mayoría de casos las revoluciones causan el rechazo de las concepciones más tradicionales y en las sociales y políticas pueden comportar violencia, en especial en los regímenes autoritarios. En las democracias estas revoluciones suelen ser cambios más o menos profundos, pero incruentos. Sin embargo, hay democracias de un alto nivel de calidad donde los cambios son fáciles y naturales (países nórdicos) y otros de baja calidad democrática donde los cambios son más difíciles como son los países del sur de Europa, en particular España.
La culpa de este bajo nivel democrático se atribuye a la clase política que es corrupta, pero en última instancia somos los ciudadanos quienes consentimos que esto suceda. Si nuestro grado de exigencia demandase más calidad democrática, el comportamiento de los partidos cambiaría, o los ciudadanos cambiarían de partidos.
Hace un par de semanas una serie de personas de prestigio intelectual, presentó un manifiesto que pretende buscar firmas de apoyo para llevar una iniciativa al parlamento para una nueva ley de partidos. Una de las personas que encabeza esta petición es César Molinas quien ya había publicado conocidos artículos en El País (ver aquí y aquí) que acaba de presentar un interesante libro titulado ¿Qué hacer con España?
El manifiesto apunta a la clase política como responsable última del secuestro de nuestra democracia y sus consecuencias. La iniciativa pretende conseguir 500.000 firmas para presentar una propuesta legislativa popular en el Parlamento. La idea parece un poco ingenua, ya que quienes finalmente tendrían que redactar y aprobar la nueva ley son aquellos a los que perjudica. Sin embargo, yo creo que son este tipo de ingenuos que emprenden iniciativas como estas, los que innovan y directa o indirectamente hacen que las cosas cambien, por eso yo he firmado el manifiesto.
Como ya propuse aquí hace más de un año y medio, la solución del problema no se puede dejar en manos de los políticos. Somos los ciudadanos los que debemos liderar el cambio que determine las reglas de juego donde se mueven los políticos. Para ello tenemos dos elementos clave: a) Vivimos en una democracia (aunque no sea de buena calidad) y b) Tenemos un instrumento poderoso inexistente en otro momento de la historia, como son las redes sociales que los “media” del poder no pueden hacer enmudecer (de momento).
Un cambio profundo y no cruento de nuestra democracia, es posible. Una revolución basada en los bits y no en los glóbulos rojos.

jueves, 30 de mayo de 2013

Por fin una ley de apoyo a los emprendedores

Parece que el gobierno ha reflexionado y ha decidido finalmente actuar para contener la sangría del empleo, o quizás se ha visto forzado por las reprimendas europeas respecto al paro juvenil, el caso es que la ley de Apoyo a los Emprendedores, que anunció este viernes el Gobierno en el Consejo de Ministros, es un paso para facilitar la creación de empresas. La ley constituiría, por fin, la materialización de una promesa electoral y un cambio en la dinámica (más bien la estática) que hasta ahora han tenido los gobiernos (no solo este) respecto a los emprendedores.
Todavía falta ver los detalles del redactado cuando la ley se publique en el BOE, pero parece que finalmente el gobierno se ha dado cuenta que la creación de empleo no pasa por las reuniones con los grandes empresarios del país que han sido, en buena parte, los responsables de la actual situación.
En el anteproyecto de ley anunciado, aparecen una serie de puntos positivos que si se confirman en el redactado final, pueden facilitar la creación de nuevas empresas, entre ellos voy a destacar los siguientes:
1. El IVA no se pagará hasta que no se cobre la factura.
2. Los socios de empresas de nueva creación se podrán deducir el 20%, con un máximo de 20.000 euros anuales.
3. Se crea la Sociedad Limitada de Formación Sucesiva, que abaratará la constitución de una nueva empresa.
4. Se elimina burocracia al poder poner en marcha una empresa de forma telemática con un formulario tipo.
Fomentar el espíritu emprendedor en nuestra sociedad es imprescindible y si este espíritu se quiere impulsar, el mejor apoyo es eliminar palos administrativos en sus ruedas. La respuesta no será milagrosa, seguramente no será “La Ley” porque será muy mejorable, pero en el horizonte aparece por fin una ley de apoyo a los emprendedores.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Hacia una universidad emprendedora


