lunes, 15 de julio de 2013

El Modelo de Negocio del cambio democrático

En este post, continuidad de los dos anteriores se pretende abordar el Modelo de Negocio de una startup política orientada al cambio necesario en nuestro sistema democrático.
Emprender una empresa de cualquier tipo requiere alguien visionario y una asunción de riesgos. Para intentar disminuir el grado de incertidumbre es importante planificar el proceso. La cuestión es determinar el nivel de detalle de dicha planificación. Podría parecer que cuanto más pormenorizada sea esta, más probabilidades de éxito existen. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones en que se emprende una aventura, el conocimiento del entorno es insuficiente y la planificación detallada no responde a lo que requiere la realidad. Una planificación muy detallada en un entorno con mucha incertidumbre puede representar un esfuerzo importante, poco útil y frustrante cuando los planes previstos no responden a la realidad. Es más, el propio plan extenso y detallado que tanto trabajo costó, se convierte en un freno para introducir los cambios necesarios.
Por eso para empezar una aventura emprendedora hay que tener una hoja de ruta muy flexible, que permita ser adaptada de forma ágil a las realidades que se encuentren durante el viaje. En el ámbito de la creación de las startups esto ha supuesto el cambio de metodologías pasando del Plan de Negocio o Business Plan completo y detallado como elemento clave del proyecto a una hoja de ruta mínima y fácilmente adaptable a las respuestas del entorno que  se conoce como Modelo de Negocio o Business Model.
La materialización de Plan de Negocio requiere escribir una memoria de 30 o 40 páginas y que, como dice Steve Blank, no suele resistir la primera reunión con los posibles clientes. Por eso, en el Modelo de Negocio se ha propuesto una metodología totalmente diferente y el documento utilizado es un lienzo con el que interactúa todo el equipo de la startup, generando  diferentes versiones. Esta metodología y el lienzo ha sido creado y popularizado Alex Osterwalder. Se trata de su conocido “canvas” que se puede descargar desde aquí y en este vídeo se puede ver una explicación de cómo funciona.
Si este tipo de metodología permite trabajar de una manera ágil sobre la hoja de ruta de cualquier startup, también debe servir para la startup política propuesta en el post anterior. De esta manera se puede diseñar, de forma un tanto visionaria, una primera versión (ver aquí) de cómo sería el canvas de la startup política que tendría que ejecutar el Modelo de Negocio del cambio democrático.

domingo, 30 de junio de 2013

Una startup política

Tal como comentaba en el post anterior, los análisis de la situación actual de la democracia española ya están hechos y publicados. El último que mencionaba allí, era el libro de Cesar Molinas “¿Qué hacer con España?” que acabo de leer. Un libro interesante, con un buen armazón histórico e intelectual y con un diagnóstico atractivo, aunque me han faltado referencias (nunca pueden estar todas), como, por ejemplo, a Max Weber en la interpretación del capitalismo-protestantismo o a Tony Judt para entender la Europa de postguerra, donde se enmarca nuestro presente.
Sin embargo, el análisis, el diagnóstico y el tratamiento escrito en estudios como el de Molinas o en “Nada es Gratis” publicado por varios autores bajo el nombre de Jorge Juan y ligados a la fundación Fedea, no tienen conclusiones generales muy diferentes de las que hacemos muchos de nosotros con nuestros amigos en un bar y con un café entre las manos. Todos ellos, sin embargo, tienen algo en común: sirven de muy poco.
Como pasa en emprendimiento, las ideas no valen nada, todo el mundo tiene ideas. No eres un emprendedor porque tienes ideas, sino porque las ejecutas. Me parece interesante, aunque algo ingenuo, colgar un manifiesto en la Red para pedir que los políticos cambien la ley de partidos. Es necesario emprender, en el sentido más amplio del concepto empresa, y jugársela, y fracasar. El manifiesto parece que no pasará mucho más allá de los 25.000 firmantes. Sin embargo, si eso es así, no importa, esto no ha de impedir continuar. Emprender también significa aprender y se aprende mucho más de los fracasos que de los éxitos. Los análisis dicen que pasa, cual es la solución y como conseguirlo. Sin embargo, la solución al problema no es analizar el qué, ni el cómo, sino ejecutar el cambio: Facta non verba.
En emprendimiento, el siguiente paso tras poner las ideas encima de la mesa, discutirlas con allegados y contrastarlas con posibles usuarios y clientes, es crear un buen equipo para ejecutar el proyecto.
Pues bien, como la solución no se puede dejar en manos de los políticos, somos los ciudadanos los que hemos de actuar para solucionar estos problemas, utilizando los instrumentos que nos permite nuestra democracia. Esto pasa por crear un buen equipo, que en este caso ha de ser un partido político, con el objetivo de definir las reglas del juego político del futuro.
Quizás la idea debería pasar por resucitar a Montesquieu, creando un partido político no profesional y solamente legislativo, cuyo único objetivo sería cambiar esas leyes clave que todo el mundo estaría de acuerdo en cambiar. Leyes como la ley de partidos o la ley electoral. Un partido que se disolvería cuando dichas leyes hubiesen sido aprobadas por el parlamento.
El espíritu emprendedor significa la voluntad de aventurarse en empresas de riesgo que muchas veces acaban en fracaso. Por la ilusión de mejorar nuestra democracia, merece la pena actuar, aunque la aventura acabe en fracaso. Estoy convencido que muchos ciudadanos querrán participar de un sueño como este. Como decía Steve Jobs, vendamos sueños, no productos. Se trata de crear una startup que “venda” sueños democráticos, una startup política.

