sábado, 31 de octubre de 2015

¿Cómo es nuestro ecosistema emprendedor?

Un ecosistema,  según la Wikipedia, es un sistema natural que está formado por un conjunto de organismo vivos (biocenosis) y el medio físico donde se relacionan (biotopo). Por extrapolación, la utilización de este concepto para entornos muy diferentes del original ha hecho fortuna. Por ejemplo, hablamos de ecosistema social, ecosistema sanitario, ecosistema de innovación y como no, ecosistema emprendedor. El ejemplo de ecosistema emprendedori por excelencia y que todo el mundo quisiera copiar es Silicon Valley.

En los esfuerzos por identificar cuáles son los rasgos que caracterizan un ecosistema emprendedor y que hacen tan singular a Silicon Valley se ha hablado de multitud de razones, muchas de ellas históricas, como los contratos de Defensa a partir de la segunda Guerra Mundial, la universidad de Stanford, empresas relevantes como Fairchild o HP, personas clave como Frederic Terman, Andy Grove o Steve Jobs y como no la tolerancia al fracaso, los bajos impuestos o el clima.

Sin embargo, Nicolas Colin en este artículo comenta que en realidad lo que explica el funcionamiento o no de un ecosistema emprendedor son tres componentes.

·       En primer lugar el capital. Sin dinero no se pueden impulsar nuevas empresas.

·       En segundo lugar el Know-how, tanto tecnológico como de gestión de negocios.

·       En tercer lugar  una buena dosis de  inconformismo (rebelión).

Para que un ecosistema emprendedor funcione, estas tres componentes han de ser significativas, pero también han de interaccionar entre ellas. Si cada una viene representada por un círculo cuyo tamaño representa la el valor de la componente, la magnitud de la intersección de las tres viene el éxito del ecosistema de emprendimiento.

De las diferentes  intersecciones de estas  tres componentes aparecen siete combinaciones, seis de dos de ellas y una de tres, la que determina el éxito. Aquí podemos ver las combinaciones que corresponden a Silicon Valley, Israel y la City de Londres.












































En el artículo de Colin aparecen otras, como Alemania, Francia y Suiza. En  nuestro caso, ¿Cómo sería nuestro ecosistema emprendedor?


jueves, 15 de octubre de 2015

El papel del Rey


Hace casi 100 años Unamuno predijo, en una carta a Manuel Azaña, la independencia de Cataluña. Estos procesos suelen ser lentos a no ser que se entre en una espiral de violencia como pasó en los Balcanes. No creo que en nuestro caso se llegue a una situación así, pero el problema de Cataluña hace unos años que se “tumorizó” y por no aplicar un tratamiento adecuado a tiempo, el tumor ya se ha diseminado en una metástasis que alcanza a buena parte de la sociedad catalana impidiendo un tratamiento quirúrgico, como ha intentado el gobierno.
El PP afronta el Procés de forma agresiva con las armas de una legalidad constitucional que plantea como inamovible, aunque quizás, si este método fracasa, tenga preparadas debajo de la mesa otras armas en sentido no figurado. El problema de fondo es que el nivel de desafección en Cataluña, como ya avisó el President Montilla, está tan generalizado que parece que se ha sobrepasado el punto de no retorno.
La situación es tal, que el proyecto federalista que propone el PSOE actualmente, parece insuficiente y se ve como un nuevo intento que añadir a los fracasos habidos desde la Primera República. Sin embargo, aunque todo continuase igual y el Procés no prosperase, porque no ha habido una mayoría de votos, sería un grave error no aprovechar la ocasión, los jóvenes que todavía no han podido votar en las elecciones del 27S, lo harán en las próximas y entonces el voto mayoritario será, casi con toda seguridad, independentista.
Las personas como los pueblos necesitan retos de futuro. El planteamiento de un proyecto ambicioso para España sería una posible solución. Por ejemplo, el impulso a la creación de una Confederación Ibérica con Portugal, Cataluña y Euskadi, sería, si se gestionase bien, un reto capaz de movilizar voluntades. Parece que hace unos años algunas encuestas mostraban un apoyo por parte de la ciudadanía portuguesa a una posible unión.
De cualquier manera, el conflicto catalán se ha convertido en un problema suficientemente grave, como para que la más alta institución del Estado se implique en el mismo, comprometiendo si es necesario a la Corona en la búsqueda de una solución. Una solución donde, como en un 23F hizo su padre, podría ser clave el papel del Rey.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿Quién es el asesino?

Últimamente he convertido este blog en un foro de comentario político, lo siento, espero que sea algo transitorio. La causa de ello, es que la situación en Cataluña, donde vivo, está tan candente que me resulta imposible inhibirme de comentar lo que desde mi punto de vista, está pasando.
Como es normal en todos los comicios, en las elecciones plebiscitarias catalanas del domingo pasado, hemos podido constatar que según los dirigentes (me resisto a llamarles líderes) de los partidos, todo el mundo ha ganado. Los miembros más notables de la candidatura “Junts pel Sí”, dicen que estos resultados dan un respaldo a sus tesis y que seguirán con el “Procés”. Los miembros de las candidaturas del NO, dicen que aquellos no tienen mayoría de votos y por tanto la propuesta independentista ha perdido el plebiscito aunque haya ganado las elecciones. Por otro lado la opción independentista CUP dice que no dará soporte a la propuesta independentista porque no hay mayoría de votos, y si esto es así, no la habría tampoco de escaños.
Para acabarlo de arreglar, ayer mismo, dos días después de las elecciones, Artur Mas ha sido imputado por la consulta del 9N del año pasado y el ministro Catalá ha dicho que la imputación no se ha comunicado antes para no interferir en el proceso electoral. Si es un proceso judicial, ¿Por qué el ministro da explicaciones de las actuaciones de los jueces?. La actuación del gobierno/fiscalía en este tema y en estos momentos, hace que el posicionamiento de la CUP sea todavía más complicado. Me resisto a pensar que sea una torpeza tan evidente y a pesar de que el gobierno ha dado, durante toda la legislatura, claras muestras de su ineptitud, parece que se podría buscar alguna otra interpretación acorde con el tradicional comportamiento del PP respecto al problema catalán.
Hagamos una pregunta retórica como se hace en una novela negra ¿Quién tiene más motivos para ser el asesino? Si observamos los comportamientos del partido del gobierno respecto a Cataluña durante toda la legislatura e incluso cuando estaba en la oposición, el PP ha conseguido, con sus actuaciones, que el número de independentistas haya aumentado hasta conseguir el 47,8% de los votantes del pasado día 27. Creo que si se consiguiese finalmente la secesión el Partido Popular sería uno de los que más méritos han hecho para impulsarla.
En los últimos años, el PP ha ido perdiendo representatividad en Cataluña llegando a conseguir que su presencia sea casi testimonial, especialmente en el ámbito municipal. Esto ha quedado patente en los resultados de las elecciones del pasado domingo. ¿Para qué quiere el PP Cataluña, si le perjudica? Si Cataluña se independizase y esto se produjese sin estar el PP en el poder, cosa que puede pasar a partir del próximo diciembre, su carambola sería perfecta ya que su vuelta sería aclamada por una sociedad española moralmente tocada por la secesión. Ante este escenario, podríamos finalmente responder a la pregunta de ¿Quién es el asesino?