El contexto de paro y subempleo que vive la juventud no parece que tenga una solución a corto plazo. Tampoco los universitarios se libran de este escenario, y sin embargo, las universidades podrían innovar y hacer más para mejorar la situación.
Una vía de solución sería potenciar las actividades de estímulo, formación y mentoring en emprendimiento para que los estudiantes creen sus propias empresas, cosa que a su vez podría generar empleo. Normalmente, las actividades de fomento de creación de startups en las universidades, se limitan a impulsar la generación de spin-off desde los grupos de investigación. Eso está muy bien, pero los resultados obtenidos hasta hoy no se pueden calificar de brillantes, dada la limitada cantidad de empresas creadas.
Las actividades de fomento, formación y asesoramiento tendrían que generalizarse a toda la comunidad universitaria y esto no se está haciendo con la extensión e intensidad deseables a pesar de que existen mecanismos, que con un coste reducido, podrían generar mejoras notables.
Como ejemplos de actividades, podríamos mencionar, las iniciativas de sensibilización, para crear una cultura favorable al emprendimiento, como  por ejemplo, charlas de emprendedores que puedan explicar su experiencia de una forma directa. Si además estos han sido estudiantes de la misma universidad,
mucho mejor.
En cuanto a formación, se pueden realizar cursos de introducción (como ya hacen numerosas universidades en Estados Unidos) abiertos a todos los estudiantes de la universidad tanto procedentes de diferentes facultades como de distintos niveles (grado, máster o doctorado). La mezcla de gente con diferentes formaciones y cultura hacen más fácil la formación de equipos multidisciplinares que son muy importantes para crear y gestionar un proyecto empresarial. Estos se podrían dar en un marco de créditos de libre configuración, lo que sería más atractivo a los estudiantes. Esta formación en áreas ligadas al emprendimiento, implican la adquisición de habilidades de gestión, de hablar en público, rudimentos financieros y conocimientos del funcionamiento de la empresa, lo que mejoraría su empleabilidad.
En cuanto a actividades de mentoring, se podría ayudar a los emprendedores a caminar en la vía de reducir el riesgo de fallida de las empresas. Para eso se pueden hacer acuerdos con asociaciones empresariales, aceleradoras de business angels, que a su vez podrían ser fuentes de financiación para los proyectos emprendedores.
Es necesario promover iniciativas innovadoras o intensificarlas si existen, como las mencionadas y otras como talleres, premios, días del emprendedor, espacios de coworking, etc. Las universidades deberían recibir el soporte de los gobiernos para realizar estas actividades y ser incentivadas económicamente por los esfuerzos y los resultados de estas acciones.
Dentro de las tres misiones de la universidad (educación. Investigación y transferencia del conocimiento) aparece una nueva con un significado más social de fomentar e impulsar directamente la creación de empresas y la empleabilidad de sus estudiantes. Una universidad que impulse el cambio que la sociedad necesita, pero esto significa innovar en ella misma hacia una universidad emprendedora.

