jueves, 15 de agosto de 2013

Value Propositions

Uno de los aspectos más importantes de una startup son las propuestas de valor que proporcionará a sus clientes y usuarios. Las preguntas que nos tenemos que hacer son: ¿Qué valor le damos a los clientes y usuarios?, ¿Qué problema, necesidad o deseo de nuestros clientes estamos intentando  resolver, cubrir o satisfacer?
En el caso de la startup política que nos ocupa, la propuesta de valor más importante es la de resolver un problema que tiene la sociedad con el comportamiento de la clase política. Para solucionar esta situación la propuesta de valor primordial es, mediante un procedimiento innovador, tratar de devolver a los ciudadanos el poder que les han usurpado los políticos, y que lo han hecho de tal forma, que han llegado a actuar como si fuese suyo algo que tenían en usufructo, degradando la democracia y adueñándose de las instituciones.
La sociedad tiene un grave problema de difícil de solución: como lograr que la clase política se responsabilice con las tareas de servir a la sociedad y no a sí misma. La respuesta a esa necesidad es la que se debe ofrecer a los ciudadanos/clientes desde una startup como esta.
La forma que toma la solución, es la de cambiar las reglas de juego que definen el funcionamiento de los partidos políticos. Algo que los propios políticos no pueden cambiar desde dentro, porque son cautivos de sus propias estructuras. Fundamentalmente dos son los tipos de reglas que deben modificarse: la ley que debe regular el funcionamiento interno de los partidos y la ley electoral.
En la actualidad, las cúpulas del poder en los partidos en España controlan la maquinaria y sus estructuras organizativas y el mecanismo que utilizan para que los miembros del partido escalen posiciones que den lugar a puestos relevantes, es la sumisión ciega. Un ejemplo claro de este dispositivo es la presencia en las listas electorales cerradas como premio a la fidelidad y a la omertà.
Aunque los cambios que significarían dos nuevas leyes como las propuestas no serían una fórmula mágica para arreglar todos los problemas que hoy tiene nuestra democracia, sin lugar a dudas, si mejorarían sensiblemente la situación actual de degradación democrática.
Aunque los objetivos no sean fáciles de conseguir, vale la pena considerar los beneficios que aportarían estás Value Propositions.

miércoles, 31 de julio de 2013

Customer Segments

En cualquier ambiente social, el cambio es necesario, en el empresarial se llama innovación. Cuando los cambios son muy radicales, en las empresas se pueden dar innovaciones disruptivas y en los sistemas políticos pseudo-revoluciones.
Para realizar los cambios, además de ideas, hacen falta personas que las impulsen y las ejecuten, son los innovadores. Cambiar significa modificar algo que ya existe, si se trata de crear, no de cambiar, los que ejecutan son emprendedores. Así, un emprendedor es un innovador que no parte de algo establecido, sino de una idea, y por tanto su éxito presenta un alto grado de incertidumbre. Un revolucionario es un emprendedor en el ámbito socio-político.
En la búsqueda de un modelo de negocio la primera pregunta que se debe hacer un  emprendedor es a que segmentos de usuarios y clientes va dirigido su startup. Son estos los únicos que le darán validez a su proyecto.
En el caso de la startup política propuesta, el revolucionario/emprendedor puede definir el segmento de  usuarios/clientes de forma sencilla: los usuarios son los ciudadanos con derecho a voto que han de ver la necesidad de un cambio radical. Los clientes serían fundamentalmente aquellos usuarios convencidos con la idea, que apoyan economicamente, para que el proyecto pueda llevarse a cabo.
El segmento de los usuarios no es homogéneo, ni culturalmente, ni económicamente, ni en edad o sexo, y a cada sub-segmento tiene necesidades diversas al que se ha de hacer llegar el mensaje que aun siendo único ha de tener diferentes formatos para cada uno de ellos.
El elemento común que define el segmento de los usuarios/clientes es la insatisfacción con la calidad de nuestra democracia y que es posible mejorar desde la ciudadanía, ya que los políticos no lo van a hacer. Las peticiones de recogida de firmas para impulsar cambios en el parlamento suelen ser poco eficaces, incluso aunque traten de temas que no afecten a la clase política. En el caso de que les afecte como clase o a las estructuras de sus partidos, esos cambios son casi imposibles.
Actualmente, hay muchos ciudadanos en nuestra sociedad que están sensibilizados con la necesidad de un cambio/revolución para marcar las reglas de juego en que se han de mover los partidos políticos. Aunque hay muchas diferencias, como veremos en entradas posteriores, la referencia obligada es el M5S de Beppe Grillo, que pudo reunir cerca de 9 millones de votos que significaban más de un 25% del total escrutado. Como en toda startup, el primer paso de una startup política, y en este caso esto es fácil, es definir los Customer Segments. 

