miércoles, 15 de octubre de 2014

Una ética para empresarios

Uno de los problemas para fomentar la  cultura emprendedora es el mal ejemplo de la falta de ética y la corrupción de ciertos empresarios y más si ocupan puestos de responsabilidad en grandes empresas, organizaciones empresariales o instituciones. Los casos de Gerardo Diaz Ferrán y Arturo Fernández, son relevantes, pero desgraciadamente no aislados, de corrupción empresarial.
Estas muestras de comportamiento delictivo o poco ético han de ser sancionadas lo más rápida y ejemplarmente posible por las propias instituciones a las que pertenecen los corruptos y con mucha mayor razón si tienen cargos en ellas. Los corruptos existirán siempre, pero la permisividad de la corrupción, es el ejemplo más visible de lo degradada que puede estar una organización empresarial.  Es desde luego, la Justicia, el arma del estado de derecho para combatir la corrupción, pero es la sociedad la que ha reaccionar para eliminarla con el rechazo social a los corruptos.
En algunas organizaciones empresariales, existen códigos éticos en el que hay una comisión interna que estudia los comportamientos poco éticos de sus miembros. Sin embargo, esas comisiones han de tomar decisiones sobre personas significadas de la propia institución, como el reciente caso de Arturo Fernández en el CEIM, por el uso (y abuso) de las tarjetas B de Bankia, que dada la evidencia de su comportamiento y aunque no esté todavía imputado, la propia institución debería resolver de forma contundente e inmediata.
Para reforzar a las comisiones internas, los códigos éticos deberían incorporar normas objetivas y de ejecución automática, del tipo: a) Si una persona está imputada o procesada y ostenta un cargo, está lo dejará automáticamente de forma cautelar, b) Si la persona del caso anterior pasa a ser acusada tras la instrucción, debería causar baja de la institución de forma también cautelar y c) Si la persona es condenada debería causar baja definitiva y en caso de que fuese declarada inocente debería ser restituida como miembro y en su caso en sus cargos.
Obviamente, los puntos a los que me he referido anteriormente, pueden ser igualmente válidos para otras instituciones, como partidos políticos, sindicatos, consejos de entes públicos o privados, fundaciones públicas o privadas, cámaras de comercio e incluso a asociaciones culturales o deportivas, etc. Sin embargo, estoy hablando aquí de organizaciones empresariales, porque quiero abordar la necesidad de su ejemplaridad, para no desmotivar a los más jóvenes en la aventura de crear su empresa.
Por eso creo, que son necesarias unas normas de ejecución automática, duras quizás, como exigencia social y objetiva de una ética para empresarios.