sábado, 15 de junio de 2013

Una revolución basada en los bits y no en los glóbulos rojos

Las revoluciones son cambios rápidos y substanciales respecto a un estatus presente y pueden ser sociales, políticas, científicas o culturales. En la mayoría de casos las revoluciones causan el rechazo de las concepciones más tradicionales y en las sociales y políticas pueden comportar violencia, en especial en los regímenes autoritarios. En las democracias estas revoluciones suelen ser cambios más o menos profundos, pero incruentos. Sin embargo, hay democracias de un alto nivel de calidad donde los cambios son fáciles y naturales (países nórdicos) y otros de baja calidad democrática donde los cambios son más difíciles como son los países del sur de Europa, en particular España.
La culpa de este bajo nivel democrático se atribuye a la clase política que es corrupta, pero en última instancia somos los ciudadanos quienes consentimos que esto suceda. Si nuestro grado de exigencia demandase más calidad democrática, el comportamiento de los partidos cambiaría, o los ciudadanos cambiarían de partidos.
Hace un par de semanas una serie de personas de prestigio intelectual, presentó un manifiesto que pretende buscar firmas de apoyo para llevar una iniciativa al parlamento para una nueva ley de partidos. Una de las personas que encabeza esta petición es César Molinas quien ya había publicado conocidos artículos en El País (ver aquí y aquí) que acaba de presentar un interesante libro titulado ¿Qué hacer con España?
El manifiesto apunta a la clase política como responsable última del secuestro de nuestra democracia y sus consecuencias. La iniciativa pretende conseguir 500.000 firmas para presentar una propuesta legislativa popular en el Parlamento. La idea parece un poco ingenua, ya que quienes finalmente tendrían que redactar y aprobar la nueva ley son aquellos a los que perjudica. Sin embargo, yo creo que son este tipo de ingenuos que emprenden iniciativas como estas, los que innovan y directa o indirectamente hacen que las cosas cambien, por eso yo he firmado el manifiesto.
Como ya propuse aquí hace más de un año y medio, la solución del problema no se puede dejar en manos de los políticos. Somos los ciudadanos los que debemos liderar el cambio que determine las reglas de juego donde se mueven los políticos. Para ello tenemos dos elementos clave: a) Vivimos en una democracia (aunque no sea de buena calidad) y b) Tenemos un instrumento poderoso inexistente en otro momento de la historia, como son las redes sociales que los “media” del poder no pueden hacer enmudecer (de momento).
Un cambio profundo y no cruento de nuestra democracia, es posible. Una revolución basada en los bits y no en los glóbulos rojos.