lunes, 15 de julio de 2013

El Modelo de Negocio del cambio democrático

En este post, continuidad de los dos anteriores se pretende abordar el Modelo de Negocio de una startup política orientada al cambio necesario en nuestro sistema democrático.
Emprender una empresa de cualquier tipo requiere alguien visionario y una asunción de riesgos. Para intentar disminuir el grado de incertidumbre es importante planificar el proceso. La cuestión es determinar el nivel de detalle de dicha planificación. Podría parecer que cuanto más pormenorizada sea esta, más probabilidades de éxito existen. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones en que se emprende una aventura, el conocimiento del entorno es insuficiente y la planificación detallada no responde a lo que requiere la realidad. Una planificación muy detallada en un entorno con mucha incertidumbre puede representar un esfuerzo importante, poco útil y frustrante cuando los planes previstos no responden a la realidad. Es más, el propio plan extenso y detallado que tanto trabajo costó, se convierte en un freno para introducir los cambios necesarios.
Por eso para empezar una aventura emprendedora hay que tener una hoja de ruta muy flexible, que permita ser adaptada de forma ágil a las realidades que se encuentren durante el viaje. En el ámbito de la creación de las startups esto ha supuesto el cambio de metodologías pasando del Plan de Negocio o Business Plan completo y detallado como elemento clave del proyecto a una hoja de ruta mínima y fácilmente adaptable a las respuestas del entorno que  se conoce como Modelo de Negocio o Business Model.
La materialización de Plan de Negocio requiere escribir una memoria de 30 o 40 páginas y que, como dice Steve Blank, no suele resistir la primera reunión con los posibles clientes. Por eso, en el Modelo de Negocio se ha propuesto una metodología totalmente diferente y el documento utilizado es un lienzo con el que interactúa todo el equipo de la startup, generando  diferentes versiones. Esta metodología y el lienzo ha sido creado y popularizado Alex Osterwalder. Se trata de su conocido “canvas” que se puede descargar desde aquí y en este vídeo se puede ver una explicación de cómo funciona.
Si este tipo de metodología permite trabajar de una manera ágil sobre la hoja de ruta de cualquier startup, también debe servir para la startup política propuesta en el post anterior. De esta manera se puede diseñar, de forma un tanto visionaria, una primera versión (ver aquí) de cómo sería el canvas de la startup política que tendría que ejecutar el Modelo de Negocio del cambio democrático.