martes, 30 de septiembre de 2014

Concienciar a una sociedad para ser emprendedora, es potenciar su futuro

Instaurar la cultura del emprendimiento, en una sociedad que no la tiene asumida, no es fácil de conseguir. Los ciudadanos se han de convencer de la necesidad de emprender para mantener el bienestar social y su propio bienestar personal.
Aunque la responsabilidad de resolver los problemas comunes ha de ser de toda la sociedad, en muchos casos, como en el fomento de la cultura emprendedora, la iniciativa ha de arrancar de la propia Administración, porque tiene los instrumentos para hacerlo. Sin embargo, los políticos no han de pretender resolver todo el problema y han de implicar a los ciudadanos en la responsabilidad de resolverlo. La Administración ha de jugar un papel de impulsor, con un discurso claro de la necesidad del emprendimiento, con sus propios programas y con los instrumentos que tiene a su alcance, como son los medios públicos de comunicación y fundamentalmente con la educación.
En Cataluña, que es un caso que conozco, hay numerosas iniciativas para ayudar a impulsar y consolidar proyectos emprendedores. Esto está muy bien, los emprendedores necesitan apoyos de todo tipo, público y privado. Sin embargo, lo que en realidad hace falta, son muchos más proyectos emprendedores y para ello es necesaria una cultura emprendedora generalizada.
Voy a mencionar dos posibles actuaciones públicas que pueden fomentar el crecimiento de la cultura emprendedora: una es el fomento a través de las televisiones públicas. Existen ya algunos programas para acelerar proyectos emprendedores ya creados. Sin embargo, es necesario llegar a etapas previas donde ya sabemos que no tendremos resultados a corto plazo.
Un ejemplo en la línea que menciono la escuche, no hace mucho, en el 1er. Congreso de Emprendimiento de “Catalunya Emprèn. El Conseller de Industria, Felip Puig, contó una anécdota interesante. En un programa infantil muy conocido de la TVC, aparecía un personaje que hacía el papel de malo y que era empresario. El Conseller sugirió a la dirección de la cadena de TV modificar el personaje i parece que la TVC asintió. Es solamente una anécdota, pero es importante. Los niños y niñas no quieren ser los malos del futuro.
En la misma línea, otras instituciones, no pertenecientes a la Administración, como por ejemplo, las cámaras de comercio o las asociaciones empresariales han de concienciar a sus afiliados a dar ejemplo y crear normas de buenas prácticas, premiando a los afiliados que tienen un comportamiento ético y separando a aquellos que no lo tienen. Los emprendedores tienen buena prensa, pero no olvidemos que un emprendedor es un empresario en potencia y estos, en nuestro país, no la tienen.
Una segunda actuación debe ser la educación en los primeros niveles escolares. No se trata de tanto de formar a los niños, sino de educarlos en la conveniencia de emprender y lo que esto significa. El problema es que los educadores no están formados en emprendimiento, ni concienciados de esa necesidad social. Aparte de reformar los planes educativos, la idea sería formar a educadores sensibilizados con este tema, como ya ocurre con la ciencia, donde hay instituciones que lo hacen de forma exitosa en colaboración con el Departamento de Educación.
Concienciar a la sociedad en cualquier tema que tenga que ver con modificar sus valores, es una tarea donde tienen un papel primordial sus líderes y referentes, como intelectuales, deportistas, científicos, artistas, políticos y empresarios. La tareas es compleja y larga, pero concienciar a una sociedad para ser emprendedora, es potenciar su futuro.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Seis vectores clave para potenciar el emprendimiento

En varios posts de este blog, he hablado de la necesidad de que nuestra sociedad sea emprendedora si quiere mantener el bienestar de sus ciudadanos y que para conseguirlo ha de definir e impulsar un conjunto de acciones estratégicas.
Cuando me refiero a la sociedad, no me dirijo exclusivamente al sector público como único responsable, sino también la sociedad civil. Es más, el sector público no debería ser el protagonista si existiese una madurez suficiente de la sociedad civil para impulsar el emprendimiento, entre otras muchas cosas a estimular.
Sin embargo, como este no es el caso, las instituciones públicas han de intervenir de manera decidida, unas veces liderando el proceso, otras colaborando con ciudadanos, instituciones y empresas del resto de la sociedad. Para representar todo el proceso global he considerado en la figura de la cabecera de esta entrada, los seis vectores clave para potenciar el emprendimiento.