jueves, 30 de mayo de 2013

Por fin una ley de apoyo a los emprendedores

Parece que el gobierno ha reflexionado y ha decidido finalmente actuar para contener la sangría del empleo, o quizás se ha visto forzado por las reprimendas europeas respecto al paro juvenil, el caso es que la ley de Apoyo a los Emprendedores, que anunció este viernes el Gobierno en el Consejo de Ministros, es un paso para facilitar la creación de empresas. La ley constituiría, por fin, la materialización de una promesa electoral y un cambio en la dinámica (más bien la estática) que hasta ahora han tenido los gobiernos (no solo este) respecto a los emprendedores.
Todavía falta ver los detalles del redactado cuando la ley se publique en el BOE, pero parece que finalmente el gobierno se ha dado cuenta que la creación de empleo no pasa por las reuniones con los grandes empresarios del país que han sido, en buena parte, los responsables de la actual situación.
En el anteproyecto de ley anunciado, aparecen una serie de puntos positivos que si se confirman en el redactado final, pueden facilitar la creación de nuevas empresas, entre ellos voy a destacar los siguientes:
1. El IVA no se pagará hasta que no se cobre la factura.
2. Los socios de empresas de nueva creación se podrán deducir el 20%, con un máximo de 20.000 euros anuales.
3. Se crea la Sociedad Limitada de Formación Sucesiva, que abaratará la constitución de una nueva empresa.
4. Se elimina burocracia al poder poner en marcha una empresa de forma telemática con un formulario tipo.
Fomentar el espíritu emprendedor en nuestra sociedad es imprescindible y si este espíritu se quiere impulsar, el mejor apoyo es eliminar palos administrativos en sus ruedas. La respuesta no será milagrosa, seguramente no será “La Ley” porque será muy mejorable, pero en el horizonte aparece por fin una ley de apoyo a los emprendedores.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Hacia una universidad emprendedora


El contexto de paro y subempleo que vive la juventud no parece que tenga una solución a corto plazo. Tampoco los universitarios se libran de este escenario, y sin embargo, las universidades podrían innovar y hacer más para mejorar la situación.
Una vía de solución sería potenciar las actividades de estímulo, formación y mentoring en emprendimiento para que los estudiantes creen sus propias empresas, cosa que a su vez podría generar empleo. Normalmente, las actividades de fomento de creación de startups en las universidades, se limitan a impulsar la generación de spin-off desde los grupos de investigación. Eso está muy bien, pero los resultados obtenidos hasta hoy no se pueden calificar de brillantes, dada la limitada cantidad de empresas creadas.
Las actividades de fomento, formación y asesoramiento tendrían que generalizarse a toda la comunidad universitaria y esto no se está haciendo con la extensión e intensidad deseables a pesar de que existen mecanismos, que con un coste reducido, podrían generar mejoras notables.
Como ejemplos de actividades, podríamos mencionar, las iniciativas de sensibilización, para crear una cultura favorable al emprendimiento, como  por ejemplo, charlas de emprendedores que puedan explicar su experiencia de una forma directa. Si además estos han sido estudiantes de la misma universidad,
mucho mejor.
En cuanto a formación, se pueden realizar cursos de introducción (como ya hacen numerosas universidades en Estados Unidos) abiertos a todos los estudiantes de la universidad tanto procedentes de diferentes facultades como de distintos niveles (grado, máster o doctorado). La mezcla de gente con diferentes formaciones y cultura hacen más fácil la formación de equipos multidisciplinares que son muy importantes para crear y gestionar un proyecto empresarial. Estos se podrían dar en un marco de créditos de libre configuración, lo que sería más atractivo a los estudiantes. Esta formación en áreas ligadas al emprendimiento, implican la adquisición de habilidades de gestión, de hablar en público, rudimentos financieros y conocimientos del funcionamiento de la empresa, lo que mejoraría su empleabilidad.
En cuanto a actividades de mentoring, se podría ayudar a los emprendedores a caminar en la vía de reducir el riesgo de fallida de las empresas. Para eso se pueden hacer acuerdos con asociaciones empresariales, aceleradoras de business angels, que a su vez podrían ser fuentes de financiación para los proyectos emprendedores.
Es necesario promover iniciativas innovadoras o intensificarlas si existen, como las mencionadas y otras como talleres, premios, días del emprendedor, espacios de coworking, etc. Las universidades deberían recibir el soporte de los gobiernos para realizar estas actividades y ser incentivadas económicamente por los esfuerzos y los resultados de estas acciones.
Dentro de las tres misiones de la universidad (educación. Investigación y transferencia del conocimiento) aparece una nueva con un significado más social de fomentar e impulsar directamente la creación de empresas y la empleabilidad de sus estudiantes. Una universidad que impulse el cambio que la sociedad necesita, pero esto significa innovar en ella misma hacia una universidad emprendedora.