domingo, 30 de junio de 2013

Una startup política

Tal como comentaba en el post anterior, los análisis de la situación actual de la democracia española ya están hechos y publicados. El último que mencionaba allí, era el libro de Cesar Molinas “¿Qué hacer con España?” que acabo de leer. Un libro interesante, con un buen armazón histórico e intelectual y con un diagnóstico atractivo, aunque me han faltado referencias (nunca pueden estar todas), como, por ejemplo, a Max Weber en la interpretación del capitalismo-protestantismo o a Tony Judt para entender la Europa de postguerra, donde se enmarca nuestro presente.
Sin embargo, el análisis, el diagnóstico y el tratamiento escrito en estudios como el de Molinas o en “Nada es Gratis” publicado por varios autores bajo el nombre de Jorge Juan y ligados a la fundación Fedea, no tienen conclusiones generales muy diferentes de las que hacemos muchos de nosotros con nuestros amigos en un bar y con un café entre las manos. Todos ellos, sin embargo, tienen algo en común: sirven de muy poco.
Como pasa en emprendimiento, las ideas no valen nada, todo el mundo tiene ideas. No eres un emprendedor porque tienes ideas, sino porque las ejecutas. Me parece interesante, aunque algo ingenuo, colgar un manifiesto en la Red para pedir que los políticos cambien la ley de partidos. Es necesario emprender, en el sentido más amplio del concepto empresa, y jugársela, y fracasar. El manifiesto parece que no pasará mucho más allá de los 25.000 firmantes. Sin embargo, si eso es así, no importa, esto no ha de impedir continuar. Emprender también significa aprender y se aprende mucho más de los fracasos que de los éxitos. Los análisis dicen que pasa, cual es la solución y como conseguirlo. Sin embargo, la solución al problema no es analizar el qué, ni el cómo, sino ejecutar el cambio: Facta non verba.
En emprendimiento, el siguiente paso tras poner las ideas encima de la mesa, discutirlas con allegados y contrastarlas con posibles usuarios y clientes, es crear un buen equipo para ejecutar el proyecto.
Pues bien, como la solución no se puede dejar en manos de los políticos, somos los ciudadanos los que hemos de actuar para solucionar estos problemas, utilizando los instrumentos que nos permite nuestra democracia. Esto pasa por crear un buen equipo, que en este caso ha de ser un partido político, con el objetivo de definir las reglas del juego político del futuro.
Quizás la idea debería pasar por resucitar a Montesquieu, creando un partido político no profesional y solamente legislativo, cuyo único objetivo sería cambiar esas leyes clave que todo el mundo estaría de acuerdo en cambiar. Leyes como la ley de partidos o la ley electoral. Un partido que se disolvería cuando dichas leyes hubiesen sido aprobadas por el parlamento.
El espíritu emprendedor significa la voluntad de aventurarse en empresas de riesgo que muchas veces acaban en fracaso. Por la ilusión de mejorar nuestra democracia, merece la pena actuar, aunque la aventura acabe en fracaso. Estoy convencido que muchos ciudadanos querrán participar de un sueño como este. Como decía Steve Jobs, vendamos sueños, no productos. Se trata de crear una startup que “venda” sueños democráticos, una startup política.

sábado, 15 de junio de 2013

Una revolución basada en los bits y no en los glóbulos rojos

Las revoluciones son cambios rápidos y substanciales respecto a un estatus presente y pueden ser sociales, políticas, científicas o culturales. En la mayoría de casos las revoluciones causan el rechazo de las concepciones más tradicionales y en las sociales y políticas pueden comportar violencia, en especial en los regímenes autoritarios. En las democracias estas revoluciones suelen ser cambios más o menos profundos, pero incruentos. Sin embargo, hay democracias de un alto nivel de calidad donde los cambios son fáciles y naturales (países nórdicos) y otros de baja calidad democrática donde los cambios son más difíciles como son los países del sur de Europa, en particular España.
La culpa de este bajo nivel democrático se atribuye a la clase política que es corrupta, pero en última instancia somos los ciudadanos quienes consentimos que esto suceda. Si nuestro grado de exigencia demandase más calidad democrática, el comportamiento de los partidos cambiaría, o los ciudadanos cambiarían de partidos.
Hace un par de semanas una serie de personas de prestigio intelectual, presentó un manifiesto que pretende buscar firmas de apoyo para llevar una iniciativa al parlamento para una nueva ley de partidos. Una de las personas que encabeza esta petición es César Molinas quien ya había publicado conocidos artículos en El País (ver aquí y aquí) que acaba de presentar un interesante libro titulado ¿Qué hacer con España?
El manifiesto apunta a la clase política como responsable última del secuestro de nuestra democracia y sus consecuencias. La iniciativa pretende conseguir 500.000 firmas para presentar una propuesta legislativa popular en el Parlamento. La idea parece un poco ingenua, ya que quienes finalmente tendrían que redactar y aprobar la nueva ley son aquellos a los que perjudica. Sin embargo, yo creo que son este tipo de ingenuos que emprenden iniciativas como estas, los que innovan y directa o indirectamente hacen que las cosas cambien, por eso yo he firmado el manifiesto.
Como ya propuse aquí hace más de un año y medio, la solución del problema no se puede dejar en manos de los políticos. Somos los ciudadanos los que debemos liderar el cambio que determine las reglas de juego donde se mueven los políticos. Para ello tenemos dos elementos clave: a) Vivimos en una democracia (aunque no sea de buena calidad) y b) Tenemos un instrumento poderoso inexistente en otro momento de la historia, como son las redes sociales que los “media” del poder no pueden hacer enmudecer (de momento).
Un cambio profundo y no cruento de nuestra democracia, es posible. Una revolución basada en los bits y no en los glóbulos rojos.