martes, 15 de septiembre de 2015

Una oportunidad para la reflexión y el cambio de actitud

Independientemente del número de asistentes que anuncie cada fuente, el 11S ha sido un éxito de presencia y organización para los convocantes de la Via lliure. No hace falta más que ver las imágenes de televisión para darse cuenta de cómo se vive en Cataluña el camino hacia la independencia, tanto social, como democráticamente.
La siguiente cita del calendario será clave para el proceso soberanista. Las elecciones del 27S pueden ser un acontecimiento histórico que determine el futuro de Cataluña y de España. Sin embargo, los resultados que pronostican las últimas encuestas son inciertos, la previsión es de una mayoría ajustada de escaños a las propuestas independentistas, pero no así de votos, que estarían claramente por debajo del 50%.
Para la hipotética declaración de independencia, el presidente Mas, entre otros, propone contar escaños, ya que el Estado no ha permitido hacer un referéndum para contar votos. Sin embargo, en mi opinión, si se hiciese una declaración unilateral de independencia (DUI) con una minoría de votos, sería un grave error. La honestidad democrática, que siempre ha sido un valor fundamental de las tesis soberanistas del derecho a decidir, no puede vulnerarse y tomar una decisión tan transcendental sin el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Si la decisión fuese dirigida al gobierno del PP, como respuesta a su bajo nivel democrático, sería comprensible, pero la respuesta va dirigida a los ciudadanos de Cataluña y esta sería una decisión éticamente poco democrática, en contra de las propias tesis iniciales de Artur Mas. Si no hay mayoría de votos aunque la haya de escaños, se debe renunciar a la DUI por falta de suficientes ciudadanos para apoyarla. Se puede perder una gran ocasión, pero no la dignidad y el prestigio internacional de una Cataluña democrática como ha quedado patente durante todo el proceso. Por otro lado, una decisión de este tipo daría pie a una respuesta contundente del gobierno central y sobre todo al rechazo internacional tan necesario para el éxito del proceso.
En un estado plenamente democrático se tendría que haber podido realizar ese referéndum de manera legal y si la Constitución no lo permite, habría que cambiarla. Los ejemplos de Quebec, Escocia o Flandes, aunque diferentes entre sí, marcan el camino a seguir. Sin embargo, la tradicional falta de tolerancia y flexibilidad del gobierno del PP ha propiciado durante toda su legislatura (e incluso cuando estaba en la oposición) el crecimiento permanente del número de independentistas en Cataluña hasta llegar a la situación actual.
Si por el contrario, el número de escaños además del de votos llegasen a ser minoría en el Parlament, estoy convencido que el gobierno central lo anunciará en los medios a bombo y platillo, como una victoria propia, aunque sea pírrica, cuando lo que se tendría que hacer, sería aprovechar la ocasión para evitar que las próximas elecciones autonómicas en Cataluña tengan de nuevo carácter plebiscitario. El gobierno central que salga de los comicios de diciembre, debería, si finalmente se produce la ocasión el 27S, tomarla como una oportunidad para la reflexión y el cambio de actitud.

lunes, 31 de agosto de 2015

Tener los extintores preparados

En las dos entradas anteriores hablaba de dos analogías con la independencia de Cataluña: el futbol y el divorcio.
En esos escenarios, cuando las emociones se radicalizan, se pueden convertir en pasiones que salen de las propias entrañas e incluso de zonas más bajas del cuerpo y del alma humana. A partir de aquí, la violencia empieza a tener probabilidades de hacer su aparición.
En estos momentos de tranquilidad veraniega, no parece que la radicalización pueda llevar a situaciones tan extremas que puedan desembocar en violencia y menos que esta sea generalizada. Sin embargo, no sería prudente excluir este escenario como totalmente descartable.
De momento la refriega entre dirigentes está pasando por unos canales de confrontación política y parece que ninguna de las dos partes quiere ir más allá. 
Sin embargo, una parte habla de que ante una mayoría absoluta suficiente en las próximas elecciones se formularía una declaración unilateral de independencia.
En ese caso, la otra parte amenaza con la aplicación del artículo 155 de la Constitución que contempla los mecanismos excepcionales que tiene el Estado para el cumplimiento forzoso de las leyes i que podría llevar a la posible suspensión de la autonomía. Nadie, ni yo mismo aquí, quiere hablar de ruido de sables, pero el artículo 8.1 de la Constitución deja claro que las Fuerzas Armadas tienen como misión defender la integridad territorial de España.

La pregunta es: ¿Y después qué?