martes, 15 de septiembre de 2015

Una oportunidad para la reflexión y el cambio de actitud

Independientemente del número de asistentes que anuncie cada fuente, el 11S ha sido un éxito de presencia y organización para los convocantes de la Via lliure. No hace falta más que ver las imágenes de televisión para darse cuenta de cómo se vive en Cataluña el camino hacia la independencia, tanto social, como democráticamente.
La siguiente cita del calendario será clave para el proceso soberanista. Las elecciones del 27S pueden ser un acontecimiento histórico que determine el futuro de Cataluña y de España. Sin embargo, los resultados que pronostican las últimas encuestas son inciertos, la previsión es de una mayoría ajustada de escaños a las propuestas independentistas, pero no así de votos, que estarían claramente por debajo del 50%.
Para la hipotética declaración de independencia, el presidente Mas, entre otros, propone contar escaños, ya que el Estado no ha permitido hacer un referéndum para contar votos. Sin embargo, en mi opinión, si se hiciese una declaración unilateral de independencia (DUI) con una minoría de votos, sería un grave error. La honestidad democrática, que siempre ha sido un valor fundamental de las tesis soberanistas del derecho a decidir, no puede vulnerarse y tomar una decisión tan transcendental sin el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Si la decisión fuese dirigida al gobierno del PP, como respuesta a su bajo nivel democrático, sería comprensible, pero la respuesta va dirigida a los ciudadanos de Cataluña y esta sería una decisión éticamente poco democrática, en contra de las propias tesis iniciales de Artur Mas. Si no hay mayoría de votos aunque la haya de escaños, se debe renunciar a la DUI por falta de suficientes ciudadanos para apoyarla. Se puede perder una gran ocasión, pero no la dignidad y el prestigio internacional de una Cataluña democrática como ha quedado patente durante todo el proceso. Por otro lado, una decisión de este tipo daría pie a una respuesta contundente del gobierno central y sobre todo al rechazo internacional tan necesario para el éxito del proceso.
En un estado plenamente democrático se tendría que haber podido realizar ese referéndum de manera legal y si la Constitución no lo permite, habría que cambiarla. Los ejemplos de Quebec, Escocia o Flandes, aunque diferentes entre sí, marcan el camino a seguir. Sin embargo, la tradicional falta de tolerancia y flexibilidad del gobierno del PP ha propiciado durante toda su legislatura (e incluso cuando estaba en la oposición) el crecimiento permanente del número de independentistas en Cataluña hasta llegar a la situación actual.
Si por el contrario, el número de escaños además del de votos llegasen a ser minoría en el Parlament, estoy convencido que el gobierno central lo anunciará en los medios a bombo y platillo, como una victoria propia, aunque sea pírrica, cuando lo que se tendría que hacer, sería aprovechar la ocasión para evitar que las próximas elecciones autonómicas en Cataluña tengan de nuevo carácter plebiscitario. El gobierno central que salga de los comicios de diciembre, debería, si finalmente se produce la ocasión el 27S, tomarla como una oportunidad para la reflexión y el cambio de actitud.

lunes, 31 de agosto de 2015

Tener los extintores preparados

En las dos entradas anteriores hablaba de dos analogías con la independencia de Cataluña: el futbol y el divorcio.
En esos escenarios, cuando las emociones se radicalizan, se pueden convertir en pasiones que salen de las propias entrañas e incluso de zonas más bajas del cuerpo y del alma humana. A partir de aquí, la violencia empieza a tener probabilidades de hacer su aparición.
En estos momentos de tranquilidad veraniega, no parece que la radicalización pueda llevar a situaciones tan extremas que puedan desembocar en violencia y menos que esta sea generalizada. Sin embargo, no sería prudente excluir este escenario como totalmente descartable.
De momento la refriega entre dirigentes está pasando por unos canales de confrontación política y parece que ninguna de las dos partes quiere ir más allá. 
Sin embargo, una parte habla de que ante una mayoría absoluta suficiente en las próximas elecciones se formularía una declaración unilateral de independencia.
En ese caso, la otra parte amenaza con la aplicación del artículo 155 de la Constitución que contempla los mecanismos excepcionales que tiene el Estado para el cumplimiento forzoso de las leyes i que podría llevar a la posible suspensión de la autonomía. Nadie, ni yo mismo aquí, quiere hablar de ruido de sables, pero el artículo 8.1 de la Constitución deja claro que las Fuerzas Armadas tienen como misión defender la integridad territorial de España.

La pregunta es: ¿Y después qué?

Experiencias en otros lugares, como los Balcanes, tampoco hacían pensar unos meses antes de que pudiesen desembocar en una guerra civil, y aunque es cierto que la situación no es la misma por muchas razones (raza, religión, historia, pertenencia a la UE, consolidación democrática, etc.), tampoco hay que olvidar que uno de los detonantes de la guerra fue la abolición de la autonomía de Kosovo por parte de la Serbia de Milosevic.
Grandes conflictos empiezan con una chispa que nadie cree que pueda tomar cuerpo y acaban en grandes incendios. El anuncio de lo que convertiría después en la  primera guerra mundial se tomó como una fiesta en Viena tras el atentado de Sarajevo. Nadie supo prever sus consecuencias.
Yo también creo improbable que el incendio se produzca. Sin embargo, sería prudente tener los extintores preparados.