martes, 30 de abril de 2013

Una sociedad todavía por madurar y desarrollarse


De nuevo la EPA nos ha dado otro disgusto: 27% de paro y 57% de paro juvenil. Llevamos más de cinco años de declive sin que se vislumbre la salida del túnel o la aparición de los esperados brotes verdes.
Hasta el 2007, la transición española a la democracia se consideraba un éxito, tanto en el orden político, como en el económico y en el social. Cuando sonó el despertador y terminó nuestra ensoñación, la realidad se presentó ante nosotros, primero borrosa e increíble, pero luego más definida, como una parca permanentemente presente y amenazante.
Como de costumbre nuestra respuesta ha sido mirar hacia atrás buscando culpables y estos son siempre los demás. La clase política, a quienes no les importa encabezar la lista, mientras detenten el poder y puedan tener al alcance de la mano el vicio de la corrupción. Los banqueros, verdaderos fulleros de las finanzas. Las élites castizas que oran y no laboran. Los empresarios, depredadores de la especulación. Los funcionarios, privilegiados de antiguas burocracias…
Sin embargo, en todos estos bostezos de café, nunca hay autocrítica de los ciudadanos que hemos permitido que esto suceda. Ciudadanos que damos la mayoría absoluta a un partido en plena corrupción generalizada o que seguimos votando a una oposición mentirosa, manirrota y también corrupta. Ciudadanos que como toda respuesta, acosamos con cólera a los políticos que habíamos votado unos meses antes. Un escenario que parece sacado de los versos machadianos,

“y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,”


Sin embargo, necesitamos sentir que existe una juventud del cincel y de la maza. Una juventud de la rabia y de la idea que rompa con esta sociedad zaragatera y triste cuyos referentes son futbolistas o personajes de la farándula. Una juventud que emprenda, que asuma riesgos, que despierte de la anestesia a la que le hemos sometido y que lidere el futuro de una sociedad todavía por madurar y desarrollarse.

sábado, 13 de abril de 2013

El futuro de nuestras universidades (Publicado en Tecnonews)



El premio Nobel de Física Niels Bohr, formulaba frases célebres, como aquella de “Hacer predicciones es muy complicado, especialmente si son sobre el futuro”. Tecnonews me ha pedido que haga predicciones sobre el futuro de nuestras universidades y he aceptado a pesar de que la situación me conduce a hacer predicciones muy pesimistas.
A corto plazo, mi pronóstico del futuro de nuestras universidades es relativamente sencillo. Dado que el proceso de deterioro económico del país parece que mantendrá su tendencia, los recortes a las universidades serán inevitables y producirán un declive que ahogará cualquier plan que no sea la pura supervivencia. Obviamente, esto tendrá consecuencias en la calidad de la educación y de la investigación. Sin embargo, cada nuevo gobierno sigue encargando informes/cortinas-de-humo a comisiones de expertos para mejorar la universidad. Informes que dicen siempre, más o menos, lo mismo y que acaban durmiendo el sueño de los justos en los archivos ministeriales. El último de ellos, encargado por el ministro Wert, acaba de salir del horno. Esperemos que sea una excepción.
A largo plazo la predicción es aún más sombría. La universidad nacida en el siglo XI, se dedicó a la formación como única misión durante ocho siglos, hasta que en el siglo XIX se introdujo en Alemania la investigación como segunda misión (en España un siglo más tarde). Sin embargo, aquí todavía financiamos las universidades, casi exclusivamente, en función de su actividad docente, cuando todos los rankings internacionales consideran la docencia como un criterio marginal para sus clasificaciones. De esta forma, nuestras mejores universidades se sitúan a partir de posiciones más allá del 200.
El problema que se avecina, es que aquella primera misión ha empezado a sufrir los embates de un tsunami que se acerca desde la otra orilla del Atlántico, con las llamadas plataformas MOOC (Massive Open Online Course), como edXCoursera Udacity, en las que participan las mejores universidades internacionales, como Harvard, MIT, Stanford, etc. Se trata de cursos gratuitos por internet en los que se inscriben cientos de miles de estudiantes de todo el mundo. Cursos explicados por profesores de gran prestigio, con recursos multimedia y una red social de alumnos que los dinamizan. Algunos gurús ya predicen que en un par de décadas solamente quedarán una veintena de universidades en el mundo. Es fácil adivinar que en este grupo, estarán las universidades que juegan la “Champions League”, pero no las de segunda o tercera división. Un problema en el que el informe Wert ha pasado de puntillas.