Experiencias en otros lugares, como los Balcanes, tampoco hacían pensar unos meses antes de que pudiesen desembocar en una guerra civil, y aunque es cierto que la situación no es la misma por muchas razones (raza, religión, historia, pertenencia a la UE, consolidación democrática, etc.), tampoco hay que olvidar que uno de los detonantes de la guerra fue la abolición de la autonomía de Kosovo por parte de la Serbia de Milosevic.
Grandes conflictos empiezan con una chispa que nadie cree que pueda tomar cuerpo y acaban en grandes incendios. El anuncio de lo que convertiría después en la  primera guerra mundial se tomó como una fiesta en Viena tras el atentado de Sarajevo. Nadie supo prever sus consecuencias.
Yo también creo improbable que el incendio se produzca. Sin embargo, sería prudente tener los extintores preparados.

sábado, 15 de agosto de 2015

Una ley del “divorcio”

 En el post anterior hablaba del espíritu independentista y utilizaba una analogía con los aficionados al futbol. Hoy quiero hablar de otra imagen, la del divorcio.
Cuando en un matrimonio ha desaparecido el afecto, la convivencia es cada día más difícil y las desavenencias son permanentes, es necesario buscar una salida. En el caso de que no sea posible una solución acordada para reconstruir la vida en pareja y se llega a un punto de no retorno, es entonces  necesario disponer de una vía legal que contemple la separación.
El problema más grave en estas situaciones, cuando la educación y el respeto mutuo ya no existen, es la aparición de la violencia con las graves consecuencias para todos los implicados y en particular para los hijos.
Este escenario era frecuente en la España del franquismo porque no había una legislación que pusiese remedio y lo que se producía era la separación de facto con el abandono del domicilio familiar por parte de uno de los cónyuges. Con la aprobación de la ley del divorcio en 1981, los problemas legales se solucionaron y permitieron que los jueces determinaran las condiciones en que se realiza dicho divorcio.
El problema del independentismo catalán es similar. La desafección ha ido creciendo y el único argumento con el que ha respondido el gobierno central ha sido que no existe una ley que ampare la separación legal. En este ambiente de imposición, las posturas no han hecho más que radicalizarse y como consecuencia la situación en Cataluña puede llegar a ser insostenible. De esta forma, los que más pueden sufrir las consecuencias son los “hijos”.
De cualquier forma, obligar a mantener una convivencia a la fuerza a una sociedad, es un escenario poco atractivo, cuando continuamente aparecen situaciones indeseadas de falta de respeto a los símbolos del otro: pitadas al himno, retirada y quema de banderas, manifestaciones masivas de petición de independencia, etc.
La solución es preguntar a la “pareja” si quiere convivir y en qué condiciones, y si la respuesta está lejos de la que se desea escuchar y no hay acuerdo, lo mejor es una separación pactada, a ser posible amistosa. En otro caso ha de ser una separación legal de condiciones dictadas por un juez imparcial conforme a derecho.

En el caso de una sociedad la pregunta se ha de hacer en las urnas y para ello hay que aprobar una ley del “divorcio”.

viernes, 31 de julio de 2015

Tanto en el futbol como en la independencia

Sobre la independencia de Cataluña se han vertido ríos (mares diría yo) de tinta y aquí, yo también, voy a aportar unas pocas gotas desde una perspectiva del paralelismo con la pasión y la afición al futbol.
Tengo 70 años, soy vasco, vivo en Cataluña desde hace muchos años, también he vivido en diferentes lugares de España como Madrid, Salamanca o Albacete. Conozco bien la “piel de toro” de la que he visitado muchos de sus rincones y donde tengo amigos de norte a sur y de este a oeste. Todo ello me da una cierta perspectiva de la situación de la independencia de Cataluña vista desde dentro y desde fuera.
Hay multitud de razones que pueden justificar la independencia para un nacionalista. Pero la mayoría de ellas, no son razones, sino sentimientos. Sin embargo, para los no nacionalistas la elección independentista puede ser producto de una comparación imparcial entre dos opciones que ofrecen aspectos más o menos favorables, como las expectativas  de una mejora de la calidad democrática, una visión más social del estado del bienestar o la disponibilidad de más recursos económicos. Las dos visiones corresponderían a lo yo llamo independentismo de corazón o independentismo de cabeza.
Desde el punto de vista del corazón, y en un símil futbolístico, se puede cambiar de muchas cosas, pero nunca de equipo de futbol, como tampoco de sentimiento patriótico. Aquel que tiene pasión por el Barça, podría llegar a admitir que el Madrid juega mejor, pero no cambiará por ello de equipo, ni perderá su animadversión por todo lo “merengue” y recíprocamente pasa con los aficionados del Real Madrid. Sin embargo, al que le gusta el buen futbol y no es fan de ninguno de estos dos equipos, le gustará más aquel que juega mejor en cada momento. Estos aficionados pueden cambiar de equipo y prefieren uno u otro en función de la calidad de su juego.
El problema para el “Madrid”, es decir, para el gobierno de Madrid, es que está jugando muy mal y lo que es peor, quizás no pueda jugar mejor. A la actitud de prepotencia y juego sucio (corrupción generalizada), se añade el argumento una y otra vez utilizado de los goles desde una posición de posible fuera de juego que solamente sirven para contentar a su afición. Son balones que el árbitro da por buenos y por tanto tienen justificación legal.