domingo, 31 de agosto de 2014

No es posible duplicar Silicon Valley

El emprendimiento es una vía eficaz para crear empleo y por tanto, una solución para abordar el problema más importante que tiene nuestra sociedad, el paro. Sin embargo, conseguir que se creen muchas nuevas empresas no es fácil. No es suficiente hablar en las tribunas (como esta) de su conveniencia o tratar de implantar miméticamente los éxitos de otros lugares. En definitiva, no se puede copiar, sin más, la actividad emprendedora de Silicon Valley (cosa que ya se ha intentado), sin tener en cuenta su entorno.
La cultura del riesgo y la tolerancia al fracaso, son elementos fundamentales que ha de asumir una sociedad que quiera ser emprendedora y eso se ha de reflejar en la forma que se impulsan los proyectos emprendedores, en cómo se financian o en cómo se facilita, desde la legislación, la generación de nuevas empresas. Por ejemplo, crear aquí una nueva empresa es comparativamente difícil (España ocupa el lugar 142 de 189 países, según Doing Business), pero el problema es mucho mayor cuando se quiere cerrar la actividad empresarial y esto es muy frecuente por la gran proporción de nuevos proyectos que fracasan (entre un 60 % y un 70%).
Las ideas. como las semillas, necesitan un terreno y un clima adecuados para germinar, es difícil que una planta crezca en un desierto. Sin embargo, se puede trabajar para conseguir un cambio y convertir un erial en un vergel con determinación, inteligencia y esfuerzo. La creación de un ecosistema emprendedor necesita algo más que sembrar startups y empujar a hacerlo a aquellos que tienen espíritu emprendedor. Es necesario un terreno y un clima social adecuado.
La creación de un ecosistema emprendedor donde no existe o si es muy débil, necesita un cambio cultural que involucre a toda la sociedad, desde los ciudadanos hasta la Administración, pasando por los medios de comunicación, el sistema educativo o los financieros, para fomentar, apoyar y sobre todo valorar las iniciativas emprendedoras. Sin embargo, como en todo cambio cultural, el tiempo no se mide en años, sino en generaciones.
El fomento del emprendimiento es un problema poliédrico que se ha de afrontar desde todas sus facetas y si es posible de forma simultánea. Por eso, es necesaria la contribución de toda la sociedad, tanto de ciudadanos como de instituciones. De otra manera, y aunque trasladásemos aquí todas sus empresas, no sería posible duplicar Silicon Valley.

viernes, 15 de agosto de 2014

MOOLC (Massive Open Online Local Course) en emprendimiento

Durante décadas, las universidades españolas han formado a sus estudiantes para hacer de empleados cualificados, y preferiblemente, con un trabajo fijo en la administración o en una gran empresa. La realidad actual es que cada año egresan de las universidades españolas unos 215.000 titulados que van a parar a un mercado laboral con más del 53 % de jóvenes parados y con un 50 % de tasa de subempleo.
Una de las soluciones para acabar con esta situación, sería fomentar el emprendimiento entre los estudiantes, ya que (ver aquí y aquí) el emprendimiento es la vía más eficaz para crear empleo, especialmente en tiempos de crisis. Es cierto, que en la última década, las universidades han potenciado, aunque tímidamente, la creación de empresas spin-off a partir de los desarrollos de sus grupos de I+D, sin embargo, los resultados de estas iniciativas han sido procesos de recolección selectiva, positivos, pero insuficientes.
Muchas de las startups de más éxito en los EE.UU, han nacido en un entorno universitario, pero no consecuencia de un descubrimiento científico o un desarrollo tecnológico de sus grupos de I+D. Todo ello ha sido posible gracias a ecosistemas universitarios que fomentan, potencian e impulsan la creación de startups. Es decir, ellos ya han pasado de la era de la recolección a la del cultivo masivo. Un camino que nosotros todavía no hemos empezado a recorrer.
Nuestro sistema universitario ha de fomentar la creación de ecosistemas de emprendimiento y formar a sus estudiantes de todas las carreras de una manera sistemática, cosa que hoy solamente se hace en algunas facultades de Economía y Empresa. Sin embargo, como los equipos emprendedores han de ser multidisciplinares, sería conveniente que los estudiantes procediesen de diferentes facultades y escuelas.
Un primer paso para superar estos problemas sería la impartición de un MOOC transversal a nivel de universidad o incluso de distrito universitario, un MOOC Local (MOOLC) que permita el contacto personal, donde por proximidad y cultura, puedan fomentar la creación de equipos que además puedan ser asesorados también personalmente por otros emprendedores con experiencia en el entorno próximo cuyas características son muy diferentes de otros lugares de referencia, como Silicon Valley. Las actividades de formación pueden complementarse con actividades de estímulo, como reuniones de networking, concursos de proyectos o la celebración del Día del Emprendedor Universitario.
Nuestras universidades deberían estimular y compensar con créditos libres a los estudiantes que se formasen en emprendimiento. Al mismo tiempo, esta formación transversal les proporcionaría unas competencias en técnicas de comunicación y conocimientos financieros básicos, que mejorarían su empleabilidad. Es una tarea larga, pero un primer paso para formar universitarios en emprendimiento sería un MOOLC en emprendimiento