También es legal impedir la independencia de Cataluña amparándose en la Constitución, pero algo muy serio está pasando cuando se acusa a toda una sociedad democrática que está fuera de la ley. Es en todo caso la ley, aunque sea una Constitución, la que está fuera de la sociedad y es aquella la que se ha de cambiar y no prohibir el derecho a decidir de una sociedad sobre su futuro. Son las reglas las que se han de cambiar y ser aplicadas por un árbitro imparcial, tanto en el futbol como en la independencia.

miércoles, 15 de julio de 2015

20 aniversario del Centro de Visión por Computador

En este post presento la traducción del catalán de mi intervención en el acto de celebración del vigésimo aniversario de la creación del Centro de Visión por Computador. Celebración que tuvo lugar el pasado viernes día 10 de julio.

“Conseller, rector, autoridades, amigos,
En Cataluña somos bastante eficientes en convertir el dinero en conocimiento, pero no lo somos tanto en transformar el conocimiento en PIB. Este vacío entre la investigación y la innovación, viene de lejos y no se ha cerrado todavía.
El objetivo estratégico inicial del CVC fue tratar de acercar estos dos mundos, el de la investigación y el de la innovación, en un ámbito del conocimiento como es la visión por computador.
La visión es el sentido más importante del ser humano, un tercio de nuestro cerebro se dedica a hacer funcionar este sistema. La visión por computador pretende duplicar las potencialidades de la visión natural, aunque estamos todavía muy lejos de conseguirlo. Sin embargo, la visión por computador ha resuelto un importante abanico de aplicaciones concretas que inciden en nuestra vida diaria y en la productividad de las empresas.
En el CVC, además de hacer investigación de calidad en el tema, hemos trabajado en muchas aplicaciones. Me acuerdo, por ejemplo, cuando estabamos intentando resolver los problemas de inspección de los Chupa-Chups que todos acabamos con caries de tantos que tomamos.
Pero no penséis que resolvíamos solamente problemas de visión por computador. También venía gente a CVC a hacerse las gafas, pensando que éramos la óptica que hay en la plaza cívica de la universidad.
Aunque el CVC ha puesto su grano de arena, el gap que mencionaba al principio entre la investigación y la innovación, pienso que este no se ha cerrado porque el tejido productivo clásico catalán no ha sido suficientemente innovador.
Como hemos comprobado en el CVC, la mayoría de proyectos realmente innovadores que recibíamos eran de empresas extranjeras, radicadas o no en Cataluña. Creo que la causa es demográfica, que es un problema de la baja natalidad de startups y que si la aumentamos suficientemente, muchas de ellas serán innovadoras y algunas de forma disruptiva
Como somos conscientes de esta situación, las administraciones, las universidades y los centros de I+D estamos hacemos esfuerzos para fomentar la creación de spin-off 's a partir de los resultados de la investigación. El CVC ha sido líder y ha creado y está creando varias, pero es insuficiente. Esto es hacer recolección, como cuando vamos a buscar setas. Lo que tenemos que hacer, es dar el paso de la recolección a la era de la agricultura, con hizo la humanidad hace 12.000 años y aprovechar la creatividad de nuestros estudiantes para hacer un cultivo masivo de nuevas startups.
Como dice Bill Aulet del MIT, que vino como conferenciante invitado hace un mes en el Congreso de Emprendimiento organizado por Cataluña Emprende, de las 900 empresas que se crean alrededor del MIT cada año, sólo unas 40 son spin-off 's (como en Cataluña), el resto son startups de los estudiantes y es que en el MIT una gran parte de los estudiantes piensan en crear su empresa (y esto aquí nos falta).
Según Aulet, el PIB generado por las 25.000 empresas creadas alrededor del MIT le situarían como la 12 economía mundial. Curiosamente ese mismo 5% del MIT entre las spin-off 's y el total de las startups creadas, es justamente el porcentaje de Stanford. Es una lástima que no se pueda copiar la Ruta 128 de Massachusetts o el Silicon Valley.
Nuestra sociedad lo necesita y la solución está en impulsar un cambio cultural. Es un problema de voluntad y tiempo, pero hay herramientas no muy caras para conseguirlo. De este modo, también, todo el sistema de I+D catalán, el CVC incluido, podrá devolver a la sociedad su esfuerzo a través de dar valor añadido en proyectos de innovación de las nuevas empresas del país.

Quiero terminar con agradecimientos: Desde aquí que estoy viendo a tantas personas que me acompañamos en el viaje de la creación del CVC, tanto de la Generalitat, de mi universidad, mis compañeros, el personal del CVC y mi familia, puedo decir, que sin su apoyo no habría podido dar ni un solo paso para hacerlo. Gracias a todos.”